Aunque advierten que la estadística no está terminada, en la Casa Rosada se preparan para transitar la campaña electoral con una cifra clave sobre las audiencias que deberán interpelar para la reelección de Mauricio Macri. Según las estimaciones más conservadoras del PRO, los votantes de 16 a 35 años ocupan del 50 al 60% del padrón nacional. Otros funcionarios del Ejecutivo aseguraron a este diario que ese continente llega al 65%. Esta cifra incluye a 1.400.000 de nuevos votantes, mayores de 16 años, que se sumaron los últimos cuatro años. Es una población de electores que conocen muy poco al exministro de Economía Roberto Lavagna y mucho menos al senador rionegrino y flamante candidato a vicepresidente de Juntos por el Cambio, Miguel Ángel Pichetto.

Esa geografía de la población habilitada para votar es la hoja de ruta que utilizará el oficialismo para orientar sus productos de marketing político. También para definir cómo será la convivencia entre el flamante compañero de fórmula del presidente y el jefe de Gabinete, Marcos Peña, que continuará al frente de la campaña del oficialismo. La división de tareas fue acordada entre ambos luego de la primera reunión de Gabinete que compartieron el jueves en la Casa Rosada. «Es verdad, muchos de esos votantes sub 35 no conocen a Pichetto, pero conocen a Macri, y del lado del peronismo no registran a Alberto, pero tienen claro quién es Cristina. La diferencia para nosotros estará puesta en el método porque tenemos claro que no ganamos elecciones con un estadio lleno o con los métodos del populismo sino con nuestras herramientas», explicó a Tiempo un funcionario de la Jefatura de Gabinete, que presenció la reunión posterior al encuentro de ministros, donde Peña y Pichetto acordaron los puntos operativos de la coexistencia política que intentarán mantener para los cinco meses y medio que le quedan a Macri de mandato.

El extitular del bloque del PJ en el Senado no se meterá en la campaña y propuso aportar su dureza discursiva para alambrar el núcleo más duro de votantes de Cambiemos. «Su misión estará en otro lugar, con el Círculo Rojo y con acercamientos a posibles aliados peronistas», explicó un funcionario de la cartera política. Cerca del ministro del Interior, Rogelio Frigerio, anticiparon visitas del senador y candidato a vice a distintas provincias antes del cierre de listas previsto para el 22 de junio. Cuando estén todas las candidaturas inscriptas, Peña dará la señal de largada para la campaña electoral. Hasta que eso ocurra Pichetto tejerá contactos y negociaciones en su terruño adoptivo, Río Negro, y también en distritos donde tiene un ascendente corrosivo sobre «los peronismos provinciales», como los definen en la Rosada. Con ese objetivo visitará Neuquén, Córdoba, Chaco, Entre Ríos y Misiones, con dos herramientas que le arrancó a Peña: el fin de la prohibición de postularse a cargos nacionales para los aspirantes de Cambiemos que habían disputado en sus provincias y la disposición para habilitar Primarias en «provincias chicas».

Mientras Pichetto emula los contactos para Macri que hizo Emilio Monzó en 2015, en el peñismo se muestran tranquilos porque el desarrollo de la campaña sigue intacta, a pesar de los reveses políticos sufridos por el ministro coordinador en el nuevo reparto del Ejecutivo. También en el lugar que podría tener si se cumplen los «loteos» del futuro Gabinete que negocian con el rionegrino ante un eventual segundo mandato de Macri.

«Va a ser una campaña política como nunca se vio. Va a ser todo una sorpresa. No vamos a hacer movilizaciones ni marchas, vamos a profundizar nuestros métodos», explicó otra fuente que tiene despacho en el primer piso de Balcarce 50. Ante la composición del electorado, cerca de Macri están convencidos de la utilidad que tendrá el uso de las redes y de WhatsApp, entre otras aplicaciones tecnológicas que se combinarán con un minucioso análisis geo-referenciado de la intención de voto, los comportamientos electorales de los comicios anteriores, y del estudio segmentado de las demandas. En esa panorámica política, en el gobierno reconocen la mayoría de edad de su cabeza de lista, pero se muestran seguros de contar con herramientas que el peronismo no tendría. «Aparentemente ellos tienen un electorado joven que los votaría, pero carecen de los métodos y los recursos que tenemos nosotros. Aprovecharemos esa paradoja», insistió un miembro del autodenominado «laboratorio» del PRO, donde la otra asignatura estratégica buscará eludir las consecuencias piantavotos de la crisis y, ante todo, minimizar, hasta la negación, el impacto de la recesión y una tasa de pobreza que supera el 32%. Para expandir ese relato, Pichetto buscará polarizar todo lo posible, sin hablar de economía, pero concentrado en dar rienda suelta a la verbalización pública de los instintos más vergonzantes del electorado. «