A pesar de las críticas de su electorado acumuladas por el tarifazo, y del establishment por el manejo del dólar, en el gobierno buscan desdramatizar los sobresaltos del mes que termina. Entre los funcionarios que rodean al jefe de Gabinete Marcos Peña, llave del entorno presidencial, la lectura más compartida con este medio es que sólo transitan el comienzo del purgatorio que esperaban para este invierno. Un costo posiblemente elevado, pero necesario para las fuentes consultadas, con tal de evitar que la cadena de medidas antipáticas impacte en 2019, cuando Cambiemos profundice su dinámica de campaña electoral permanente, y redoble la apuesta detrás de la reelección del presidente Mauricio Macri, la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta. 

Fuera de Balcarce 50 la imagen es otra: un gobierno rodeado de críticas por sus propios socios, como la UCR y la Coalición Cívica, que le reclamaron a Macri que edulcorara los impactos del aumento del gas y la luz para no horadar, aun más, a las clases medias urbanas que votaron a Cambiemos. La respuesta del núcleo que rodea al presidente fue compartir los costos con las provincias, condicionarlas a resignar sus impuestos para alivianar el tarifazo, ratificar por completo la Revisión Tarifaria Integral (RTI) prevista hasta 2021 y hablarle a la población malhumorada con un «nuevo hito de la comunicación», como le explicó a Tiempo uno de los funcionarios que este viernes se reunió con Peña dentro del equipo de comunicación del gobierno, mientras Macri encabezaba, junto al vicejefe Gustavo Lopetegui, una reunión de seguimiento del ministro de Energía Juan José Aranguren y su veintena de funcionarios. El hito que reividicaron en el primer piso de Balcarce 50 fue el mensaje que Macri grabó el martes desde el yacimiento de shale gas de Vaca Muerta, donde Macri le habla a la población con métodos no convencionales para defender y explicar medidas antipáticas, como la prolongación del aumento de tarifas en un escenario de creciente inflación, peso devaluado y picos inéditos de tasas de interés para contener una estampida hacia el dólar. Un clima que registró altos niveles de histeria informativa cuando circuló la versión de una presunta reunión entre Macri y Domingo Cavallo, el exministro de Economía de Carlos Menem y Fernando De la Rúa. Los voceros oficiales negaron la versión, pero los vínculos del exministro cordobés son muy estrechos, y añejos, con el actual presidente del Banco Central Federico Sturzenegger. 

Los escuderos de sentido que reportan al presidente minimizan toda esa caracterización con vehemencia, luego de conjurar cualquier relación con Cavallo. «Las cosas se están acomodando, si el dólar sube o baja no hay que asustase, no hay peleas, no es lo que realmente esta pasando. No hay que transmitirle miedo a la gente, lo de Cavallo es una operación para generar inestabilidad. No le damos entidad, tenemos una meta inflacionaria del 15%, pero no es un objetivo cerrado», explicó otro funcionario para rebatir los cuestionamientos que ataja desde que los índices inflacionarios mensuales comenzaron a derribar los pronósticos oficiales. Ahora aceptarían un 17%, aunque el ministerio de Trabajo acaba de sellar una paritaria con La Bancaria que llega al 24% dentro de una ingeniería que le permitió romper el techo impuesto por el gobierno.

«Se esperaba este deterioro, ahora nos toca dar noticias no demasiado felices, la gente sabe que estamos en un momento de transición. No hay nada raro, estamos trabajando para bajar la inflación», completó otro de los participantes del convite del viernes, luego de evaluar todos los factores de la semana. «