Aunque las próximas elecciones en Bolivia pueden demorarse hasta cuatro meses, el MAS se presenta ante un disyuntiva impensada. Con la dupla Evo Morales-Álvaro García Linera en el exilio mexicano tras el golpe de estado, ¿cuáles son los nombres que suenan para el binomio del Movimiento Al Socialismo?

En las filas del MAS en la Asamblea Legislativa, en las organizaciones de base aymara en el altiplano y en los sectores cocaleros del Trópico de Cochabamba no se han iniciado aún las deliberaciones ante esta inédita situación. La dramática represión del gobierno de facto los ha volcado a garantizar la supervivencia.

Pero más temprano que tarde deberán afrontar un inédito escenario electoral sin Morales ni García Linera, y con una derecha fortalecida con nuevos actores sumamente radicalizados, como son los líderes cívicos Luis Fernando Camacho (Santa Cruz) y Marco Pumari (Potosí).

El MAS, único partido de alcance nacional en Bolivia, debe reponerse a la pérdida de su líder natural y hacerse fuerte en una coyuntura que pretende criminalizar con la biblia y las balas todo lo que tenga aroma a Evo Morales.

En este escenario, las figuras presidenciables del MAS han quedado expuestas. Tal es el caso Luis Arce Catacora, artífice del exitoso modelo económico boliviano; del líder indígena David Choquehuanca; o de Gabriela Montaño, quien ocupó varios cargos en los gobiernos del MAS. Otro rumor ubica en la lista al experimentado Eduardo Rodríguez Veltzé, agente boliviano para la demanda marítima. Pero él mismo ha dejado trascender que no quiere saber del asunto.

Aunque cuatro meses en política es una eternidad, el consenso indica que dos figuras muy jóvenes, de apenas 30 años están asomando. Una de ellas es la senadora Adriana Salvatierra, de Santa Cruz de la Sierra, con perfil alto y combativo. El otro es un joven campesino, politólogo, vicepresidente de las Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba (recordemos que Evo sigue siendo el presidente de esta poderosa organizaciones cocalera). Su nombre: Andrónico Rodríguez. La pregunta es si la estrategia del MAS es consolidar una fórmula para conservar su voto duro u otra de corte más centrista para disputar el sufragio urbano que se fue perdiendo elección tras elección.

Eso sí, para esta elección o para el futuro del MAS, anoten este nombre: Andrónico Rodríguez. Y el de Evo Morales, quien, por supuesto, tendrá la última palabra.