El gobierno porteño presentó su tardío Presupuesto 2020 en la última semana de noviembre. «Había dos proyectos de Presupuesto para el año entrante: uno moderado y otro con recortes, y se iba a presentar el documento más conveniente según el resultado de las elecciones», confió a Tiempo una fuente de la administración Larreta el martes pasado, durante la presentación del informe de gestión que realizó el jefe de Gabinete Felipe Miguel. Precisamente, la demora complica la exposición de cada uno de los ministros y las ministras que habitualmente realizan en la Legislatura, a fin de brindar detalles de lo realizado en 2019 y adelantar el plan para el próximo año. Pero las palabras de Miguel, además de los números, evidenciaron el tono de lo que viene en la Ciudad de Buenos Aires: más plata para seguridad, y un pronunciado recorte del gasto social.

«La Policía de la Ciudad tiene 1469 patrulleros, 944 motos, 133 camionetas, 405 bicicletas, 107 cuatriciclos, 120 móviles de flota pesada, nuevos ‘ecomóviles’, tres helicópteros y dos camiones hidrantes, y cuenta con 25 mil policías dotados del mejor equipamiento», enumeró con orgullo el jefe de Gabinete porteño, y adelantó que desde enero del año entrante se sumarán 1565 cadetes de policía. La cuantiosa inversión en seguridad que viene haciendo el PRO en el distrito va a contramano del desfinanciamiento de otros sectores sensibles, lo que muestra a las claras las prioridades del gobierno más allá de los discursos.

Ya un clásico del Presupuesto porteño en la era macrista, Educación y Salud son los sectores que vuelven a sufrir un fuerte ajuste. La cartera que dirige Soledad Acuña pasó en menos de una década del 27,8% del total en 2011 al 22,2% en el 2015, y al 18,5% en 2017. En 2019, el monto destinado a Educación representó 55.642 millones de pesos, el 17,3% del total. El presupuesto 2020 mantiene al área congelada en la misma cifra porcentual, equivalentes ahora a $ 83.467 millones.

«Si quitamos los fondos que van a subsidiar a la educación privada, que son 14.100 millones de pesos, para la educación pública nos queda apenas un presupuesto de $ 69 mil millones, prácticamente lo mismo que en materia de seguridad», advierte a Tiempo la legisladora Laura Marrone (Izquierda Socialista-FIT), que integra la comisión de Educación.

Otra comparación relevante es el dinero destinado a la construcción de nuevas comisarías. Se invertirán $ 3400 millones en sedes policiales, mientras el monto asignado a infraestructura de escuelas es de apenas $ 2900 millones. «A este gobierno le interesa más la policía que la educación, para reprimir lo que su política económica y social no puede contener», concluye Marrone. En el mismo sentido, la legisladora electa Maru Bielli (Frente de Todos) afirma que «en la Ciudad de Buenos Aires sufrimos la falta de más de 20 mil vacantes, lo cual requiere un esfuerzo presupuestario en la construcción de nuevas escuelas. Y sin embargo, según el Presupuesto no planean construir ninguna escuela nueva en toda la Ciudad el año que viene».

En 2019, Salud recibió un monto de $ 47.913 millones, que representa el 14,65% del total. En 2020 el porcentual dedicado a políticas sanitarias volverá a ser inferior, aunque la merma sea apenas perceptible: con unos 20 mil millones de pesos más, licuados por la inflación, equivaldrá al 14,58% del Presupuesto general.

El mayor ajuste, en cualquier caso, lo sufrirán los sectores más empobrecidos de la Ciudad. El presupuesto enviado por el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta –estima para el año que viene una inflación del 43,1 por ciento– prevé un gasto total estimado para 2020 de 480.833 millones de pesos, lo que supone un aumento porcentual del 27,7% respecto al 2019. Esto implica un ajuste en términos reales, es decir, en el poder de compra de los pesos invertidos, cercano al 20% en relación a la inflación del año en curso (52%) y del 12% considerando la inflación promedio esperada para el próximo ejercicio.

En particular, el dinero destinado a los servicios sociales manejado por entes descentralizados es apenas de 51.966 millones de pesos más que en 2019, lo que representa un aumento de alrededor de 27%, una cifra que está muy por debajo de la inflación considerada por el propio Ejecutivo porteño. Una de las áreas más comprometidas será Promoción y Acción Social. Sus partidas –que incluyen el dinero para los planes sociales porteños– aumentaron solo un 17,8%, pero si se toma en cuenta la inflación del 43,1% proyectada, sufrieron un ajuste real del 18 por ciento. Este ítem está orientado a «brindar protección y ayuda directa a personas necesitadas», como señala el proyecto, y en él «confluyen las acciones correspondientes al Ministerio de Hábitat y Desarrollo Humano». Contiene, entre otros programas y planes, el de «Asistencia a Familias de Alta Vulnerabilidad Social», que brinda atención a familias en situación de calle; el «Plan de Seguridad Alimentaria»; el de «Ciudadanía Porteña», que entre sus objetivos tiene los controles de salud y la asistencia escolar de niños y niñas y «apunta a incidir en la ruptura de los mecanismos de reproducción intergeneracional de la pobreza»; y el de «Desarrollo Integral Infantil», que afecta directamente a varios organismos que promueven el desarrollo integral de la niñez y la adolescencia en los barrios más vulnerables. El funcionamiento de todos esos sensibles estamentos está en riesgo

En resumen, todos los aumentos nominales en partidas con fines sociales están por debajo de la inflación que se proyecta para 2020. El equipo de Bielli calculó una caída en términos reales del 3% en Salud, 6% en Educación, 13% en Cultura, y ese pronunciado 18% en Promoción y Acción Social. «