La semana pasada, la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires aprobó con los 33 votos del oficialismo el presupuesto para 2023. Mientras, afuera, docentes, médicos, residentes y concurrentes, se manifestaban frente a un edificio vallado por la policía para reclamar mayor presupuesto para salud y educación.

Una de las principales críticas de la oposición fue la falta de debate durante el proceso.  Ningún integrante del gabinete de Horacio Rodríguez Larreta asistió a la Legislatura para exponer las líneas de acción que implementarán el próximo año y atender las consultas e inquietudes de los legisladores y las legisladoras.

El presupuesto de gastos presentado por el oficialismo asciende a $2.154.963,9 millones y los ingresos alcanzan los $2.164.000,9 millones. Esto arroja un leve superávit. En criollo: los ingresos son mayores que los gastos.

El jefe de gobierno porteño acostumbra a basar su discurso en los grandes números. Viendo los gastos a valor nominal y comparando el presupuesto vigente con el proyectado para 2023 vemos que disminuye el porcentaje del gasto destinado al pago de intereses de la deuda pública, se mantiene el porcentaje destinado a salud y seguridad, y aumenta levemente el porcentaje de educación, llevándolo del 19% actual a un 20% del total del gasto. También crece el gasto destinado a vivienda, aunque sigue siendo menos del 5% del total en una ciudad donde el 8% de la población vive en villas y solo la mitad de los hogares son propietarios de la vivienda y el terreno. Pero como dice el dicho popular: el diablo está en los detalles.

La situación económica y social de la Ciudad

En el mensaje del Proyecto de Ley que fundamenta el presupuesto, el oficialismo porteño expone la situación actual de la Ciudad y sus proyecciones. Según los datos que se plantean, para el primer semestre de 2022 el IPCBA (Índice de Precios al Consumidor) mostró una variación acumulada semestral de 33,8% mayor a la del mismo período del año previo. Si actualizamos esos datos, contemplando los primeros diez meses de 2022, la inflación acumulada en la Ciudad fue de 72,9%, mientras que en los últimos 12 meses el incremento acumulado de precios fue de 84%.

La tasa de empleo, mencionan, se ubica en un nivel similar al que tenía antes de la pandemia (50,7% en el segundo trimestre de 2022), pero la de actividad (55,1%) aún está por debajo de la de entonces (56,8%). Ahora bien, si se pone el foco en la población de entre 19 y 29 años, se verá que la tasa de actividad de esa franja poblacional se mantuvo 9,4 puntos porcentuales (pp). Está por debajo de la cifra correspondiente al mismo período de 2019 y lo mismo ocurre con la tasa de empleo, aunque en ese caso la diferencia llega a 4,4 pp.

Otra cuestión que el texto no menciona es que al segundo trimestre de 2022 la indigencia en la Ciudad fue del 7,5% y la pobreza 23,6%, por encima de los niveles previos a la pandemia, pese a que el producto bruto de la Ciudad creció respecto de 2019.

La trampa de los impuestos

El oficialismo porteño se vanagloria de no haber creado ningún impuesto para 2023. Pero lo que no dice es que el 93% de los recursos del GCBA están indexados por inflación. En el caso del ABL y el impuesto inmobiliario se utiliza el IPC de la CABA; Ingresos Brutos y los fondos que provienen del régimen coparticipación y sellos son ingresos que varían con la actividad económica y las ventas, ya que representan una alícuota. Lo que recauda por patentes de vehículos evoluciona según el precio de mercado y el fondo de seguridad se actualiza con un índice que depende en un 80% por la evolución salarial de la policía y en un 20% por IPC.

Si bien el Gobierno de la Ciudad proyecta una inflación del 60% para el año que viene (igual que el presupuesto nacional), sus recursos proyectados aumentan un 130%. El ABL y el impuesto inmobiliario que dependen exclusivamente de la inflación varían un 97% con respecto al presupuesto 2022 vigente. Como decíamos, el diablo está en los detalles.

El gasto tributario

Se llama gasto tributario a lo que el fisco deja de percibir al otorgar un beneficio impositivo. La Ciudad posee cinco distritos económicos que otorgan beneficios tributarios. Beneficios que no tienen requisitos de contraprestación por parte de las empresas.

El GCBA no tiene estudios que muestren los efectos de esa política. Los análisis privados destacan los efectos negativos en términos de gentrificación y muestran que no hay resultados significativos en la actividad económica, ya que implica principalmente relocalización de empresas. 

Según el presupuesto aprobado, por los beneficios tributarios otorgados a las empresas que se instalan en el distrito Tecnológico, del Diseño, Audiovisual, de las Artes y del Deporte, el gobierno porteño dejará de percibir en 2023 alrededor de $24.330,4 millones , casi la misma cifra ($22.000 millones) que la oposición estima que se recaudará este año a través del impuesto de sellos sobre los resúmenes de tarjetas de crédito. Una vez más, el PRO elige beneficiar a las empresas con la plata de los trabajadores y trabajadoras.

El gasto en servicios sociales

Mientras la indigencia y la pobreza se mantienen por encima de los niveles previos a la pandemia, la Ciudad no prevé ningún movimiento que ataque directamente esa situación. La porción de gasto que destina a promoción y acción social se sostiene en alrededor del 10% del gasto desde 2019. Para 2023 se estimó el mismo porcentaje que para 2022: 10,4% del presupuesto. Entre las acciones que se destacan en el mensaje que acompaña el presupuesto se menciona el programa Ciudadanía Porteña que, lejos de ampliarse frente a dichos indicadores, se hizo más restrictivo luego de haberse modificado las condiciones de regularidad en las escuelas, algo que repercute entre quiénes reciben esa asistencia y tienen hijes en edad escolar.

El presupuesto destinado a las mujeres

El Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat proyecta un aumento de 118% en su presupuesto para 2023 comparado con el vigente al segundo trimestre de 2022. Sin embargo, lo asignado a la Dirección General de la Mujer, que se encuentra bajo su órbita aumenta la mitad: 67%. En particular, el programa de asistencia a las víctimas de violencia de género aumenta solo un 65%. Lo que indica una pérdida de participación en el presupuesto de gastos en general (aumenta un 121%) y en los gastos del Ministerio de Desarrollo en particular.

La novedad de 2023 es el Programa de Abordaje Territorial de las Violencias por Motivos de Género en Barrios Populares que, según se detalla, consiste en la presencia de equipos interdisciplinarios en espacios accesibles y de acción territorial destinados a mujeres y disidencias en situación de vulnerabilidad social. Llama la atención que el presupuesto sea solo de $269.904 destinados a la compra de papeles y cartón.

Presupuesto de Campaña

Presupuesto de Campaña fue el lema con el que el bloque del Frente de Todos dio el debate en la Legislatura. Se refiere al hecho de que, en marzo de este año, Larreta modificó la estructura organizativa del gobierno porteño para crear la Subsecretaría de Vinculación y Comunicación Interjurisdiccional y, dentro de ella, la Dirección General de Comunicación Interjurisdiccional. Ésta tiene el objetivo de comunicar las políticas y programas del GCBA en otras provincias y municipios, algo que no parece tener otro sentido que no sea proyectar a Rodríguez Larreta a nivel nacional. Para 2022 se le asignaron $5 millones de pesos y para 2023 se presupuestaron $28 millones, un 397% más. Podemos decirlo otra vez: el diablo está en los detalles.

 *Los autores son economistas, integrantes del Laboratorio de Ideas Futura.