«En la Argentina lo que está en emergencia es la democracia», advierte Fernando Gómez, secretario político de la agrupación Descamisados y uno de los responsables del Frente por Trabajo y Dignidad Milagro Sala. La conclusión suena fuerte. Tiene poder de síntesis, expresa cierto aire de urgencia. La frase se escucha en el local central de la agrupación Túpac Amaru al finalizar un planteo razonado, con argumentos que se encadenan. El diagnóstico, acompañado por un silencio, despierta una visible aprobación entre los dirigentes Alejandro «Coco» Garfagnini (Túpac Amaru), Eduardo Montes (Federación de Trabajadores de la Economía Social, Fetraes) y Juan Pablo O’Dezaille (Militancia Popular). Ellos tres, junto a Gómez, están coordinando los últimos detalles de la concentración que se realizará hoy frente al Ministerio de Desarrollo Social y que luego marchará desde allí hacia la Secretaría de Vivienda y Hábitat.

La protesta del Frente por Trabajo y Dignidad Milagro Sala eligió como escenario las áreas de Desarrollo Social y Vivienda. El objetivo es exigir que vuelvan a poner en funcionamiento las políticas públicas de fomento al trabajo autogestivo y que se cancele el acuerdo con China para importar viviendas sociales de hormigón prefabricado.

«Van a traer viviendas de China. ¿A vos te parece que Argentina, con el nivel de desocupación que está generando este gobierno, tiene que traer viviendas pre-armadas, pre-moldeadas de cemento, de China? Es un disparate. Estamos destruyendo la industria nacional», cuestiona Garfagnini, coordinador nacional de la Túpac y –como tal- estrecho colaborador de Milagro Sala. La Tupac Amaru desarrolló una red de cooperativas de construcción de vivienda a lo largo del país. El gobierno de Mauricio Macri frenó todo.

El Frente por Trabajo y Dignidad Milagro Sala es una coordinadora de agrupaciones territoriales y de autogestión que adoptó como identidad colectiva el nombre de la dirigente jujeña presa por decisión del gobernador Gerardo Morales. El espacio común está integrado por la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo (CNCT), la CTD Aníbal Verón, la Coordinadora Argentina Resiste, la Túpac, Descamisados, Militancia Popular, la Agrupación Villera Piquetera, Movimiento Germán Abdala, la Unión Nacional de Clubes y Fetraes, entre otras organizaciones.

En esta entrevista con Tiempo, los organizadores de la movilización analizan el escenario que se abrió tras la sanción de la Ley de Emergencia Social, iniciativa que mayormente fue empujada por la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), Barrios de Pie y la Corriente Clasista y Combativa (CCC).

Las diferencias con la CTEP, Barrios de Pie y la CCC parecen tener su correlato en el eslogan que adoptaron para la concentración de este viernes: «Sin Justicia Social, sin Trabajo, no hay paz». Durante la charla, Garfagnini los menciona con la expresión «triunvirato piquetero», como si quisiera emparentarlos con los triunviros de la CGT que el jueves, finalmente, le pusieron fecha al paro nacional: Héctor Daer, Carlos Acuña y Juan Carlos Schmid. Más allá de estos debates, los dirigentes del Frente por Trabajo y Dignidad Milagro Sala ponen más énfasis en hacer una advertencia compartida por todos. Para ellos, el gobierno de Macri está llevando a los argentinos a «un horizonte de miseria planificada». Y para lograr ese objetivo, agregan, apelará a la «represión planificada».

Para Garfagnini, Montes, Gómez y O’Dezaille, la escalada autoritaria y represiva del macrismo comenzó con la detención de Sala, sumó otro capítulo con la militarización de las protestas y se endureció definitivamente con las amenazas a los jueces del fuero laboral que fallaron a favor de los trabajadores (por el caso del camarista Enrique Arias Gibert) y la intención de quitarle la personería gremial al sindicato del subte, los Metrodelegados. «El disciplinamiento a los trabajadores y las organizaciones, si no es a carpetazos, va a ser a garrotazos. Y si no es a garrotazos, será con cárcel a todo aquel que se quiera oponer a este proceso político. Este gobierno marcha hacia un nuevo plan CONINTES (‘Conmoción Interna del Estado’, plan represivo puesto en marcha de modo secreto durante la gestión de Arturo Frondizi, en 1958, NdR)», vaticinó Montes ante la mirada aprobatoria del resto.

-¿Por qué no forman parte de la CTEP?

