El juego de sumas y restas de cara al recambio legislativo ya empezó. En varios despachos del Parlamento se pueden ver pizarrones con las hipótesis sobre la futura conformación y la nueva relación de fuerzas después del 10 de diciembre.

En los pasillos del Palacio Legislativo sostienen que será complejo que Unidad Ciudadana retenga el lugar que ocupó el Frente para la Victoria durante los primeros dos años de gobierno de Mauricio Macri como segunda minoría.

Los dichos del senador por Río Negro y referente de los gobernadores en la Cámara Alta, Miguel Ángel Pichetto, no son ingenuos. La decisión de intentar excluir a la expresidente del bloque que tendrá el Partido Justicialista a partir del 10 de diciembre no nace de los senadores, sino de los gobernadores peronistas. 

Cuando se plasme la fractura de la bancada que comanda Pichetto en el Senado, será el PJ el que se quede con la segunda minoría y relegará al bloque de Unidad Ciudadana. 

La misma lógica intentarán aplicar en la Cámara baja. Allí, los asesores que trabajan sobre el «poroteo” aseguran que el peronismo quedará dividido en tres: Unidad Ciudadana, PJ y Movimiento Evita. En ese escenario todavía es prematuro vaticinar cuál de las versiones del justicialismo quedará como la segunda fuerza en la Cámara de Diputados. 

Los que apoyan la conformación del bloque de los gobernadores apuestan a sumar a todo el peronismo no kirchnerista. El abanico alcanza al massismo. Las reuniones ya están en marcha. 

Uno de los diputadas que rechaza el acuerdo con los gobernadores tanto como seguir bajo la conducción de Cristina le explicó a Tiempo que “los gobernadores se envalentonaron cuando pudieron imponerle a La Cámpora la estrategia para blindar a (Julio) De Vido».

Más allá de los esfuerzos declamativos por la unidad, la fractura de la dirigencia peronista, que se acrecentó luego de las PASO, se plasmará definitivamente a partir del 10 de diciembre en el Congreso. «