El falso abogado Marcelo D’alessio, preso como supuesto líder de una asociación ilícita dedicada al espionaje ilegal y la extorsión, desvinculó al fiscal federal Carlos Stornelli de las maniobras investigadas y denunció que la prueba en su contra, especialmente mensajes de audio y texto por Whatsapp, fueron fraguados con complejos programas informáticos que cuestan entre 15 mil y 35 mil dólares.

D’Alessio declaró por primera vez en extenso ante un tribunal la semana anterior en Comodoro Py 2002. Lo hizo ante el juez Julián Ercolini, en una causa en la que fue denunciado por el propio Stornelli por haber pedido dinero en su nombre, en lo que en la jerga judicial se llama “girada”.  “Quiero dejar en claro que el dr. Carlos Stornelli jamás tuvo una conversación vinculada a una solicitud de datos, dineraria o de cualquier tipo de actitud espuria para conmigo, para que pida a terceras personas”,  aseguró.

D’Alessio desmintió también otras situaciones que comprometen la situación de Stornelli ante la investigación que lleva adelante el juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla. Especialmente aquella que lo vincula con una maniobra para investigar y perjudicar al ex marido de la actual pareja del fiscal federal porteño.  “No conocía la situación de pareja del Dr. Stornelli, por ende quiero aclarar que el fiscal jamás me pidió unas migraciones e información referida al marido de su ex mujer o del ex marido de su pareja actual”, subrayó D’Alessio.

En el mismo sentido, negó una maniobra en contra del abogado José Manuel Ubeira, abogado del ex directivo de Yacyretá Oscar Thomas, imputado en la causa por las fotocopias de los cuadernos: “Stornelli en ninguna circunstancia, ni en su fiscalía, ni en Pinamar, ni por escrito, me solicitó -como vi en los medios- que realizara una cámara oculta a un abogado que yo no conozco ni él me conoce. Yo no me dedico a eso, todos los WhatsApp donde se menciona que le voy a poner droga a alguien nunca existieron”.

D’Alessio está convencido de ser víctima de una operación de inteligencia, de la que fue un instrumento. «Luego de todo el análisis que realicé respecto, todo lo que pasó tiene que estar coordinado por más de una persona por el fin que se buscaba, que era atacar a Carlos Stornelli y a la causa de los cuadernos”. Según el falso abogado (quien también se quejó de ese mote pero prefirió guardar silencio sobre su “formación”), el productor agropecuario Pedro Etchebest, una de sus víctimas, y el ex comisario bonaerense, el detenido Ricardo Bogoliuk, se complotaron para armar, junto con al menos otras 20 personas, “un complot mediático contra la causa de los cuadernos”. Y según su larga declaración, el juez de Dolores no es ajeno.

D’Alessio sostuvo que las pruebas que lo incriminan, que en esencia fueron obtenidas de sus computadoras y teléfonos, son en buena parte falsas. Denunció que estando de vacaciones en México detectó un ingreso irregular a su cuenta de Icloud (sistema virtual de almacenamiento informático) mediante el cual se crearon en sus equipos documentos que no existían. Y las conversaciones de Whatsapp también fueron adulteradas. “Los programas para alterar mensajes, husos horarios o el día, valen entre 15 mil y 25 mil dólares. Tienen una complejidad que la persona que lo utilice debería tener conocimientos específicos… En el caso de las voces, se utiliza el ‘voice arreiger system’, que son sistemas bélicos que sirven para emular voces. Si se tienen 400 palabras grabadas, el nivel de aproximación a la voz real es del 98 por ciento. Dicho programa de base cuesta 35 mil dólares”.