El relato como “arrepentido” del denominado (mediáticamente) “financista de los Kirchner”,  Ernesto Clarens, contradice expresamente las anotaciones que constan en las fotocopias de los cuadernos del chofer Oscar Centeno. En esas fotocopias, Centeno describe fechas, horas y lugares en los que supuestamente llevó al ex  subsecretario de Coordinación y Control de Gestión Roberto Bartatta a retirar bolsos repletos de dinero.

Sin embargo Clarens declaró, bajo juramento de decir verdad, que los mismos empresarios nombrados en las fotocopias efectivamente desembolsaron pagos ilegales, pero que el encargado de cobrarlos en pesos y transformarlos a dólares era él.

“Las empresas enviaban a alguien a mis oficinas. Generalmente los propios titulares, o enviaban a alguien de confianza (gerentes financieros, contadores u otros). Esas personas me dejaban una suma en pesos con una anotación que indicaba qué habían cobrado (monto y concepto) y cuánto era lo que dejaban, que a veces era el diez por ciento y en otras oportunidades sumas menores ya que aducían que la Dirección Nacional de Vialidad no les pagaba a ellos. Yo me ocupaba de cambiar los pesos por dólares en el mercado informal, obteniendo por ello una comisión, que era mi ganancia. Coordinaba luego con (el difunto ex secretario presidencial) Daniel Muñoz para entregarle el dinero, tanto en el hotel Panamericano, donde aquel tenía una habitación -no siempre la misma- como en el domicilio de la calle Juncal y Uruguay del matrimonio Kirchner en los casos en que fuera una suma más importante”.

La afirmación de Clarens abre un abanico de interrogantes: ¿los empresarios pagaron dos veces la misma coima?, ¿a Baratta le entregaban dólares –porque así lo exigía- y a Clarens, pesos, que debía cambiar en el mercado blue?, ¿por qué pagaban dos veces, en dos ‘ventanillas’ distintas, si el destinatario final era supuestamente el mismo?, ¿mintieron los empresarios?, ¿mintió Clarens?, o ¿mintieron todos?

El listado de empresas que pagaban esos supuestos sobornos (Roggio,  IECSA, Esuco, Cartellone, Losi, Chediack) es el mismo que consignó Centeno en sus anotaciones. Bueno, casi…

En la primera declaración en la que Clarens pidió ser tenido como arrepentido, mencionó como parte de ese presunto mecanismo ilegal al Grupo Eskenazi. “Había empresas que tenían línea directa. Cristóbal López, por ejemplo, no pasó nunca por las oficinas, tampoco el Grupo Eskenazi. En realidad sí pasó cuando falleció Néstor y se pelearon con Cristina. También tenía línea directa Electroingeniería. Deseo  aclarar que en líneas generales luego de la muerte de Néstor la orden fue no continuar con la recaudación, aunque algunas venían igualmente a pagar, pocas. Por ejemplo Eskenazi Pettersen. Las empresas me traían efectivo, algunos me traían cheques pero que  había que negociar en un mercado marginal”.

Esa primera declaración fue rechazada por el fiscal Carlos Stornelli, y entonces Clarens aceptó contar más detalles.  Y, de paso, se corrigió: “Quiero hacer una aclaración del Grupo Petersen (de los Eskenazi, NdR). Mi única relación fue cuando estaba en Santa Cruz, cuando se privatizó el banco, lo único que hice fue la refinanciación de la deuda que tenía el banco. Después nunca los vi, no estuvieron en ese sistema de recaudación en mi oficina. Fue un error que cometí cuando los mencioné».  El acuerdo, entonces, fue aceptado por Stornelli y homologado por el juez Claudio Bonadio. Poco después, el periodista Horacio Verbitsky dio a conocer en el portal “el cohete a la luna” unas fotos del magistrado cenando con el empresario Sebastián Eskenazi en un restaurante del barrio porteño de La Recoleta.

Clarens aseveró que Néstor Kirchner ‘exportó’ el sistema de recaudación ilegal desde Santa Cruz hasta la presidencia de la Nación. Recordó situaciones de cuando estaba en el sur y colaboraba con la empresa Gotti. Pero no le consta; lo supone: “mientras estuve en Gotti sus dueños me decían ‘tenés que separar esto y dárselo a Lázaro Báez’, y este supongo se lo entregaba a Néstor Kirchner”.

¿Clarens conocía al matrimonio Kirchner? Él mismo lo responde: “A Néstor Kirchner lo vi una sola vez, en un restaurant, en ocasión en la que me lo presentó Roberto López (ex funcionario del Banco de Santa Cruz, NdR). A Cristina Kirchner jamás la vi”. No obstante, dijo haber cambiado pesos supuestamente provenientes de las coimas por unos 30 millones de dólares cuyo destino final, supuso, era la pareja presidencial, con la que no tenía relación.

¿Hay alguien que pueda corroborar que Clarens era quien percibía el dinero directamente de los empresarios? De su declaración como arrepentido surge que sí, y esa persona es el imputado Carlos Wagner, ex titular de la Cámara Argentina de la Construcción.

“En 2005 me informó que el Gobierno Nacional había decidido obtener fondos de la obra pública a través de una operatoria que demandaba mi intervención en la recepción de los mismos de parte de algunas constructoras en concepto de pago de aportes o retorno y que debía ocuparme de que le lleguen al Secretario de Obra Pública, José López, o quién este me indique».