Cada 27 de octubre nos invita a recordar a nuestro querido e inolvidable compañero Néstor Kirchner. Quienes tuvimos el enorme privilegio de acompañarlo en sus años de gestión como presidente podemos afirmar que, gracias a sus enseñanzas, ese tiempo también fue el más prolífico, el que más aprendizajes nos legó acerca de la acción política.

Recordarlo en el histórico día en que nuestro pueblo terminará con el gobierno de Macri votando masivamente la fórmula Alberto-Cristina, exige retomar aquellas enseñanzas. De todas ellas, destaco su coraje y su capacidad de resolver con audacia, creatividad y decisión los desafíos de la hora. Atributos que Néstor desplegó en ese difícil momento y que hoy debemos recuperar para enfrentar otra crisis inédita.

Se necesitaron esos valores para ir a resolver el conflicto docente en Entre Ríos en su primer día como presidente. En un solo gesto definió lo que iba a ser el signo distintivo de su gobierno: la defensa de los trabajadores, la prioridad a la protección de un derecho tan básico como la educación de nuestros/as niños/as y la disposición a poner el cuerpo en el lugar donde estaba el conflicto.

Estas mismas cualidades lo llevaron a decidir que la caótica situación social producida por la crisis socioeconómica que se expresaba diariamente en la protesta callejera no podía ser resuelta con la represión que exigían importantes sectores del «establishment», sino con la creación de trabajo.

Se necesitó coraje para colocar en el centro de la agenda nacional, desde el propio discurso inaugural, el reclamo por Memoria, Verdad y Justicia. Pero también para promover la permanente ampliación del horizonte de derechos para todos/as los/las ciudadanos/as.

La audacia y creatividad fueron puestas en juego, por ejemplo, al delinear y proponer mecanismos originales de renegociación de la deuda externa. Gracias a esos mecanismos se logró la quita más importante de la historia con una propuesta inédita de canje y luego la cancelación de la deuda con el FMI para lograr la soberanía del país en el rumbo escogido.

Con este mismo objetivo de garantizar la independencia y el crecimiento, Néstor abordó con coraje el desafío de apostar a la integración latinoamericana. Las jornadas donde se definió el No al Alca en Mar del Plata marcan un hito en la construcción de una identidad y dignidad regional.

Recordamos estas cualidades y decisiones de Néstor con el objetivo de revalorizar lo que podemos aprender de ellas. No estamos proponiendo repetir más de una década después las mismas medidas que se tomaron en su momento. Es evidente que el mundo y el país son otros. Creemos que es necesario tomar su ejemplo, pero no para hacer lo que Néstor hizo sino para hacer como lo hizo, con los mismos valores y capacidades que atravesaron su conducta para responder a la problemática de su tiempo. Dicho en otras palabras: el desafío actual es elaborar las estrategias creativas e innovadoras que permitan salir de las recetas preestablecidas y responder en forma original a las exigencias que nos plantea la crisis en la que nos sumió el gobierno de Macri.

Cuando le llevaba propuestas poco innovadoras o poco transformadoras, Néstor solía mirarme esbozando una sonrisa y decir: «Daniel, acordate siempre de que no llegamos hasta aquí para repetir lo que nosotros criticábamos cuando gobernaban otros». Siempre estuvo convencido de que se podía vencer cualquier obstáculo si cumplía con su afirmación de no dejar afuera de la Casa Rosada los ideales que había abrazado toda la vida.

Es imposible recordar a Néstor sin la tristeza que nos produce saber que no está junto a nosotros. Pero este 27 de octubre seguramente esta tristeza estará acompañada por la tremenda alegría que significará dedicarle el triunfo de la fórmula de Alberto y Cristina. Será la manera de hacerle saber, esté donde esté, que sus enseñanzas y legado han sido llevados a la victoria por el mismo pueblo por el cual él luchó con todo su coraje y capacidad, hasta dejar la vida.