La Cámara de Diputados aprobó un proyecto de rechazo a las declaraciones de Carlos Sersale, embajador argentino en Gran Bretaña, quien denominó en su cuenta de Twitter a los funcionarios designados por Inglaterra en las Malvinas como “máximas autoridades” de las Islas.

La oposición presentó una cuestión de privilegio en contra del embajador argentino en Inglaterra por haber mencionado como “máximas autoridades de las islas” a los funcionarios británicos que ocupan cargos de gobierno en la Isla.

La cuestión de privilegio fue presentada por el peronista federal Pablo Kosiner, y los diputados de Unidad Ciudadana, Daniel Filmus y Guillermo Carmona.  

El oficialismo, con Elisa Carrió a la cabeza, se alineó con las críticas y acordaron suscribir una declaración conjunta y reclamar explicaciones al diplomático.

Carrió, incluso, fue un paso más allá y pidió tanto que el embajador en Inglaterra de “explicaciones ante la Comisión de Relaciones Exteriores” y que se avance si es necesario con la “interpelación del Canciller Jorge Faurie”.

Antes de hacer uso de la palabra Carrió hizo una rápida ronda por el recinto para hablar con los popes de su bloque. Una vez terminadas las consultas Carrió dijo:

“Todos sabemos los antecedentes del embajador argentino ante el Reino Unido. Es sumamente competente, lo cual agrava su declaración, porque no lo está diciendo alguien inexperto sino alguien con absoluta conciencia”.

Lo cierto es que más allá de la aprobación del proyecto de repudio Carrió logró disipar el pedido de desplazamiento del embajador realizado por el bloque del Frente para la Victoria y dejó el tema en manos de la Comisión de Relaciones Exteriores que conduce el oficialismo y que recién se volverá a juntar el año que viene.