Alejandro «Coco» Garfagnini: Tenemos una caracterización distinta sobre el gobierno. Este grupo de las tres organizaciones, a las que podríamos llamar el ‘triunvirato piquetero’ desde el principio tuvo una caracterización del gobierno de Macri como que iba a ser un gobierno, si bien de derecha, pero que al mismo tiempo iba a sostener los planes sociales. Que iba a sostener las políticas de inclusión. Nosotros, en cambio, desde un primer momento sabíamos que este gobierno no iba a sostener nada de esto. Y la muestra de todo eso fue la detención de Milagro. Eso nos dio una caracterización distinta con respecto al gobierno con la CTEP y la CCC. No le digo Barrios de Pie, porque Barrios de Pie ya es parte del gobierno: si co-gobernó Desarrollo Social en la ciudad con el macrismo. Y hoy está trabajando públicamente con el Frente Renovador. Además, nosotros somos el único sector dentro de las organizaciones sociales que reivindica las políticas sociales de inclusión del gobierno popular de los últimos 12 años.

-¿Elegir esa identidad -el kirchnerismo, si se quiere- no los complica para la negociación que inevitablemente tienen que hacer con el gobierno, que está en las antípodas?

Eduardo Montes: Esta etapa que se abre a partir de diciembre de 2015 nos encuentra ante un proyecto político oligárquico elegido por primera vez mediante los votos. Y nos encuentra en la calle. Porque la unidad de este espacio nace particularmente en la calle. Este espacio político atraviesa tanto a sectores de desocupados, a trabajadores autogestionados, como a trabajadores de empresas recuperadas. Y el nombre de Milagro Sala, para nosotros, es un símbolo porque apenas iniciado este gobierno, lo primero que hacen es encarcelar a una militante. Junto con otros. Porque no sólo es Milagro. Desde el 10 de diciembre hay una clara voluntad de no diálogo y de persecución, de detención ilegal de compañeros y compañeras.

-¿Qué balance hacen de todo el movimiento que se gestó para impulsar la aprobación de la Ley de Emergencia Social y el posterior reclamo para que esa ley fuera reglamentada?

Juan Pablo O’Dezaille: Sobre el tema de la Emergencia Social, la primera cuestión que hay que pensar es que la situación que estamos viviendo no es una Emergencia, una catástrofe natural. Todo esto es producto de un plan económico diseñado para destruir el aparato productivo. Otra cuestión: nosotros no estamos de acuerdo con la creación de un Consejo de Emergencia de Políticas Sociales para garantizar la paz social a través del reparto de beneficencia. Nosotros nos resistimos a burocratizar, a ser burócratas que administran la miseria. Pensamos que no se puede institucionalizar la pobreza. Nosotros propugnamos por el desarrollo del trabajo cooperativo y porque los trabajadores sin trabajo lleguen a tener un trabajo formal. Eso, me parece, que es lo que caracteriza a este espacio que formamos: sostenemos que el enemigo político, el adversario político del pueblo, es el macrismo.

Garfagnini: Yo, en este tema, vuelvo a separar los tantos. Tanto la CTEP como la CCC han tenido buena voluntad en el proceso de hacer la ley. Equivocada, eso sí, a mi entender. Yo en esto quiero separar a Barrios de Pie, porque es parte del dispositivo del propio gobierno, es orgánico al macrismo. Tienen la misma posición con respecto a la prisión de Milagro Sala de Macri y Marcos Peña. Ahora, creo que tanto la CCC como la CTEP han querido hacer una ley de buena voluntad. Pero es una ley que no alcanza. La Ley de Emergencia Social hoy es una bayaspirina. Discutir 30 mil millones de pesos, con el desastre social que hizo este gobierno en el último año, casi no tiene ningún sentido. Con el desastre social que esta gente ha hecho en un año y tres meses, la ley de Emergencia Social no puede resolver nada.

Fernando Gómez: Recién nos preguntabas si el nombre elegido para el frente, Frente por Trabajo y Dignidad «Milagro Sala», nos podía complejizar la relación con el gobierno. Y ahí está la clave sobre qué nos define. A nosotros no nos define aglutinar voluntades para salir a negociar con el gobierno. Lo que nos definió, a la hora de empezar a encontrarnos, es el cuestionamiento a un modelo económico que lo único que hace es generar una fábrica de pobres. La política económica que despliega el gobierno de Mauricio Macri sólo le depara a la Argentina un horizonte de miseria planificada. Este gobierno, en un año y meses, demostró que ha venido a destruir el aparato productivo nacional. Yo no dudo de las buenas voluntades de los que impulsaron la ley de Emergencia Social. Pero no alcanza. Porque en la Argentina lo que está en emergencia es la democracia.