«Se trata de que reconstruyamos un estado democrático constitucional. Podemos volver a construir el país que tuvimos», dijo la vicepresidenta, Cristina Fernández, en una de las frases que dejó abierta alguna señal sobre su posible futuro político. Ese era el enigma que había recorrido toda la jornada en la que CFK reapareció, en el acto que el Grupo de Puebla, reunido en la sala de la Ballena Azul del Centro Cultural Kirchner, organizó para respaldarla y denunciar la persecución judicial y la proscripción política que sufre Cristina.

En otro tramo de su intervención, la vicepresidenta analizó el lawfare, que era la consigna del encuentro. «Las sentencias se escriben en los medios y después un juez o un fiscal las suscriben», dijo, y agregó: «Me interesa analizarlo desde una perspectiva histórica. Es la criminalización de la política, pero no de toda la política sino de la que distribuye el ingreso, la que busca mejorar la vida de los sectores populares».

Luego desarrolló ese análisis histórico: «El lawfare que hoy inunda la región fue precedido por instrumentos previos. Durante los años de la doctrina de seguridad nacional, las fuerzas armadas ocuparon el rol de interrumpir los procesos populares. En 1976 se interrumpió un modelo de acumulación que había nacido con el peronismo. Era el modelo de movilidad social ascendente, cuando el hijo de un trabajador accedía a la universidad o a la presidencia. Somos hijos de ese modelo. Había otros golpes que habían derrocado al peronismo, pero fue el del 76 el que cambió esa matriz», dijo, al referirse al rol del llamado Partido Militar.

La vicepresidenta puso el acento en el objetivo económico de los procesos autoritarios. «A partir de allí se reafirmó la economía bimonetaria en la Argentina. Todo lo que se sufre y todas las persecusiones tienen que ver con la economía».

Siguiendo la misma línea, la vicperesidenta destacó: «Cuando el partido militar golpea en 1976, con la excusa de la guerrilla, los trabajadores participaban del 51% del PBI. La misma participación que tenían en diciembre del 2015. Y entonces empieza el lawfare. Lo que el partido militar fue a los gobiernos populares del siglo XX es el lawfare a los del siglo XXI».

En la segunda parte de su discurso, Cristina rememoró el proceso político que se inició en mayo de 2003, con la asunción del presidente Néstor Kirchner. «Fue una reconstrucción del Estado democrático constitucional de manera profunda y a fondo. Se reconstituyó el rol del presidente y el Poder Legislativo», dijo. También agregó que le tocó «a él» (Néstor) reconstruir un Poder Judicial que «tenía la mayoría automática». «Era una nueva argentina. Ese hombre, junto con Lula en Brasil, decidieron pagarle al FMI para que nunca más pudiera dirigir a la Argentina. Luego vino la recuperación de las jubilaciones, de YPF. Podemos recuperar el país que tuvimos porque ya lo hicimos», remató.

La vicepresidenta destacó que «además de imponer un modelo económico, el lawfare tiene por objetivo disciplinar a los dirigentes del campo nacional y popular. Es necesario reconstruir un sistema judicial para poder luchar de verdad contra el narcotráfico y defender nuestros recursos naturales», agregó.

Antes de la vicepresidenta hablaron: los expresidentes Evo Morales, de Bolivia; Rafael Correa, de Ecuador; José Luis Rodríguez Zapatero, de España; y Ernesto Samper, de Colombia. Todos expresaron su respaldo a CFK y cuestionaron la persecusión política en su contra. También pidieron que se investigue el intento de magnicidio que sufrió Cristina el 1 de septiembre del año pasado. En el acto participaron además el diputado nacional del Frente de Todos, Eduardo Valdés, el jurista español Baltazar Garzón y el dirigente chileno Marco Enríquez-Ominami.