La postergación por una semana de la movilización que iba a respaldar este lunes a Cristina Fernández de Kirchner aumentó la ansiedad y desazón que respira la militancia del kirchnerismo desde este martes. Luego de escuchar la sentencia del Tribunal Oral Federal 2, la vicepresidenta anunció que no se presentará “a nada” en las elecciones del año que viene. El panperonismo está conmocionado entre la foto política del presente, que muestra al oficialismo perdiendo a la única posible candidata que tiene votos propios; y la imagen del futuro, marcada por una brumosa multiplicidad de precandidatos que deberán revalidar los títulos, ante una oposición que se entusiasma con volver al poder. A algunos dirigentes y sectores del Frente de Todos no les termina de caer la ficha. Otros desconfían de cada movimiento y dicen que no hay que apresurarse. En las latitudes del FdT que son más fieles a la titular del Senado se mueven entre la incredulidad total y la creencia de que se trata de una jugada maestra.

Cristina cursa un cuadro de covid que obligó a postergar la movilización hasta el próximo lunes 19. Será para acompañar una reunión del Grupo de Puebla y la escala inaugural del operativo clamor que apuntará a que cambie de opinión respecto a 2023. Ante las consultas de este diario, cerca de la vicepresidenta advirtieron que se toman muy en serio el planteo que sigue retumbando en cada rincón peronista. Aclaran que no se trata de una estrategia para más adelante ni de un globo de ensayo. Es lo mismo que piensan los representantes de las organizaciones que forman parte de la primera línea del kirchnerismo que se reunieron ese mismo martes por la noche en Punta Lara, municipio de Ensenada, conducido por Mario Secco, uno de los impulsores de “Cristina 2023”. Le pidieron que hable y fue breve. Ante los comensales que todavía no lograban digerir el anuncio, CFK acuñó una frase que se repite desde entonces. Les dijo que usen “el bastón de mariscal” y salgan a “militar, hacer política y dar las peleas que haya que dar para defender al modelo y las banderas del peronismo».

La vicepresidenta confirmó el vaticinio que había lanzado su hijo, el diputado nacional Máximo Kirchner:  “No creo que Cristina sea candidata». Cuando lo mencionó, el mensaje fue leído en Casa Rosada como un amague y, a la vez, un error del kirchnerismo, dedicado a condicionar al presidente Alberto Fernández para que resignara su reelección.

Las palabras de Máximo fueron confirmadas cuarenta días después como parte de una inflexión que no deja de sorprender, pero que también cosecha lecturas cautelosas dentro del kirchnerismo. Algunos memoriosos recuerdan que dos años después de la dejar la presidencia, Néstor Kirchner también hizo una renuncia que no fue. Un día después de la derrota que sufrió en las elecciones de medio, en 2009, renunció a la presidencia del PJ. Cincuenta días después de un operativo clamor impulsado por gobernadores y dirigentes anunció que retomaba la conducción partidaria.

Esa imagen en la retina de algunos cristinistas pone un freno cauteloso a la irreversibilidad del renunciamiento de CFK. Los dirigentes consultados por Tiempo consideran, por ahora, que Cristina está afuera del juego electoral de 2023 pero acotan que el impacto está en pleno desarrollo y su evolución podría construir otros escenarios.  Porque el anuncio desafió a la dirigencia del FdT para que demuestre si están a la altura de las circunstancias. “Acá nadie se puede sentir sorprendido. Ahora el peronismo tiene siete meses para construir un frente competitivo y un candidato convocante”, explicaron en el cristinismo.

La lectura confirma que, con su pronunciamiento, Cristina puso en marcha el calendario electoral interno del FdT. Hay una razón de peso para semejante anticipación. Antes de llegar a la definición de los candidatos, la apuesta de CFK apunta a saber hasta dónde hay condiciones para que el año que viene no sólo se discutan candidatos. “Cristina propone discutir algo más profundo que la pone por encima de la discusión electoral. Debatir cómo queremos fortalecer las instituciones de la democracia y por eso quiere ponerse a la cabeza de un movimiento popular que trascienda lo electoral”, resumieron desde el cristinismo.

