La Comisión de Asuntos Constitucionales pasó a un cuarto intermedio y volverá a reunirse el próximo martes con la intención de escuchar al diputado Julio De Vido y firmar el dictamen para su expulsión.

En ese marco la intención es convocar la sesión especial para el próximo miércoles. La tarea de Cambiemos para ese día será conseguir los dos tercios de los votos de los presentes a la hora de la votación. Una tarea que por ahora tiene resultado incierto porque tanto la izquierda como el Bloque Justicialista informaron que analizarán esta semana cual será la postura que lleven al recinto.

Desde otra perspectiva, el FpV sólo debe asegurarse 86 votos negativos, en el caso de que todos los diputados se hagan presentes en el recinto a la hora de votar, para bloquear la expulsión.

La reunión terminó como comenzó: Con cruces entres oficialistas, opositores y los sectores dadores voluntarios de gobernabilidad como el massismo y el Bloque Justicialista.

El esfuerzo por encontrar una figura por la cual, ajustados a derechos, los diputados puedan expulsar a De Vido los llevó a crear la figura de “indignidad”. La tipificación no es sólo un invento para la ocasión, sino que  los legisladores recurrieron a un termino que ni siquiera está mencionado a lo largo de toda la Constitución Nacional.

Al neologismo creado a los fines de darle un marco que suene razonable a  la expulsión  lo  siguió la constitución de una suerte de “proceso disciplinario” que tampoco está basado en un reglamento y que sólo sirvió para acercar posiciones con el Bloque Justicialista que sigue prefiriendo la suspensión.

Diana Conti, diputada del FpV,  en el corolario del debate protagonizó un nuevo cruce con la renovadora Graciela Camaño. En ese marco Conti calificó al “proceso disciplinario” como un circo.

Además, Conti le recordó a Camaño que su marido, Luis Barrionuevo, tuvo el derecho de defenderse en el recinto cuando se pidió su desafuero por prender fuego urnas en Catamarca e impedir que se lleve a cabo una elección.

Conti, además, le señaló a Camaño lo obvio: “Que el próximo martes venga (Sergio) Massa que fue el jefe de De Vido en el Gobierno de Cristina. Que venga y la responda a Carrió que lo acusa de poner un fiscal que está a punto de ser destituido por supuestos vínculos con el narcotráfico”.

Minutos antes había sido el turno de Camaño, que se tomó el trabajo de leer cada una de las causas que tienen como protagonista a Julio De Vido en la Justicia.

La reunión comenzó poco antes de las 12 en medio de cruces entre el oficialismo, el kirchnerismo, el massismo y la izquierda. Durante la casi cinco horas predominaron el clima tenso y las chicanas.

La primera discusión tuvo que ver con si el ex ministro Julio De Vido había sido invitado o no. Pablo Tonelli, presidente de la Comisión, aseguró que si.

 La contestación del Bloque del FpV no se hizo esperar. El bloque opositor no sólo aseguró que no había sido invitado sino que hizo leer un texto enviado por De Vido en el cual se subrayaba la intencionalidad política del pedio de expulsión.

 En el texto De Vido explicó: «Lo que mis pares invocan y las razones por las que pretenden eventualmente removerme y eventualmente juzgarme, sin ningún encuadre legal o estatutario, son cuestiones que se debaten en sede judicial, que no son sobrevinientes en modo alguno y que se corresponden con mi función anterior como Ministro de Planificación Federal Inversión Pública y Servicios”.

En la misma misiva De Vido agregó: “En ese marco quiero señalar que nunca he sido condenado por delito alguno”. En su texto De Vido también aprovechó para disparar munición gruesa sobre Cambiemos. “La peor de las imputaciones que me hace la justicia es ridícula al lado de los Panamá Papers; del escándalo del Correo; del Blanqueo de capitales abarcativo a los familiares de los funcionarios; Fly Bondi, Avianca”, sostuvo y añadió: “Muchos de los legisladores que hoy piden mi inhabilitación o desafuero son los que han roto el contrato electoral con sus electores ya que han sido votantes de las leyes de pago a los Fondos Buitres; del Blanqueo escandaloso o han hecho la “vista gorda” ante el escándalo del Correo ; de los cambios en la ley de ART en contra de los trabajadores”.

