Luego de los duros debates públicos que mantuvo el senador Miguel Angel Pichetto con el consultor ecuatoriano Jaime Durán Barba respecto a la comunicación política y electoral del PRO, en la Casa Rosada la gran sorpresa previa al cierre de listas no fue el «salto» del dirigente conservador Alberto Asseff a Juntos por el Cambio sino la «conexión» que comparte el flamante candidato a vicepresidente de Mauricio Macri con el jefe de Gabinete, Marcos Peña. «Ya le compró toda la maquinaria de Balcarce», resumió un funcionario que trabaja en la campaña nacional del oficialismo.

Según explican en Gobierno, Pichetto fue a visitar la histórica sede del PRO para las campañas electorales, ubicada en Balcarce 442, a cuatro cuadras de la Casa Rosada. Luego del «road show» sobre el funcionamiento de la sede donde el macrismo interpreta datos y desarrolla campañas de marketing político, Pichetto no ocultó su sorpresa y terminó de sellar el pacto de convivencia que mantiene con Peña, hasta hace un mes, el destinatario de las críticas del senador rionegrino sobre la comunicación del Gobierno y la concepción electoral del PRO.

Es muy posible que el extitular del bloque del PJ en el Senado haya visto un pantallazo del despliegue de campaña que aplicará el Gobierno, especialmente concentrado en audios de Whatsapp y en la ofensiva de trolls que le adjudican a esa oficina.
La cita fue parte de los gestos de bienvenida que experimenta Pichetto como flamante incorporación del Gobierno. Dicen que por esa razón aceptó el pedido de Peña para que se reuniera con Asseff para sacarle el partido UNIR a Espert y dejarlo sin candidatura presidencial. Pichetto había ido a pedir por la candidatura de Claudia Rucci en las listas de la Provincia de Buenos Aires, dentro de una larga lista de lamentos por la masiva postergación de los aspirantes promovidos por los aliados del peronismo provincial que se amontonaron detrás suyo.

Peña atajó todos los reclamos con negativas, hasta que pidió una vía para perjudicar a Espert. Dos días después, Pichetto se mostró con Asseff y con el ministro de Seguridad de la Provincia, Cristian Ritondo, para sellar el salto, y el golpe a la candidatura del economista ultraliberal.

La preocupación provisoria de la Jefatura de Gabinete es que Espert mide entre 7 y 9 puntos de intención de voto, una diferencia que podría ser letal para la pelea de la primera vuelta de octubre. En la línea de tiempo del Gobierno, la campaña arrancó este lunes, el próximo ya tendrá su ubicación publicitaria cuando se sorteen los espacios de televisión para los precandidatos de las PASO y luego comenzará una pendiente en contra que posiblemente derive en una derrota. Cuando los resultados de las PASO ordenen toda la oferta de candidaturas y también la correlación de fuerzas de la hiperpolarización que construye el Gobierno con el kirchnerismo, empezará el tramo más caliente de la campaña. Allí la Casa Rosada pondrá a prueba toda su artillería comunicacional para contener a los votantes propios, captar indecisos y horadar al adversario. En ese camino, el rol de Espert posiblemente tenga otro calibre para el Gobierno, aunque cerca del economista sostienen que mantendrá su candidatura hasta las últimas consecuencias, aunque buena parte de sus postulados ortodoxos en materia económica son compartidos en reserva por Macri. Resta saber si también por sus electorados.

Con el aval que le dio el partido Unite por la Vida y la Familia, encabezado por la diputada provincial electa Amalia Granata, la táctica para bajar a Espert comienza a diluirse, en un contexto donde el economista multiplica su instalación pública y acumula capital simbólico para hacerlo valer en la tensión con Macri. Aunque originalmente todos los movimientos de acercamiento con Asseff fueron adjudicados a Pichetto, faltaba la pieza directiva: Peña. El dato surgió en la última reunión de Gabinete, cuando Bullrich preguntó quién había llevado al dirigente ultraderechista.

Entre los ministros, Bullrich es una añeja conocedora de todo el abanico de partidos, movimientos, y candidatos de la derecha argentina. También de las peregrinaciones que realizó para construir uno de los primeros partidos «libertarios» de la capital: Unión por Todos, que formó alianza con Recrear, de Ricardo López Murphy, en las elecciones para jefe de Gobierno porteño de 2007. Por entonces «Pato» compitió con el actual presidente. En ese comicio, Macri conquistó la Jefatura de Gobierno. Este lunes, luego del cierre de candidaturas para las PASO del 11 de agosto, Macri encabezó la habitual reunión de Gabinete del comienzo de semana. Fue el primero que realiza el Ejecutivo con las candidaturas definidas: una señal de largada para la relojería electoral y de campaña de Juntos por el Cambio. Antes del análisis, Bullrich preguntó quién había recurrido al dirigente ultraconservador. Fue Peña, le contestó el titular de la cartera de Interior, Rogelio Frigerio, mientras el ministro coordinador aterrizaba en China. «Pato» no ocultó su malestar por la presencia de un dirigente antisemita en una alianza integrada por representantes conservadores de la comunidad judía, como el diputado Waldo Wolff, que todavía mantiene un llamativo silencio sobre la presencia del actual ocupante del puesto once en la lista de candidatos a diputados nacionales por Juntos por el Cambio en la provincia de Buenos Aires.