El paso del gobierno por la Cumbre del Clima (COP26) le dejó auspicios positivos, aunque cuando la mirada va hacia lo global ya no es tan optimista. Al cóctel clásico de promesas y desconfianza entre las grandes potencias, la gestión Fernández le sumó el anuncio del hidrógeno verde, catalogado como “la mayor inversión extranjera en la Argentina en este siglo”. El presidente, Alberto Fernández, habló del hidrógeno como “nuevo vector energético para el país”.

Como adelantó este diario el domingo pasado, el mandatario llegó a Glasgow con la idea de insistir sobre un postulado central: canjear deuda por acción climática, en base a planes de mitigación y adaptación de cada país, y la creación de un Comité de Financiamiento Climático. El presidente enfatizó la necesidad de establecer mecanismos de pago por servicios ecosistémicos, y subrayó el concepto de “deuda ambiental”. En la comitiva dejaron entrever el número ideal del canje verde: se necesitaría que los organismos de crédito comprometan el 50% de sus préstamos en acciones ambientales. En el caso argentino, solo con el FMI serían 22 mil millones de dólares. Un imposible en el contexto actual.

Green lover

Fernández recordó la meta dispuesta en diciembre de 2020 de limitar las emisiones de gas de efecto invernadero a un nivel un 25,7% inferior al comprometido en 2016, anunció que se presentará una nueva Ley de Bosques y destacó la adopción de tecnologías de punta para la reducción de emisiones de metano. “Pero nada de lo anterior será posible si no atendemos a la espada de Damocles de la inequidad global: la reconfiguración de la arquitectura financiera internacional –acotó–. Resulta francamente penoso que en diez años no se haya podido concretar el compromiso de proporcionar 100 mil millones de dólares a los países en desarrollo para desplegar acciones contra el cambio climático”.

El hidrógeno verde fue la estrella de la gira presidencial, donde se entusiasmaron con que Río Negro sea «un polo mundial» de ese producto para 2030. La generación de divisas será de los principales beneficios para el país, al menos en el primer período, ya que la mayor parte de lo producido se piensa exportar. Y servirá como un contrapeso a los subsidios al sector energético que hoy superan los 900 mil millones anuales. El Plan de Transición Energética anunciado por Economía días atrás necesitará inversiones de entre 10 mil y 14 mil millones de dólares.

El proyecto de la empresa australiana Fortescue incentivará la promoción de energías renovables. El hidrógeno verde utiliza agua (a partir de la electrólisis se separan las moléculas de hidrógeno presentes en la molécula de agua), pero su principal activo proviene del uso de energía eólica o solar como fuente de electricidad. Para abastecer el megaemprendimiento se necesitarán enormes infraestructuras y capacidades, por ejemplo, aerogeneradores. En agosto se informó un nuevo récord de generación de energías renovables en el país. El 80% fue eólica.

Hot sale

La Organización Meteorológica Mundial (WMO) publicó un reporte. Los últimos siete años van camino a ser los más cálidos desde que se tiene registro. En Argentina, octubre fue récord. El Servicio Meteorológico Nacional relacionó el fenómeno con la contaminación ambiental: en 2020, el agujero de ozono en nuestro país registró la mayor profundidad y persistencia desde 1979.

Si el mundo quiere cumplir la meta de 1,5°C tendrá que disminuir las emisiones CO2 en un 45% para 2030. Un camino es reducir las emisiones de metano. Otro es dejar de talar árboles. En ese sentido, Argentina junto con un centenar de países firmaron un plan para revertir la deforestación en diez años. También adhirió Brasil, a pesar de que solo en 2020 perdió 1.704.090 hectáreas de bosques primarios. 

Más de 50 países se comprometieron a abandonar la producción del carbón, que genera el 37% de la electricidad mundial. En el caso de los desarrollados, que aportan el 80% de la contaminación ambiental del planeta, la idea es antes de 2030. En los menos desarrollados, en 2040. Pero hasta ayer, grandes productoras como Turquía, Australia e India no habían adherido. Desde Glasgow las quejas de asesores y organizaciones coinciden: hay más anuncios que resultados concretos. Si el panorama actual continúa, 15 de los principales países generadores de combustibles fósiles producirán en 2030 un 110% más de carbón, petróleo y gas de lo que sería necesario para cumplir los acuerdos por el cambio climático.  «