El próximo sábado el presidente Alberto Fernández volverá a viajar al exterior para participar de un encuentro internacional, aunque será el segundo que protagonizará esta semana. El presencial será la cumbre del G7, que comenzará el próximo domingo en Alemania, donde será el único mandatario latinoamericano invitado, pero antes participará de la reunión 14ª del BRICS, el bloque integrado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. Esta vez sesionarán en forma virtual pero implicará un desdoblamiento para Argentina, porque durante los mismos días se concretará la reunión anual del Comité de Descolonización de la ONU, una escala obligada en Nueva York, que será cubierta por el canciller Santiago Cafiero, encargado de llevar el reclamo de soberanía sobre Malvinas a 40 años de la guerra con Inglaterra. 

El presidente arribará el fin de semana próximo a Baviera para trasladarse al Palacio de Elmau, ubicado en los Alpes bávaros. Llegará con doble rol: como primer mandatario argentino y como titular temporario de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), cargo que le permitió tener una silla en la reunión donde se encontrarán los líderes de los países más poderosos del mundo. En esta oportunidad se enfocarán en la guerra en Ucrania. Para eso invitaron a Volodimir Zelenski, el mandatario del país invadido por Rusia desde marzo con una cruenta ofensiva militar. La previa de la guerra estuvo signada por el avance de la Otan en todos los países que limitan con el país presidido por Vladimir Putin, que no forma parte del influyente Grupo de los Siete, constituido por Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Canadá, Italia, Japón y Alemania

Sobre las arenas calientes que deja la guerra en Europa del Este deberá caminar Fernández, y con el reclamo sobre Malvinas en las manos, que incomoda a esas potencias porque la indiferencia que le prodigan al conflicto del Atlántico Sur es inversamente proporcional a la que le dedican a Ucrania. Para distintos observadores diplomáticos será una cumbre contra Rusia para respaldar al país invadido. Ante ese contexto, el mandatario va con algunas vacunas diplomáticas: ya condenó la guerra en distintos foros internacionales, criticó la invasión y reclamó el cese del fuego ante el Consejo de Derechos Humanos que este año lidera la Argentina. La cumbre del G7 siempre tiene invitados especiales. Este año estarán presentes los presidentes de Indonesia, India, Sudáfrica, Senegal y Argentina. En ese contexto, Fernández no será el único mandatario que llegará a Bavaria luego de haber participado de la reunión del BRICS, donde el escenario de la guerra en Ucrania también resonará con fuerza, pero con la presencia virtual de Putin y del chino Xi Jinping. También estará en Bavaria el sudafricano Cyril Ramaphosa, cuyo gobierno es el único que todavía no confirmó si está dispuesto a recibir a Argentina como socio del BRICS, dentro de una negociación que, según confirmaron en el Palacio San Martín, avanza con lentitud.

Si tronan los cuestionamientos contra Rusia, Fernández volverá a reclamar el cese del fuego y se amparará en la política multilateral de su administración ante posibles intentos promovidos por Estados Unidos de incrementar las medidas de embargo contra Moscú. El rol como representante de la Celac le permitirá ampararse en su responsabilidad de hablar por los 33 países que la integran. «Esperamos participar de una discusión a fondo sobre el hambre, el empleo, la arquitectura financiera internacional, el comercio dislocado, el proteccionismo asimétrico y el modo de convertir al multilateralismo en sinónimo de soluciones prácticas», detallaron en la Cancillería para delinear la agenda de intereses que llevará Fernández, que podría estar acompañado por el titular de la Cámara Baja, Sergio Massa, quien ya lo había hecho en la Cumbre de las Américas.

Hay dudas sobre el espacio que tendrá el presidente para impulsar sus iniciativas en un clima donde buena parte de los temas estarán enfocados en Rusia, Ucrania y los crecientes tironeos en Europa por la expansión de la Otan. Esquirlas de un escenario que, según el presidente norteamericano Joe Biden, podría derivar en una tercera guerra mundial. Lo dijo en Los Ángeles, durante la reciente Cumbre de las Américas y el mensaje sonó como una advertencia para el continente en un momento en que Washington endureció su enfoque sobre la influencia de China en América Latina y se prepara para aflojar su billetera de cooperación e inversiones.

«A nosotros nos interesa  dejar claro que América Latina en general y Argentina en particular pueden ser socios confiables a nivel global para fortalecer la seguridad alimentaria y energética. Estamos en una zona de paz con capacidades productivas que no pueden ser ignoradas en este contexto», resumió a este diario una alta fuente del gobierno. Para cumplir con esa plataforma comercial, Fernández podrá exhibir que ya destrabó la ejecución del gasoducto Néstor Kirchner luego de una dura interna en el gobierno que derivó en la renuncia de Matías Kulfas al Ministerio de Producción, su reemplazo por Daniel Scioli y la salida del titular de Enarsa, Antonio Pronsato, que denunció demoras y desinteligencias inaceptables.

La Casa Rosada ya está al tanto de las chances que tiene Argentina para proveer gas y petróleo a Europa y combinar con el interés de esos países para sustituir las importaciones que los dejan en plena dependencia de Rusia. Sin la novela del gasoducto encaminada, cualquier pronunciamiento podría diluirse en un marco de pérdida de credibilidad, una debilidad muy poco recomendable en fotos internacionales de ese tipo.

Mientras Fernández participe de la cumbre virtual del BRICS y se prepare para salir hacia Alemania, Cafiero viajará a Nueva York para participar del Comité de Descolonización. La audiencia está prevista para el próximo jueves y los representantes argentinos revalidarán el reclamo de soberanía. El punto será parte de los reclamos que hará Fernández en Alemania con Zelenski en la mesa, pero el round neoyorkino tendrá un alto valor simbólico, aunque no contará con la presencia del presidente.

Cafiero estará en La Gran Manzana los próximos miércoles y jueves. Participará de una conferencia en el Consejo de las Américas, que lidera Susan Segal, y luego encabezará la misión que participará del Comité creado en 1961 que todavía tiene 17 conflictos coloniales sin resolución. Entre ellos está el reclamo de soberanía argentina sobre Malvinas. El canciller viajará acompañado por el secretario de Malvinas, el mendocino Guillermo Carmona, la jefa de Gabinete del ministerio, Luciana Tito, y la directora nacional de Malvinas, Sandra Pitta. Será dentro de una comitiva integrada por representantes del oficialismo y la oposición, que contará con los senadores del FdT Adolfo Rodríguez Saá y María Eugenia Duré, junto con el radical Pablo Blanco. Por la Cámara Baja viajarán Alberto Asseff, del PRO; Rosana Andrea Bertone, del FdT; Federico Frigerio (PRO); Roxana Reyes (UCR) y los oficialistas Eduardo Valdés, que preside la Comisión de Relaciones Exteriores de ese recinto, y Aldo Leiva, único excombatiente que fue electo diputado.  «