La legisladora de Cambiemos Elisa Carrió hizo caso omiso de lo planteado por el FpV y a su turno, con un discurso con fundamentos políticos, pidió avanzar con la expulsión y explicó que debido a la jurisprudencia y los antecedentes el único camino para sacar a De Vido de su banca es a través de la expulsión como sanción disciplinaria.

Carrió señaló que ante un escándalo público de un diputado, hay un juicio público, y en este caso sostuvo que “el escándalo moral” que involucra a De Vido es la tragedia de Once. “No pedí (su apartamiento) por la asociación ilícita; no estamos tratando las causas criminales”, aclaró.

 A su turno, la neo massista Margarita Stolbizer fustigó al oficialismo por el aprovechamiento político del caso en debate y no anticipó de manera clara su posición, sin embargo se descuenta que acompañará el pedido de expulsión. Stolbizer pidió atender “la excepcionalidad” de esa discusión, por cuanto no quería que “se utilice esto como un precedente” en el futuro. “Las situaciones son estrictamente únicas, y las sanciones son estrictamente personales frente a una determinada situación personal”.

 Aclaró que “no se trata de una sanción penal, y por lo tanto tampoco creo que las razones sean los procesamientos que tiene el señor De Vido”. Dijo no compartir tampoco la inhabilidad moral para ese caso y se preguntó si no debería haberse considerado su caso al momento de evaluar la Cámara su ingreso al cuerpo.

“No comparto tampoco la idea de la aplicación del artículo 70, porque tiene una única finalidad, que es una decisión del cuerpo para poner a disposición de la Justicia; y en su caso el diputado ya está a disposición de la Justicia”, aclaró la diputada del GEN. Así las cosas, sostuvo que la exclusión del legislador era admitida por ella porque considera que la situación del legislador afecta a la Cámara, y que se imponía “una sanción de tipo política en un cuerpo político”.

 Por su parte, el diputado el Frente de Izquierda, Pablo López, señaló que le intentó de expulsión de De Vido es un “operativo de distracción política ante el desastre de la economía y el ajuste contra el conjunto del pueblo argentino» y que «ahora se quiere poner en el centro de la agenda a la corrupción cuando este Gobierno es cómplice”.

 Además, el diputado salteño afirmó: “La corrupción es un problema político. Ha beneficiado a los grupos empresarios para los cuales se gobierna, para la que se ha modificado la ART, para la cual se procede a desalojar PepsiCo”.

 Luego apuntó contra Sergio Massa y contra Elisa Carrió. “Massa fue jefe de De Vido durante la presidencia de Cristina Kirchner, Carrió a acompaña este gobierno. Con qué moral ellos nos van decir a nosotros que tenemos que expulsar un diputado”, enfatizó López y agrgó: “Acá se quiere sentar un antecedente peligroso y, además, están armando un maniobra para distraer al pueblo argentino que está sufriendo la caída del salario, el desempleo y el cierre de fábricas”.

 La primera voz disonante dentro de Cambiemos lo aportó Ricardo Alfonsín, quien señaló: «Todos los políticos le tememos a la opinión pública  pero yo le temo más a mi conciencia. Yo tanto como a la corrupción le temo a la violación a la constitución». Aclaró no tener definida su postura  y disparó contra su propio espacio: «Mi partido no es un regimiento donde se aceptan órdenes».

 Mientras naufragaba por los mares de la ambigüedad el diputado radical sentenció que «el fin no justifica los medios», que «no podemos convertirnos en caníbales» y exhortó a su propio partido a respetar el imperio de la ley aunque no les convenga. Como algunos de sus colegas se tomará una semana para pensar. 

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