“Muy aburrido”. En dos palabras quedó resumida la síntesis de la hora y pico que Cristina Fernández de Kirchner permaneció en los tribunales federales de Comodoro Py 2002. No hubo cruce con el juez Claudio Bonadio, ni saludo con el fiscal Carlos Stornelli. La ex presidenta permaneció en silencio y según el fiscal, ni siquiera le devolvió el saludo.

CFK llegó 20 minutos antes de las 10 de la mañana a los tribunales de Retiro acompañada por dos dirigentes cercanos al Papa Francisco, Juan Grabois de la CTEP y Eduardo Valdés, ex embajador en el Vaticano. Con traje beige a cuadrillé e impecablemente lookeada, ingresó por el acceso lateral de la calle Letonia directamente al ascensor, que había sido bloqueado en sus paradas intermedias hasta el cuarto piso. Vestía la misma ropa que usó en al menos una ocasión anterior en Comodoro Py.

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(Foto: Mariano Martino)

En los pasillos, los policías federales que trabajan como seguridad echaron a los periodistas que intentaban captar el momento en que la ex jefa del Estado ingresara al despacho de Bonadio. Lo hicieron con la consabida y habitual buena educación y modales que suelen exhibir los uniformados.

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(Foto: Mariano Martino)

La ex presidenta no concurrió al despacho de Bonadio sino a la secretaría. Allí se desarrolló la audiencia y el juez ni se asomó por ese despacho, ubicado a unos pocos metros del suyo. Stornelli, por su parte, descendió desde su despacho del quinto piso hasta el de Bonadio unos cinco minutos antes de las diez. Según contó luego del trámite judicial, ingresó, saludó pero por toda respuesta recibió el silencio.

En el interior del despacho no fue ella la que habló sino su abogado, Carlos Beraldi. Y no habló demasiado, porque el clima no daba para más que formalidades.

El defensor presentó los tres escritos (recusación, nulidad, descargo), se firmaron las actas de la audiencia y se retiró.

Sólo entonces, los policías se relajaron.