De los cientos de miles de argentinos que este miércoles protagonizaron un hecho colectivo sobre ‘la avenida más ancha del mundo’ hubo uno, sólo uno, que concentró toda la expectativa. Hugo Moyano. El secretario general de Camioneros fue escuchado por buena parte del país. No fue único orador, sí el de cierre. Pero su discurso breve, atorado por el nerviosismo que él mismo reconoció, contuvo las claves para interpretar lo que viene tras este cambio de pantalla. Antes de agradecer a la multitud y despedirse, Moyano lanzó la definición más importante de todo el acto: “Cuando llegue el momento de expresar la voluntad popular, sepamos elegir. Los gorilas no pueden estar más en la conducción del país.”

Esa frase estuvo acompañada por la mención al fallecido escritor Octavio Paz, a quien Moyano citó con el desparpajo del hombre al que no le preocupa exhibir lecturas que no hizo, ni pronunciar las citas correctas para agradar en ciertos ambientes. “Un Premio Nobel mexicano, no recuerdo el nombre”, fueron sus palabras. La cita completa había estado dirigida al presidente Mauricio Macri. “Toda victoria es relativa, toda derrota es transitoria”, advierte el aforismo de Paz, el escritor al que algunos supieron definir como el Borges de México.

El remate de Moyano antes de levantar las manos y dar por terminada una jornada sin incidentes de ningún tipo indicó cuál es la prioridad del moyanismo para lo que resta de 2018. No se trata, como infieren algunos analistas, de organizar un nuevo polo de poder sindical en el que confluyan los sindicatos leales a Hugo más las dos CTA y otros agrupamientos. Eso está en los planes, claro. Pero el objetivo central de la estrategia es político, no tanto gremial.

Moyano quiere hacer su aporte –y puede sustancial- para contribuir a la articulación del peronismo como eje organizador de una alternativa electoral competitiva. Una coalición opositora con anclaje social que ofrezca un programa básico de gobierno frente a una economía que no muestra señales de mejora y un escenario internacional que –con la suba de las tasas en EEUU- promete terminar con el ciclo del mega-endeudamiento.

El camino de Moyano no tiene vuelta atrás. Los dirigentes que lo secundan y hablan seguido con él sostienen que el sindicalismo ya no puede resignarse al rol de freno –una resistencia defensiva, más allá de que se puedan realizar actos masivos y medidas de fuerza contundentes- a la desmesura neoliberal de Macri. “No podemos elegir resistir seis años estas políticas”, graficó uno de los consejeros de Hugo en diálogo con Tiempo a la hora de describir la situación en la que se encuentra el movimiento obrero. Este razonamiento explica por qué el secretario general de Camioneros comenzó a dar los primeros pasos para participar de la reorganización del peronismo.

Moyano leyó la frase del escritor mexicano de un papelito a modo de machete ayuda-memoria. El gremialista de los canillitas, Omar Plaini, es un lector avezado de Paz. Plaini ya había utilizado la frase sobre el carácter siempre provisorio de las victorias para describir en su cuenta personal de Twitter el cambio de clima social que se profundizó a partir del debate de la Reforma Previsional a mediados de diciembre y el escándalo protagonizado por Jorge Triaca, su ex empleada doméstica y la intervención del sindicato marítimo SOMU.

El horizonte que otea Moyano en el corto plazo apunta al cambio de humor más el agravamiento de las condiciones internacionales de la economía. Esa combinación tiene su correlato en el descenso de la imagen positiva y la aprobación de Macri y su gobierno. Este cambio de contexto le da una razón al líder camionero para su abandono del repliegue sobre lo estrictamente gremial. A eso hay que sumarle la presión oficial para que los empresarios del sector del transporte no paguen a los trabajadores el bono de fin de año correspondiente a 2017. Y un factor revulsivo adicional es la pretensión del gobierno de que Camioneros flexibilice su convenio colectivo de trabajo, que garantiza muy buenas condiciones para los afiliados. El latiguillo del macrismo es la necesidad de “bajar el costo de la logística”.

Moyano, otro armador de la unidad del peronismo

El contexto general apuntala la determinación del camionero de involucrarse activamente en la reorganización del peronismo. Su rol, por supuesto, no será electoral. Pero sí puede asumir un rol protagónico en el trabajo de persuadir a la franja de los trabajadores sindicalizados sobre la necesidad de votar unidos y en defensa propia. “Compañeros, preparémonos los trabajadores, cuando llegue el momento de expresar la voluntad democrática que siempre hemos tenido, sepamos elegir. Y aquellos que se pueden haber equivocado, que reflexionen. Los gorilas no pueden estar más en la conducción del país. Porque nos quieren quitar la dignidad a los hombres de trabajo y no lo podemos permitir jamás”, fue la frase completa, con cierto aire de autocrítica, que utilizó en el escenario del #21F para exhortar a los trabajadores a no votar neoliberales.

El dirigente de Camioneros tiene una pieza fundamental en su hijo Pablo. Aunque algunos gremialistas le desconfían por condición visceral y su carácter poco gobernable, Hugo percibe en su hijo mayor dos atributos que pueden ser importantes en la etapa que viene: dice que Pablo tiene una consciencia de clase intuitiva, espontánea, que lo permite ubicarse siempre del lado correcto, y que además tiene un estilo para comunicarse que conecta rápido y tiene buena llegada en los trabajadores sindicalizados de otros gremios importantes. Pablo también tiene inserción en la estructura política. Es vicepresidente 2° del PJ bonaerense. Ese rol le permite participar de las convocatorias del consejo directivo, o de las reuniones en las que se motoriza un acuerdo para que el peronismo consolide una fórmula electoral competitiva.

Hugo, Pablo y Facundo, el hijo diputado, siguen de cerca todas iniciativas que se suceden a lo largo del país con el objeto de reconciliar a todo el justicialismo. Las actividades pueden desarrollarse en Resistencia, con Jorge Capitanich de anfitrión; en la sede de la UMET, a pocas cuadras del Congreso, o próximamente en la ciudad de San Luis, donde el gobernador Alberto Rodríguez Saá prepara un Encuentro Federal del Peronismo, cuya fecha tentativa podría ser el próximo 11 de marzo, en reconocimiento al triunfo electoral del binomio Héctor Cámpora-Vicente Solano Lima en 1973.

Una de las señales del reagrupamiento del peronismo es la disposición que muestra Moyano padre para conversar con la senadora Cristina Fernández. “Si ella me paga el café”, ironizó el camionero hace unos días. En el ambiente sindical circula una versión que indica que Moyano y CFK ya hablaron por teléfono. Habría sido un saludo fugaz con motivo del cumpleaños de ella. Algunos se entusiasman con que sea un primer paso para una charla profunda. Mientras mantiene un perfil bastante bajo que la aleja de la centralidad, Cristina coincide con la dirigencia más representativa del peronismo en que la prioridad, ahora, es ganarle a Macri la elección presidencial dentro de 18 meses. “Yo no voy a ser ningún obstáculo”, avisa.