Nuestra historia se escribe lucha a lucha, con profundas conquistas y dolorosas derrotas o con “avances y retrocesos”, como dijo Cristina.

Hoy, nos encontramos en un nuevo momento que nos exige profundas reflexiones para tomar decisiones que nos permitan atravesar con dignidad las consecuencias de los gobiernos neoliberales. Esos gobiernos que, una y otra vez, arrasan lo que las conquistas populares construyen y, luego, dejan un tendal de miseria y hambre de la mano de los organismos multilaterales de crédito.

Y acá estamos, frente a una deuda irregular, ilegal y fraudulenta que los paladines de la República, de la mano de Macri, nos dejaron para hipotecar nuestro futuro y asolar nuestro presente. Junto a organismos geopolíticos de dominación como el FMI, nos quieren endeudados para imponer sus condiciones. El FMI y el macrismo son responsables de la estafa más grande de nuestra historia y de la situación en la que sumieron al país y de eso tienen que hacerse cargo. La deuda, tomada para financiar fuga, tiene que investigarse. Que se conozcan los nombres y apellidos de los verdugos de nuestra Nación y se repatríen los dólares fugados.

Para poner a la Argentina de pie y fortalecer la unidad de nuestra región, no podemos doblegarnos a los intereses de los organismos internacionales. Las negociaciones no pueden resolverse en cinco minutos como hubiese hecho Macri; eso implica aceptar cualquier condicionamiento sin chistar, hacerlo con ajuste como la oposición pregona. Este escenario dinamitaría la posibilidad de recuperar la economía argentina, que está en alza. Nuestro gobierno marcó una postura clara: no hay acuerdo posible que implique un ajuste para nuestro pueblo.

En este sentido, mi voto va a estar al servicio de la soberanía de nuestra Patria y de la autodeterminación de nuestro pueblo. Tengo en claro que no voy a acompañar ningún acuerdo con el FMI. Esto significaría avalar la alianza de dominación económica más nefasta de los últimos tiempos en toda la historia de nuestra región. Tenemos que desmantelar estos mecanismos, con la firme convicción de que nuestra única deuda es con el pueblo. Nuestro crecimiento económico no puede estar signado por los condicionamientos de organismos internacionales. Nuestro crecimiento económico y nuestras políticas tienen que destinarse a generar políticas que mejoren la vida de nuestro pueblo y no la hipotequen.

Como parte de la coalición de gobierno, desde el Frente Patria Grande tenemos el compromiso y las propuestas para la pospandemia: un proyecto de país con Tierra, Techo y Trabajo a partir de la planificación y ejecución de un Plan de Desarrollo Humano Integral que contemple un Salario Básico Universal, que contenga el problema estructural de los ingresos. Esta política llegaría a cubrir a 10 millones de personas.

Para que el pueblo siempre vuelva, asumamos con convicción las enseñanzas de nuestra historia.

Al Neoliberalismo Nunca Más.