Un alto funcionario del macrismo tiene particular relación con la última dictadura cívico-militar: no sólo ataca la política de Derechos Humanos de la gestión anterior y avala la “teoría de los dos demonios”, sino que además es hijo de un vicealmirante acusado de delitos de lesa humanidad. Se trata de Julio Torti, ingeniero químico, que hoy preside Acumar, el organismo conformado por Nación, Ciudad y Provincia encargado del saneamiento de la Cuenca Matanza–Riachuelo. Viene de ser gerente de Environmental Resources Management (ERM), aunque en su propio perfil de la red de profesionales LinkdIn admite que sigue siendo CEO regional de esta empresa, definida como “líder mundial de servicios de consultoría medioambiental”.  

Hasta ser funcionario, su plataforma para dejar asentados pensamientos y críticas era Facebook. Si bien varios de sus post están borrados, en distintas capturas del 2012 se pueden apreciar frases como “Y a los terroristas genocidas que mataron inocentes? Para cuando les llegará la justicia?”. El 14 de septiembre de ese año, a propósito de declaraciones de Estela de Carlotto por una manifestación antikirchnerista, trató a la titular de Abuelas de Plaza de Mayo como «una vieja resentida”, al entonces jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina de “imberbe”, y a los simpatizantes del kirchnerismo de “kretinos” que le dan “asco”. Un sentimiento que se le manifestó especialmente el 6 de septiembre de 2012 cuando subió una nota de La Nación titulada “Grupos ultrakirchneristas celebran el ‘día del montonero’”. Ese día dijo sentir “miedo por el país que viene”.

El país lo encuentra, cuatro años después, al frente del saneamiento del Riachuelo, que hasta el momento sigue sin dar frutos: anticipó que recién en siete años relocalizarán a las 17.771 familias que viven a la vera del río y que en ese año habrá mejoras en la calidad del agua. Tampoco parece poner todo el esfuerzo: hasta la primera semana de noviembre invirtió apenas $ 583 millones de los $ 1.016 millones que tiene presupuestados Acumar.

El 9 de noviembre de 2012 le advirtió en un posteo a la entonces Presidenta, Cristina Fernández de Kirchner: “Kretina, o cambias varias de tus políticas que dividen al país o hacé tus valijas Loius Vuitton”. Antes subió una bandera argentina flameando. Dos semanas después escribió: “La opinión de una mayoría no convierte lo falso en verdadero. La Dignidad de un Hombre no se afecta por una injusticia. La necedad de una masa sin valores, olvidadiza y cómoda no cambia los hechos. Si nuestro país tiene algún futuro es gracias a hombres como mi viejo”.

Su padre, también llamado Julio Torti, fue vicealmirante y una de las máximas autoridades de la Armada a partir de 1976. De diciembre 1976 a diciembre de 1977, Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas. Luego, desde 1977 a septiembre de 1978, fue Comandante de la Fuerza de Tareas 3, de la que dependía la ESMA. Más tarde, resultó nombrado Comandante de Operaciones Navales, cargo que ejerció hasta 1980. De él dependían jerárquicamente todas las Fuerzas de Tareas.

Estuvo acusado de planificar el secuestro de 25 personas (y torturar a 23 de ellas) en periferias a La Plata que luego eran trasladadas a la ESMA. También procesado por crímenes cometidos en Bahía Blanca. Pero en 1989 logró ser parte de los beneficiados por los indultos del ex presidente Carlos Menem. Durante los juicios, retomados la década pasada, reconoció haber recibido informes periódicos sobre lo que sucedía en todos los niveles del Grupo de Tareas 3 y realizado inspecciones en este Centro Clandestino de Detención y Exterminio con el jefe de la Armada de ese entonces, Emilio Massera.

Falleció hace unos meses, en libertad. A modo de homenaje, su hijo, encargado de la limpieza de la mayor cuenca del país, se tatuó un ancla en su brazo.