“Las baldosas de este solar están ungidas con la sangre de ellos”, dice una de las baldosas por la memoria instaladas anoche frente a la parroquia de San Patricio, en el barrio porteño de Belgrano. Esa frase retumbó en ese templo cuando la dijo hace 17 años el entonces arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, en homenaje a los cinco mártires palotinos asesinados por la dictadura el 4 de julio de 1976 en ese lugar: los sacerdotes Alfredo Kelly, Alfredo Leaden y Pedro Dufau, y a los seminaristas Emilio Barletti y Salvador Barbeito. El acto reunió a organismos de derechos humanos, vecinos, y referentes como Aníbal Ibarra, el rabino Goldman y la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, entre otros.

Las baldosas por la memoria fueron colocadas por la Comunidad Palotina, Barrios por la Memoria y la Mesa por la Memoria y los Derechos Humanos de la Comuna 12 en el marco del 42° aniversario de lo que se conoció como la “Masacre de San Patricio”. Las marcas urbanas son tres, y en una de ellas, rodeadas por los fragmentos de color que caracterizan las marcas, están impresos para siempre -como en la memoria- los nombres de los tres sacerdotes y los dos seminaristas. Otra lleva la frase de Francisco y cierra con otro fragmento de esa homilía con motivo de los 25 años que se convirtió en consigna: “Juntos vivieron y juntos murieron”.

“A esa comunidad católica de base, que fue perseguida, asesinada y condenada a no envejecer junto a su familia, los vamos a extrañar todos los días.Ellos están con nosotros, desde una estrellita o acá, y nos han mandado a este Papa, para que el día que él decida volver acá sea porque nosotros pusimos las cosas en su lugar”, dijo Estela de Carlotto, que cerró el acto.

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(Foto: Prensa Aníbal Ibarra)

“Para nosotros más allá del homenaje por los 42 años de la masacre, la colocación de las baldosas es dejar una marca en el espacio público relacionada con los mártires. Durante mucho tiempo este quíntuple homicidio estuvo silenciado, oculto en un cono de sombras”, contó Ramiro Varela, de los Jóvenes Palotinos, un colectivo de ex alumnos del colegio palotino y organizadores del acto.

Como dijo durante el acto, Varela remarcó a Tiempo que el de los palotinos “fue un crimen político, aunque se lo haya querido soslayar, porque tenían un compromiso de transformación de la sociedad”. Y abundó: “No desde lo político partidario sino desde otro lugar, pero tenían ese compromiso de transformación”.

Aquella madrugada del 4 de julio de 1976 los sacerdotes y los seminaristas estaban durmiendo cuando sonó el timbre de la calle. Atendieron y al otro lado de la puerta había un grupo de tareas que subió, armas en mano, al primer piso de la casa parroquial. Los encañonaron y revolvieron todo. Y los asesinaron con una lluvia de balazos. 

Los cuerpos de Kelly, Leaden, Dufau, Barletti y Barbeito fueron encontrados a la mañana siguiente por el joven organista Rolando Savino. Los principales medios de comunicación atribuyeron falsamente los homicidios al “extremismo” y la Justicia nunca pudo identificar a los autores materiales del quíntuple crimen. La masacre fue el más grave golpe que el terrorismo de Estado dio a la iglesia.

Este miércoles por la noche los sacerdotes y los seminaristas estuvieron presentes en el homenaje que se extendió hasta las 19.30, al que enviaron adhesiones la Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Taty Almeida, y Lita Boitano de Familiares de desaparecidos y presos políticos por razones políticas. Los diputados Horacio Pietragalla y Wado de Pedro -también ex alumno de la escuela palotina de Mercedes- enviaron mensajes de acompañamiento.

Al finalizar el acto, se desarrolló un recorrido religioso por las calles del barrio de Belgrano que culminó en la Misa presidida por Monseñor Jorge Lozano, Arzobispo de San Juan, y de la que participaron sacerdotes de la comunidad palotina y de parroquias vecinas.