“Cualquier estrategia electoral tiene que estar atada a un marco institucional para fortalecer la democracia. No podemos depender de una mafia político judicial de diez tipos”, detalló la fuente. A la hora de precisar el planteo, otro dirigente del mismo espacio acotó que el debate de la reforma constitucional en Chile no les pasa inadvertido, aunque lo miran con cuidado porque el referéndum de revisión concluyó en una derrota que debilitó al mandatario Gabriel Boric.

Sin eludir los espinosos contornos de la experiencia trasandina, la fuente consultada habló de abordar “una discusión institucional que busque aprender del proceso chileno, pero para hacer las reformas que no se hicieron en estos años, especialmente “en materia ambiental, de propiedad de los recursos naturales y  reforma judicial”.

Tales puntos, según insisten quienes dialogaron con Tiempo, “no se resuelven con una elección presidencial y por eso lo que dijo es muy valioso porque plantea una aspiración a mediano plazo”. Desde esa perspectiva, las señales que comenzarían a reformatear el debate interno del FdT estarían concentradas en sumar más definiciones que las electorales y luego afrontar el período de las candidaturas junto a quienes estén dispuestos a sostener las coincidencias que hayan sido acordadas.

En la Rosada sostienen que la gran incógnita es “quién será el heredero” de Cristina, pero consideran que no cambiará de idea. “Hay que ver a qué candidato empodera ella. Hasta ahora hemos visto que al único que le traslada sus votos es (al gobernador bonaerense Axel) Kicillof”, evaluó un interlocutor de confianza del presidente. El mandatario provincial está enfocado continuar con su instalación en la Provincia y busca la reelección. “Hay que ver qué hace si ella se lo pide”, arriesgó la fuente. En La Plata recordaron que el gobernador está sumergido en su provincia y dentro del kirchnerismo ven que el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, está en condiciones de configurarse como un candidato competitivo. En el albertismo dudan. Dicen que el funcionario no arrastra los votos de CFK.

“Ahora llegó el momento de definir quiénes son los que irían de candidatos sin los votos de ella”, definió otro albertista consultado, que da por clausurado el operativo de reelección del Presidente. En Balcarce 50 creen que se anotarán algunos gobernadores, como el sanjuanino Sergio Uñac y en su radar no pierden de vista que el mandatario chaqueño Jorge Capitanich ya dijo que no estaba de acuerdo con la decisión de Cristina.

En las oficinas del ministro de Economía, Sergio Massa, se escudan en el mismo cuidado que los otros espacios. Algunos funcionarios recuerdan que su suerte está atada al resultado de la gestión económica. El extitular de la Cámara Baja apuesta a que la inflación baje al 3% en abril o mayo y admiten que eso es un límite, pero también un examen. “No está definido lo de nadie, pero (Massa) piensa que lo mejor sería que no juegue él, ni Alberto, ni Cristina, sino otro candidato”, lanzó un dirigente de trato cotidiano con el tigrense. El ministro sigue esperando que Fernández arme la mesa política del FdT y considera que el anuncio de Cristina hace que esa instancia “sea más necesaria que nunca”.

En el albertismo lo miran de reojo y remarcan que Massa “se paró en el peor escenario que tenemos para fortalecerse y presentarse en el mejor escenario posible”. En el equipo económico eluden los entripados. Sólo dicen que en este momento buscan “generar las condiciones económicas para poder pelear el año que viene”, pero toman distancia del renunciamiento. Advierten que en política todo puede cambiar. La misma reflexión sobrevuela las estimaciones del exministro y actual titular de la AFI, Agustín Rossi. “Independientemente de lo que haya dicho, ella está en condiciones de presentarse porque la condena no está firme. Ella anunció que no va a ser candidata, pero no dijo que dejará de ejercer su rol como referencia política hacia el interior del FdT y hacia un sector de la ciudadanía. Eso va a seguir estando vigente”, aseguró Rossi en Delta FM. Casi todos los pelajes del panperonismo coincidieron en reconocer que todavía le faltan piezas al rompecabezas. Se preguntan de qué modo las hará jugar Cristina, pero ninguno duda que estará omnipresente hasta que llegue el momento de la definición final para 2023.  «