Faltan nueve días para que comience la IX Cumbre de las Américas en Los Ángeles, California, y el presidente Alberto Fernández todavía no definió si asistirá al evento organizado por el gobierno de los Estados Unidos como una forma de relanzar su política con el continente. En la Casa Rosada aseguran que «no decidirá hasta último momento si viaja», porque quiere seguir presionando, junto a otros países de la región, para que el Departamento de Estado invite a todos los países y no excluya a Venezuela, Cuba y Nicaragua.

El suspenso que mantendrá el mandatario argentino forma parte de los movimientos que realiza desde hace dos semanas junto al mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador, el primero que le reclamó a Washington que invite a todos los países a la cumbre, sin exclusiones. Si esa posición no cambia, el presidente azteca dijo que no participará del encuentro pero enviará a su canciller, Marcelo Ebrard. Su expectativa es que Fernández haga lo mismo, en su rol de titular temporario de la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe (CELAC).

El tema fue el plato central de la fugaz visita que hizo esta semana por Buenos Aires Christopher Dodd, designado por el presidente Joe Biden como su asesor especial para la realización de la cumbre. Tal como anticipó este diario, el exsenador demócrata pasó por Argentina dentro de una gira por América del Sur para intentar aflojar las resistencias de distintos mandatarios. La aventura por tierra criolla no aportó resultados a primera vista. Al principio se esperaba que Dodd estuviera el lunes pero finalmente llegó el jueves y fue recibido por Fernández y luego almorzó con el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz. Aunque estaba prevista una rueda de prensa protagonizada por Dodd, no se concretó y en su lugar difundió una declaración donde aumentaron las incógnitas. «Reiteré nuestra esperanza de que Argentina sea un participante activo de la cumbre, lo cual es especialmente importante dado su rol como líder regional», sostuvo Dodd. En la Casa Rosada se encontró con el mismo planteo que le escuchó al embajador Jorge Argüello cuando ambos se reunieron en la sede diplomática argentina en Washigton. Aún así, las fuentes consultadas del Palacio San Martín y del State Dept mantienen el suspenso porque el intercambio de Dodd en la Casa Rosada fue de alto nivel y posiblemente el funcionario se llevó algunos mensajes para Biden.

El hermetismo deja la puerta abierta sobre algún cambio de ultimo momento, pero las fuentes diplomáticas cercanas a la cumbre consideran «poco probable» que la Casa Blanca habilite invitaciones para los tres países, y  si hay un gesto para cancilleres o funcionarios de menor rango, las chances de que acepten son escasas. Dodd estuvo con Fernández y Beliz mientras el canciller Santiago Cafiero estaba en México, en un encuentro procolar con Ebrard, su par azteca. Ambos ratificaron el pedido que hicieron sus presidentes y luego circuló la versión de una posible «contracumbre» durante los días del evento. Ante las consultas de Tiempo, cerca del Presidente y en el Palacio San Martin desmintieron la versión. «Es falso, solo se habló de organizar un desayuno o una cena con los representantes de los países de la CELAC que estén presentes en la cumbre, solo eso», detalló una de las fuentes consultadas.

El jueves, luego del encuentro con Dodd, el presidente participó de la tercera Reunión Regional de Ministras y Ministros de Educación de América Latina y el Caribe, que se realizó en la Cancillería. Tenía un discurso preparado para hablar sobre la materia, pero se salió del libreto, lo hizo a un lado y criticó «las seis décadas de bloqueo en Cuba», en referencia a la política de Estados Unidos contra la mayor las Antillas. Un gesto de alta repercusión para los intercambios que llevaba Cafiero en México y también para los gobiernos latinoamericanos que repudian la exclusión de los tres países.

Aún así, las negociaciones no han concluido. Luego del anuncio que hizo Estados Unidos sobre la flexibilización de algunos puntos del embargo contra Cuba, habría un visto bueno de Washington para que Fernández funcione como un mediador con Venezuela en el marco de la próxima cumbre. Más allá de la puesta en escena, las partes están interesadas en que surja una agenda concreta más allá de las invitaciones y declaraciones que vendrán. El presidente sigue sosteniendo que es un interlocutor válido de la región porque habla con todos los países. No por casualidad,  es el único jefe de Estado de la región invitado a participar de la Cumbre del G7 que se realizará el 27 de junio en Baviera, Alemania. Si las gestiones diplomáticas avanzan, Fernández tendría otra razón para mantener la intriga, pero viajar finalmente a Los Ángeles, aunque lo decida a último momento.