No es una novedad que en los escándalos políticos y judiciales lo que la mayoría de la sociedad crea que sucede termina siendo «la verdad». Tampoco es nuevo que cuando el odio y la estigmatización anidan en sectores de la población, quienes estén capturados por estos sentimientos creerán todo lo que les permita justificarlo y profundizarlo. Esto no es producto de la mentada posverdad. Es algo mucho más viejo.  

La compleja discusión sobre los costos y el financiamiento de los partidos políticos, especialmente de las campañas electorales, tampoco es un elemento nuevo. Muchos de los procesos que terminaron destruyendo sistemas políticos enteros se dispararon por esa punta del ovillo. La mani pulite italiana, que tanto enaltecen algunos dirigentes argentinos que hacen carrera a través de la denuncia, fue básicamente un escándalo sobre el financiamiento de los partidos. Su resultado final fue que sirvió para llevar al poder a un símbolo de la corrupción, Silvio Berlusconi, que era dueño de los medios de comunicación que alimentaban el escándalo. Es decir: Italia no fue más prolija sino todo lo contrario y su sistema político se volvió mucho más precario y débil frente a las corporaciones económicas.

Todos estos elementos recorren la causa de los cuadernos que lleva adelante el juez Claudio Bonadio. El trasfondo es más complejo que la trama de thriller policíaco que circula en la mayoría de los medios, siguiendo las pistas de las fotocopias del cuaderno del chofer.

Una aproximación a las creencias de la población brinda la encuesta que realizó la consultora D’Alessio IROL sobre el impacto que ha tenido en la opinión pública el escándalo. Qué creen, según este sondeo, los ciudadanos.

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(Foto: Ignacio Sánchez)

La primera pregunta apunta a un elemento que es central: la utilización política del caso. El dato es clave, ya que la verosimilitud de todo proceso que incluye una investigación judicial se basa en buena medida en que la sociedad confíe  en que hay una acción imparcial y desligada de intereses políticos. A pesar del discurso monocorde de los medios dominantes, los datos del sondeo muestran que es casi imposible lograr en este tiempo sudamericano que la mayoría de la sociedad confíe en el accionar de la Justicia. El 62% de los más de 800 encuestados sostuvo que la revelación de los cuadernos de Oscar Centeno fue planificada. Es decir, que cree que el momento no fue inocente sino que tuvo que ver con su funcionalidad política. Sólo un 35% sostuvo que fue casual.

A la hora de dividir las opiniones entre quienes votaron a Cambiemos o al kirchnerismo en las últimas elecciones, las opiniones se polarizan un poco más. Sin embargo, entre quienes respaldaron en su momento al gobierno hay un 38% que piensa que no fue casual la revelación y un 58 cree que sí. En el caso de quienes votaron a la principal fuerza opositora hubo 86 puntos que consideraron que está planificada y sólo 11 sostuvieron lo contrario.

Otro dato que podría poner en jaque la «pureza» del escándalo es si la mayoría de la sociedad piensa que esto es producto de una investigación independiente y oficiosa o si está manipulada por detrás por el gobierno nacional. De nuevo las respuestas muestran la debilidad de la verosimilitud del cuadernos gate. Hay un 50% que sostiene que toda la operación está manejada por el Poder Ejecutivo, un 41 piensa  que es un accionar independiente del Poder Judicial y un 11 que son internas del peronismo.

Yendo de nuevo a las opiniones divididas por el último voto emitido, el resultado fue más polarizado que en la pregunta anterior. Entre los votantes de Cambiemos un 67% sostuvo que es una cuestión de la Justicia, mientras un 20 consideró que es manejo del gobierno y 13 que es una interna peronista. En el universo de votantes del FpV el 83% lo consideró manejo del gobierno, 15 una decisión judicial y dos puntos lo atribuyó a internas del PJ.

La otra cara 

Los datos mencionados, que indican que la mayoría de la sociedad cree que hay un trasfondo político en el escándalo, no implica que considere que son totalmente falsas las denuncias.

Otra pregunta fue sobre la participación de los empresarios. Las respuestas mayoritarias, en votantes de ambos lados, fueron que era una mezcla de coimas y financiamiento de las campañas.

Hubo un 47% del total de los consultados que contestó que considera que estos aportes, por ahora «confesados» por varios empresarios, respondían a las dos cosas, mientras un 38 consideró que eran sólo coima y cinco puntos que eran exclusivamente aportes de campaña.

En este caso, el resultado dentro de los votantes de Cambiemos y del FpV fue muy parecido a los números globales.

Estas son por ahora las creencias que tiene la población sobre el «cuadernos gate», según la encuesta a la que tuvo acceso este diario. La distancia entre estas percepciones y la verdad la dará el tiempo. «