Las PASO nacionales de este domingo aportaron el primer pantallazo hacia las generales del 27 de octubre. Los datos del escrutinio provisorio fueron llamativamente publicados dos horas después de la hora que había prometido el Ministerio del Interior, y pocos minutos después de que el presidente Mauricio Macri reconociera la derrota. Los números del conteo derrumbaron estrepitosamente los pronósticos que manejaba la Casa Rosada, por la apuesta que hicieron sus principales candidatos y funcionarios para construir un clima de paridad que nunca sostuvieron con datos en los últimos 45 días.

Las consecuencias de esa estrategia se hicieron trizas en las urnas, poco antes de la medianoche, cuando el escrutinio provisorio arrojaba una derrota cercana a los 20 puntos de la fórmula presidencial de Juntos por el Cambio, compuesta por Mauricio Macri y Miguel Pichetto, detrás de sus competidores del Frente de Todos: Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner. Con el 86,75% de las mesas escrutadas, Macri obtenía el 32,33% de los votos en la pelea por su reelección, detrás de la cosecha del peronismo, que sumó el 47,35%. El tercer lugar, que tendrá un valor determinante para una victoria del Frente de Todos en primera vuelta, quedó para Consenso Federal, que sumó el 8,37% de los sufragios.

La diferencia de Fernández sobre Macri superó en 15 puntos el margen de tolerancia que había construido el Gobierno, con un clima que estaba preparado para un revés menor a los cinco puntos.

Sin embargo, por fuera de la contienda nacional, la mayor atención de estas primarias estuvo concentrada en el futuro de la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, que pelea por su reelección en la provincia que concentra el 36% del electorado nacional y no tiene segunda vuelta.

En tierra bonaerense, con el 84,05% de los votos escrutados, la fórmula compuesta por Vidal y su vice Daniel Salvador, obtuvo el 32,75% de los sufragios, frente al 49,27% cosechado por el ex ministro de Economía, Axel Kicillof, candidato a gobernador del Frente de Todos. La cosecha de los dos aspirantes del peronismo arañó el 50% y conquistó una ventaja de 16,52% por encima de Vidal. La gobernadora en funciones registró frente a Kicillof una desventaja superior en dos puntos a la que sufrió Macri ante Fernández.

Si esa tendencia se mantiene la mandataria queda muy cerca de perder la provincia en la general del 27 de octubre. Para el vidalismo las accidentadas primarias de este domingo jugaron como una primera vuelta, y la dejan muy expuesta ante sus competidores del peronismo, la fuerza que en 2015 perdió el control de la provincia por primera vez en 30 años.  El desenlace del duelo entre Vidal y Kicillof confirma uno de los mayores temores que latió al interior del Gobierno: el efecto “mochila de plomo” de la imagen presidencial sobre la performance de la gobernadora en la pelea por su reelección. También echa sal sobre una herida abierta y solapada dentro del PRO, entre Vidal y el jefe de Gabinete, Marcos Peña, que siempre ejecutó las directivas de Macri, tanto en la política económica, como en los esfuerzos invertidos por la Casa Rosada para ahogar el desdoblamiento de las elecciones bonaerenses de las presidenciales y el posterior “Plan V”, para buscar una sobrevida para Cambiemos ante la mala performance que registraba Macri desde principios de año.

La aritmética que manejaba el Gobierno para equilibrar un posible revés en la Provincia de Buenos Aires dependía de la acumulación obtenida en las otras dos provincias más importantes de la zona centro: Santa Fe y Córdoba.

Pero Santa Fe confirmó la tendencia de las elecciones para gobernador, donde el peronista Omar Perotti se impuso sobre el socialista Antonio Bonfatti. Este domingo, Fernández obtuvo el 43,62% y le sacó casi diez puntos de ventaja a Macri, que llegó al 33,88%. El único lugar donde se confirmaron los pronósticos de la Casa Rosada fue en Córdoba. Sobre el 97,54% de los votos contabilizados, Macri sumó el 48,18% y le sacó casi 20 puntos al peronismo, que llegó al 30,39%, en el territorio donde el reelecto mandatario Juan Schiaretti obtuvo su reelección en mayo, pero se mostró prescindente de las presidenciales. Ese giro lo perjudicó: parte de sus votos migraron al Frente de Todos, junto a una transferencia de votos del massismo.

Las sorpresas para los grandes distritos también sucedieron en la Ciudad de Buenos Aires y en Mendoza, dos territorios gobernados los aliados de Cambiemos. En el territorio originario del PRO, Macri logró el 44,65%, y le sacó 11 puntos de ventaja a Fernández, que obtuvo el 33,09%. En la primaria para jefe de Gobierno los datos incomodaron al alcalde Horacio Rodríguez Larreta en la búsqueda por su reelección: obtuvo el 46,42%, frente al 31,97% de su competidor Matías Lammens, que perforó el techo y puso en tela de juicio la posibilidad del alcalde porteño de continuar en el poder en primera vuelta, mientras transita la primera elección en forma conjunta con las presidenciales, algo inédito en la ciudad por primera vez en tres lustros. «