Finalmente, después de tres días en que estuvieron circulando libremente, los tres efectivos de la policía porteña acusados del asesinato de Lucas González, de 17 años, fueron detenidos. Los propios uniformados se presentaron en la tarde de ayer ante la Justicia luego de que el juez Martín Carlos Del Viso, del Juzgado Criminal y Correccional 28, firmara las órdenes de arresto.

Recién el viernes por la noche, los fiscales que investigan el crimen, Leonel Gómez Barbella, de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional 32, y Andrés Heim, a cargo de la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin), solicitaron la detención de los policías. La primera medida que tomaron contra los uniformados fue separarlos de sus cargos y pasarlos a disponibilidad. Y más tarde se sumó la prohibición de salida del país.

“En estas 72 horas que estuvieron en libertad pudieron haber hecho cualquier cosa, pero más allá de haber acomodado sus declaraciones, vamos a saber cada uno de sus movimientos”, afirmaron a Tiempo desde la defensa de la familia de Lucas.

Los tres  efectivos, el inspector Gabriel Isassi, el oficial mayor Fabián López y el oficial José Nieva, están acusados del delito de «homicidio agravado por haber sido perpetrado por miembros de las fuerzas policiales abusando de sus funciones». El castigo puede llegar a la prisión perpetua. Los fiscales remarcaron en su pedido de prisión preventiva que los imputados «tergiversaron los hechos al momento de informarlos a la autoridad judicial para mejorar su situación procesal. Esa circunstancia daría cuenta no solo de su voluntad de sustraerse del proceso penal que se les sigue sino también de entorpecer la investigación».

En la tarde de ayer, luego de que terminara la autopsia, el cuerpo de Lucas fue finalmente entregado a su familia. El velorio del adolescente se realizó en Florencio Varela.        

Por la mañana, los forenses determinaron que Lucas falleció debido a una «lesión por proyectil de arma de fuego en cráneo» que provocó una «hemorragia meningoencefálica».

Fuentes de la fiscalía aseguraron que además presentaba un surco en el pómulo derecho por el impacto de una segunda bala. Las tareas se llevaron a cabo en la Morgue Judicial, ubicada en Junín al 700, en el barrio de Balvanera. En principio, las mismas fuentes indicaron a este diario que en las próximas horas los restos del joven serán entregados a su familia para que puedan proceder al entierro.

Hasta el día de hoy, hay varios factores que comprometen fuertemente a los policías. No hubo enfrentamiento. Existieron disparos que partieron de las pistolas oficiales de los policías. Tanto la familia de Lucas como los tres adolescentes que viajaban con él en el auto afirman que la Policía de la Ciudad «plantó» la réplica de revólver calibre 38 hallada dentro del Volkswagen Suran. Otro dato que complica a los agentes es que el auto de civil en el que se desplazaban es un Nissan Tida tipo sedán que no tenía patente trasera, no llevaba la sirena encendida, ni tenía baliza luminosa en el techo.

Desde el miércoles, cuando se conocieron los hechos, fueron días de tristeza, dolor, impotencia.

El jueves, una multitud de vecinos y vecinas se manifestó en el barrio de Barracas para repudiar el crimen. A los pocos minutos de comenzar la concentración, la familia, que se encontraba en el Hospital El Cruce, de Florencia Varela, era notificada del fallecimiento de Lucas. La movilización continuó su marcha hacia las inmediaciones de la comisaría local donde se vivieron algunas horas de tensión, pero sin mayores consecuencias. Un día después de que falleciera Lucas, su familia decidió donar los órganos. Lo anunció Cintia, la mamá: «El corazón de mi hijo va a seguir latiendo. Yo estoy muerta en vida. Me sacaron el corazón. Me sacaron todo, pero el corazón de mi hijo va a estar latiendo en algún lugar del mundo. Es un acto de amor muy grande».

La congoja repercutió en cada sector de la sociedad. La Asociación de Fútbol Argentino (AFA) lamentó «profundamente» el fallecimiento del jugador de inferiores de Barracas Central y brindó su «más cálido abrazo a familiares, amigos y compañeros». En «señal de duelo» anunció, además, que suspendía los partidos de las Divisiones Infantiles y Juveniles del viernes, sábado y hoy, domingo. Por su parte, el Comité Nacional para la Prevención de la Tortura (CNPT) exigió «una pronta investigación» y «la inmediata adopción de medidas» por parte de las autoridades de la Ciudad para evitar «la reiteración de esta clase de graves violaciones a los Derechos Humanos».

En ese mismo sentido, Abuelas de Plaza de Mayo expresó su acompañamiento a los familiares y amigos del adolescente y sentenció en sus redes oficiales: «A Lucas González lo mató la Policía. #BastaDeGatilloFácil #JusticiaPorLucas Acompañamos a sus familiares y amigos en el dolor y el reclamo».

Paralelamente, el titular del Juzgado Nacional de Menores 4, Alejandro Rodolfo Cilleruelo, fue contundente contra los policías que asesinaron al adolescente. «La policía en una democracia no puede actuar bajo ningún concepto de modo subrepticio y sin debida identificación», indicó en uno de los fragmentos de su resolución. Y agregó que «los únicos y verdaderos imputados son los policías» y los chicos, «víctimas de la policía».

Habían pasado más de 48 horas del crimen cuando se difundieron las primeras imágenes de la persecución policial. En el video, captado por las cámaras de seguridad de la zona, se pudo observar el vehículo donde iban los adolescentes y el automóvil policial sin identificación que los perseguía a la altura del Parque Pereyra, en Barracas.

Ese mismo viernes, los padres de Lucas convocaron a una movilización para reclamar justicia. La movilización se realizará mañana frente al Palacio de Tribunales, a las 19 horas. La familia pidió que las personas lleven una vela y vayan sin banderas políticas. «