La reforma política que impulsa el gobierno nacional llegó por fin al recinto de Diputados. El oficialismo enfrentó esta extensa sesión confiado en que cuenta con los votos necesarios para implementar esta modificación de la Ley Electoral. Pero no está todo dicho porque todavía hay artículos abiertos a la discusión y que son claves.

El más importante es el que define si las primarias serán abiertas como venían siendo desde que se implementaron o, como pretende el oficialismo, sólo se pueda votar por partidos o frentes.

El debate comenzó poco después de las 15.25 y con la cantidad de legisladores anotados en la lista de oradores se podía calcular que con el amanecer de este jueves se estaría votando la norma que prometió el presidente Mauricio Macri durante su campaña presidencial y que, todo indica, es una de las pocas que está en condiciones de cumplir.

El proyecto es de importancia para el gobierno y en ese sentido era de esperar una buena fundamentación por parte de quien presentaba la iniciativa en el recinto. Esa responsabilidad recayó en Pablo Tonelli, presidente de la comisión de Asuntos Constitucionales. Pero los argumentos esgrimidos carecieron de la profundidad esperada.

Tonelli consideró el sistema de votación actual como «agotado». Para el legislador, una de las causas de ese agotamiento se expresa en que «los electores no tienen garantizado, a la hora de votar, poder hacerlo por el candidato de su preferencia o partido político» y se traduce en el robo de las boletas que, para el diputado, «se ha extendido demasiado y hoy es un flagelo a la hora de votar y puede modificar el resultado electoral».

Tonelli dijo que el sistema de Boleta Única Electrónica (BUE), le aporta transparencia a las elecciones y al resultado de la votación.
El Frente para la Victoria (FPV) nunca estuvo de acuerdo con este nuevo sistema y así lo hizo saber durante el transcurso del debate.

Diana Conti fue la primera que rechazó el proyecto al sostener que se está optando por un sistema «que está en retroceso en todo el mundo». Por otra parte señaló que «el oficialismo presenta el sistema como un argumento de venta de un producto» que no otorga garantías como sí lo da el voto en papel y, recordó, que Alemania regresó al sistema tradicional luego de determinar que el voto electrónico no es lo suficientemente claro para el elector, una condición importante para garantizar un voto seguro.

Conti también criticó la falta de claridad en el costo que tendrá el nuevo sistema. Un dato que el oficialismo guarda bajo siete llaves y que ni siquiera los hombres que integran la Cámara Electoral Nacional saben del dinero que insumirá la implementación de este sistema y que ellos, según la norma en debate, deben controlar antes, durante y después del acto comicial.

Así las cosas, el oficialismo consiguió acordar con buena parte de la oposición, salvo el FPV y la izquierda, la implementación de la BUE. No importaron siquiera las advertencias que realizaron los especialistas en informática que participaron de la reuniones de comisión donde advirtieron la fragilidad del sistema informático por su vulnerabilidad que, entre otros puntos negativos, pone en peligro el secreto del voto.

A pesar de que habían transcurrido más de ocho horas de debate Cambiemos continuaba negociando la reforma de artículos bajo la atenta mirada del secretario de Asuntos Políticos e Institucionales del Ministerio del Interior, Adrián Pérez. El punto más conflictivo es el artículo que modifica las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO).

Para el oficialismo deben dejar de ser abiertas y, por lo tanto, el elector sólo podrá optar por partidos o frentes y sobre ellos hacer la votación según la oferta electoral que tenga. Es una forma de terminar con el espíritu de las primarias que el elector puede votar los precandidatos a diputados de un partido, senadores de otra fuerza e incluso, cuando lo prevé, los precandidatos a gobernador, intendente y presidente de diferentes fuerzas políticas. Esta posibilidad generó un revuelo entre todas las bancadas, incluso hay críticos entre los radicales.

El oficialismo durante las primeras horas de la tarde ofreció una modificación que permite a los partidos provinciales y vecinalistas poder ofrecer la posibilidad que sus electores elijan, por ejemplo, precandidatos presidenciales de otras fuerzas. La lapicera de los encargados del oficialismo de negociar continúan borrando y modificando la redacción sin todavía encontrar el consenso necesario.

El consenso que busca Cambiemos no es un rapto de generosidad política. Pasa que la Constitución Nacional exige que cualquier modificación a la Ley Electoral se debe aprobar con mayoría absoluta. Esto es, en el caso de Diputados, contar con 130 votos positivos no sólo para la votación en general sino también para cada artículo. Un número altísimo cuando se trata de artículos con muchas observaciones y necesidades políticas contrapuestas.