Con diferencia de unos minutos, finalizaron este lunes dos juicios por crímenes de lesa humanidad en Salta y en la Ciudad de Buenos Aires en los que fueron condenados tres exmilitares y un expolicía por su rol en el terrorismo de Estado.

Apenas pasadas las 13, el Tribunal Oral Federal 1 de Salta realizó la breve lectura del veredicto en el juicio conocido como “Medina Ortiz”, en el que fue condenado a prisión perpetua el ex policía Juan Carlos Alzugaray por el secuestro y desaparición de Manuel Gustavo Medina Ortiz, un abogado y militante de nacionalidad boliviana.

Medina Ortiz era abogado laboralista y había llegado a Salta en 1971 perseguido por la dictadura de Hugo Banzer por su militancia política y su trabajo como asesor de sindicatos en su Tarija natal.

En Argentina, el abogado continuó con su militancia política junto a otros exiliados, imprimía panfletos en contra de la dictadura en Bolivia y participó y apoyó la fundación del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) de Bolivia. Este movimiento de exiliados empezó a inquietar al régimen de Banzer, quien envió enlaces permanentes con la Policía Federal de Salta, y comenzaron a ser detenidos de manera frecuente por las fuerzas de seguridad.

El 10 de octubre de 1975, Medina Ortiz fue secuestrado por una patota de seis personas, algunas uniformadas y otras de civil, y al menos una de ellas pertenecía a las fuerzas represivas de Bolivia, según denunció su familia.  Alzugaray, quien era miembro de la Delegación Salta de la Policía Federal, fue reconocido por la esposa de Medina Ortiz, Zoila Luz Hoyos Aguilera, como uno de los miembros de esa patota.

47 años después de su desaparición, la familia de Medina Ortiz consiguió un poco de justicia y de reparación y la posibilidad de que la condena repercuta en poder iniciar un juicio Bolivia a partir de las pruebas y documentos que surgieron sobre el rol de la dictadura de Banzer en el la persecución a militantes de izquierda a ambos lados de la frontera en el marco del Plan Condor.

“Solo queremos tener la certeza de que mi padre ha sido traído a Bolivia y comenzar a buscarlo aquí, hemos buscado durante mucho tiempo y estas documentaciones un poco reafirman eso”, dijo a Tiempo semanas atrás Richard Medina Hoyos, hijo de Medina Ortiz.

Pasadas las 13.30, en los tribunales de Comodoro Py de la Ciudad de Buenos Aires, el Tribunal Oral Federal 1 condenó también a los tres exmilitares acusados por crímenes de lesa humanidad en el centro clandestino de detención que funcionó en la Comisaría de Ramos Mejía.

Recibió prisión perpetua Roberto Godoy, ex jefe de Operaciones del Grupo de Artillería 1 del Ejército, quien fue considerado culpable de secuestros, tormentos y un homicidio. Mientras que Rodolfo Godoy, quien fue segundo comandante del GA 1, recibió 18 años y Francisco Novotny, ex oficial auxiliar de Operaciones y de Inteligencia, recibió 17 años de prisión.

La Comisaría de Ramos Mejía fue uno de los centros clandestinos de detención utilizados por el Grupo de Artillería 1 del Ejército con sede en Ciudadela. El otro fue la subcomisaría de Villa Insuperable, conocido como Sheraton.

Novotny era el único de los tres que no tenía una condena previa. Fue reconocido por el sobreviviente Héctor Ratto, quien había sido llevado ahí desde la planta de Mercedez Benz, donde trabajaba.

En su testimonio, Ratto relató que quienes llevaban la escaza comida y quienes daban las ordenes en la comisaría eran los militares y pudo identificar a Novotny como quien lo trasladó al Hospital de Campo de Mayo para hacerle una revisación médica en julio de 1978.

Su nombre lo escuchó cuando se presentó ante un policía en la comisaría y, con el avance de la investigación, reconoció su foto en el juzgado federal de Daniel Rafecas. Uno de los primeros puntos del veredicto del TOF 1 fue dar por válida esa medida de prueba, que la defensa de Novotny intentó anular.