La puerta de la Morge Judicial del Cuerpo Médico Forense se transformó este viernes en el epicentro de la crisis que atraviesa el Gobierno desde la aparición del cuerpo sin vida de Santiago Maldonado. El pico de mayor tensión estalló poco después de las seis de la tarde, cuando Sergio, el hermano mayor del joven que estuvo desaparecido durante 76 días, reconoció el cuerpo.

Desde entonces corrieron horas aciagas para el entorno presidencial, que le aconsejó a Mauricio Macri llamar intempestivamente a los padres del joven y transmitirle sus condolencias. La respuesta familiar no demoró en llegar a Balcarce 50, a través de los medios, y en boca del primogénito de los Maldonado: «Me da asco que Macri llame a mi mamá a dos días de las elecciones», dijo el hombre e incrementó la tensión interna en el Gabinete.

La sensación de incertidumbre comenzó a disiparse cerca de la medianoche, desde el mismo escenario inesperado, que ya se había transformado en un pequeño santuario lleno de velas y carteles con el rostro del joven. Pasadas las 23:00 el juez federal de Rawson, Gustavo Lleral, le devolvió el ánimo al entorno presidencial y, especialmente, a la cuestionada ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. «No hubo lesiones en el cuerpo», aseguró el magistrado.

Ayer, el ministro de Justicia, Germán Garavano, virtual nuevo vocero del Gobierno sobre el caso, se encargó de exaltar ese dato. «Escuchamos la conclusión del juez y los peritos que participaron respecto de la ausencia de lesiones. Esa línea veremos cómo evoluciona con el resto de los estudios, pero ya marca y despeja muchas de las cosas. Pone en crisis muchos testimonios que dijeron que hubo golpes y lesiones», dijo Garavano en declaraciones a radio Mitre.

Horas más tarde, la familia del joven cuestionó a través de un comunicado las interpretaciones «prematuras» y, sin nombrar al funcionario , advirtió que esas opiniones intentan «un recorte intencionado, oportunista y con objetivos mezquinos».

Diagnóstico y cálculo

En la Casa Rosada destacan el «acierto» de haber corrido de la primera línea mediática a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, para evitar que su vehemencia en la cerrada defensa de Gendarmería se transformara en un problema comunicacional para Cambiemos en medio de la campaña.

«Después de la salida de Patricia al frente del tema se manejó se bastante bien la crisis. Hubo un cambio de postura notable: dejamos de defender a Gendarmería a ultranza y comenzamos a mirar al interior de la fuerza. Eso tuvo más beneficios que costos políticos, y el silencio que mantuvimos desde que apareció el cuerpo lo mantendremos hasta después de las elecciones. Nos vaya, como nos vaya, no hay que esperar euforia a la hora del escrutinio», aseguró otra fuente oficial que habita en el primer piso de la Casa Rosada.

Para el gobierno, las derivaciones políticas del caso comenzaron a tomar ribetes críticos desde que la primera candidata porteña, Elisa Carrió, aseguró que «había un 20% de posibilidades de que Maldonado estuviera vivo en Chile con la RAM».
A esa secuencia se sumó este viernes la ola de críticas contra el Presidente por el llamado intempestivo que hizo a la madre de Maldonado para transmitirle sus condolencias oficiales. «Si no los llamaba, lo iban a criticar igual, e iban a decir que Macri nisiquiera llamó a la familia. Se hizo lo correcto, además la relación con la familia nunca fue fácil», evaluó confiado un escudero de la cartera de Justicia, que omitió pronunciarse sobre las denuncias de constante seguimiento y espionaje que mantiene la Gendarmería y el aparato de inteligencia estatal sobre los Maldonado desde que estalló el caso. «