Cristina Fernández ponderó la política “expansiva y emisiva” del Previaje, convocó a dialogar a la oposición para resolver el problema del bimonetarismo y no señaló a ningún “funcionario que no funciona”. La vicepresidenta cumplió este viernes en su alocución desde El Calafate con su parte del acuerdo de bajar la tensión mientras dure, por lo menos, el diálogo abierto entre ella y el presidente Alberto Fernández.

Muchos funcionarios habrán respirado tranquilos cuando escucharon la frase de Cristina: “No voy a revolear a ningún ministro, quédense todos tranquilos». El enojo fuerte fue con el exministro Martín Guzmán y su forma de renunciar, a la que calificó de políticamente “irresponsable”. Apenas volvió sobre el tópico de la ayuda social del Estado para destacar el rol que tuvo Alicia Kirchner como ministra de Desarrollo Social nacional durante los 12 años de gobierno kirchneristas. La actual gobernadora de Santa Cruz estaba hoy en el escenario junto al ministro de Educación nacional, Jaime Perczyk, y el intendente de El Calafate, Javier Belloni. Abajo la escuchaba la senadora santacruceña Ana María Ianni.

Cristina aprovechó el contexto para plantear otra vez -ya lo había hecho en Avellaneda y Chaco- el problema del bimonetarismo, al que le atribuye una raíz material y otra cultural. Es que es la tercera vez que menciona a Marcelo Diamand (1946-2007), ingeniero e industrial, quien dejó desarrollado el concepto que más ayuda a explicar la matriz económica nacional: la restricción externa, un problema propio de las economías que tienen dos sectores con niveles de precios diferentes: el sector primario, que trabaja a precios internacionales (en Argentina, el sector agropecuario), y el sector industrial, que consume divisas para producir pero que genera menos porque exportar poco.

A esta explicación Cristina le añadió el peso cultural que fue teniendo el dólar en la economía argentina, en particular, en la compra venta -y ahora también alquiler- de inmuebles en divisa extrajera.

La búsqueda de consenso transpartidario que propone Cristina choca de frente con la política de alto endeudamiento, valorización financiera, y fuga que impulsó el macrismo. De hecho, fue la gobernadora Alicia Kirchner y la vicepresidenta después, quienes señalaron a la gestión de la Ciudad de Buenos Aires como deficitaria de dólares, a la vez que también la criticaron por querer acaparar fondos de la coparticipación federal.

Esta iniciativa de búsqueda de consenso sobre el valor de la moneda sí podría llegar a contar con apoyo del radicalismo, que además de gestionar tres provincias, sufrió en carne propia la mega devaluación de la moneda durante sus dos gobiernos desde 1983.

Fuentes cercanas al senador Oscar Parrilli, uno de los principales alfiles de la vicepresidenta en el Senado, destacaron: «El objetivo es que dejemos de elegir al dólar para ahorro, ir pesificando la economía, vivir, comerciar y consumir en pesos, e ir alejándose del dólar. Eso no se arregla de un día para el otro, ni con una sola medida, pero hay que empezar a recorrer ese camino”

En septiembre de 2020, Parrilli había presentado un proyecto de ley para crear un Programa Nacional de Ahorro para la Producción y la Infraestructura (PRONAPI), que desarrolle nuevos instrumentos financieros destinados a actividades productivas, entre ellas la construcción, con el objetivo de pesificar ahorros.

Desde el despacho del senadaor agregaron: “El ejemplo es el de los republicanos y los demócratas. La moneda es lo más fuerte que tienen en el sistema político de Estados Unidos. Es un consenso mínimo. Porque más allá de las diferencias, tiene que haber coincidencia en fortalecer la moneda nacional”.