Alberto Fernández nunca quiso saber nada con este debate. «Voy a ir para cumplir con la ley», despotrica cada vez que le preguntan. No quiso estudiar la lección de memoria ni hacer ningún entrenamiento de comunicación corporal. En cambio, Mauricio Macri ve la oportunidad de poner en escena su arsenal comunicacional para intentar acortar la distancia, en un escenario que quedó marcado por la contundente diferencia de más de 15 puntos que dejaron las PASO.

«Los debates son una tomada de pelo a la gente», sentenció este viernes el candidato del Frente de Todos. Y aprovecha cada oportunidad para acusar a su principal contendiente de mentiroso, al revivir sus promesas de campaña, que quedaron en la memoria colectiva –y en YouTube–, durante el primer debate presidencial que hubo en el país, en 2015.

Los ejes de discusión del debate de hoy son cuatro: Relaciones Internacionales; Economía y Finanzas; Derechos Humanos y Género; Educación y Salud. Pero Alberto F., que tiene a su disposición las elaboraciones y propuestas de políticas públicas de los equipos técnicos, se maneja con «autonomía política». «No paralizamos la actividad de campaña en función del debate». Es más, recién va a llegar al Paraninfo de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) el domingo a la tarde.

Macri, en cambio, pondrá toda su experiencia en este tipo de exposición. Es la sexta vez que participará de un debate como candidato. Lo hizo otras tres veces como postulante a jefe de Gobierno porteño y otras dos como candidato presidencial. Según el reglamento, será el primero en usar la palabra. Desde su equipo, a diferencia de esas instancias anteriores, mantienen un hermetismo estricto. De hecho, este fin de semana el presidente redujo su agenda oficial para enfocarse en su entrenamiento y estudio de las frases que emitirá este domingo.

El viernes encabezó el acto por el aniversario número 150 de la creación del Colegio Militar de la Nación en el partido bonaerense de El Palomar y a las 16:30 recibió a las autoridades de Unicef en la residencia presidencial, donde estuvo reunido con Marcos Peña y el vocero presidencial Iván Pavlovsky.

Por su parte, Roberto Lavagna buscará mostrarse «con la experiencia profesional que sacó adelante la Argentina de una peor crisis que esta» y apostará a dar un «mensaje antigrieta». En backstage estará su equipo de trabajo, su jefe de campaña, Armando Torres, y Brian Giménez como responsable de comunicación. También estarán el Alejandro «Topo» Rodríguez, Marco Lavagna, el vice Juan Manuel Urtubey y el gobernador de Sante Fe, Miguel Lifschitz.

Por su parte, desde el Frente de Izquierda y los Trabajadores criticaron la metodología expositiva y la falta de repregunta que estableció la Cámara Nacional Electoral. Nicolás del Caño, según contaron sus voceros, estuvo trabajando con sus espacios de militancia, en particular con la agrupación Pan y Rosas, para poder exponer con rigurosidad las demandas feministas que propone. También se reunió con su equipo de economistas para debatir el rol que el endeudamiento y el FMI imponen al país.

Más relegados en el interés general quedaron José Luis Espert, por Unite, y José Gómez Centurión, del Frente Nos. Ambos candidatos tienen la desventaja de disputar el voto de derecha que intenta retener Macri, quien dio muestras, junto a Miguel Pichetto, su candidato a vice, de querer capturar todo ese  el núcleo duro.

Cada uno de los debates estará estructurado en tres bloques, en sintonía con el formato televisivo que se estableció hace unas semanas. Todo durará más de dos horas. Al comienzo, los postulantes expondrán una breve introducción de 45 segundos de libre uso pero sin la posibilidad de interpelar a otros candidatos. Luego se continuará con la discusión de los cuatro temas acordados. Cada político dispondrá de tres minutos para explayarse sobre esos ejes y será en ese momento en el que los candidatos contarán con 30 segundos para interpelar a sus contrincantes.

El primer bloque de cada debate durará en total unos 55 minutos y se dividirá en tres partes: la presentación y el abordaje de dos ejes temáticos. En el segundo bloque se abordarán los dos ejes temáticos restantes.

Habrá un tercero de cierre con libre disponibilidad para los políticos. De acuerdo a lo concertado por los equipos, todos los candidatos abrirán y cerrarán al menos un bloque de los debates.

Según quedó establecido en el reglamento, acordado por los partidos políticos, los candidatos no podrán contar consigo apuntes, documentos o teléfonos personales. Tampoco podrán mostrar gráficos, ni láminas. Los candidatos sí contarán con hojas en blanco y una lapicera en sus respectivos atriles para realizar anotaciones. También se acordó que este sábado se realizara un ensayo general. Los organizadores además recomendaron que el mismo día de los eventos los candidatos participen de una puesta de cámara sobre el escenario.

Se trata del primer debate con carácter de obligatorio, tras la promulgación de la ley en el año 2016. Los candidatos deben asistir al evento, de lo contrario serán multados con la quita de espacio publicitario en medios audiovisuales. Los periodistas televisivos María Laura Santillán, Rodolfo Barili, Gisela Vallone, Guillermo Andino, fueron elegidos como moderadores. El próximo round será en la Facultad de Derecho de la UBA, el domingo 20. Pero antes se verá si el público se suma a esta pantalla que promete «un escenario neutro». La escenografía, la música y los planos serán lo menos colorido posible. «