La historia suena familiar. Tras su derrota electoral, muchos decretaron el fin de su carrera política y comenzaron a especular sobre sus posibles reemplazantes. Nos referimos a Mauricio Macri dentro de Juntos por el Cambio, claro. Las miradas apuntaban a quienes tenían o habían tenido cargos electorales ejecutivos –Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal–; los radicales, que compartían masivamente ese diagnóstico terminal, comenzaban a soñar con el candidato propio. Carrió, por su parte, daba un paso al costado para no tener que tomar partido. Efectivamente, las encuestas le dan mal, y hasta una parte no menor de sus votantes más fieles hace un balance negativo de su presidencia. Sin embargo, de tanto que se extendió la idea de su precipitado final, hoy la política argentina luce sorprendida por su regreso a toda marcha. Con pocos y precisos movimientos, Mauricio Macri volvió a ubicarse en el centro de la escena, y se consolidó como el líder de la oposición al gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner.

Hay tres claves que explican su retorno: 1. núcleo duro electoral, 2. poder efectivo, 3. habilidad política.

1. Cuando Macri dejó el poder en 2019, obtuvo un meritorio 40% de los votos. Sumó unos 8 puntos desde las PASO gracias a su «gran marcha» por las ciudades del país, concentrándose en los bastiones amarillos y sojeros. En medio de una campaña presidencial digitalizada y sobrerrosqueada, Macri se graduó de político popular con una seguidilla de actos multitudinarios. La remontada solitaria y final de Macri ganó un lugar que ya se venía disputando desde los años anteriores, y que cristalizó: Macri es el mejor representante de un frente ideológico e identitario, que clama –sin una receta clara– por una alternativa epidérmica a la Argentina peronista y convoca a sus votantes desde la exaltación. Como Cristina, Macri es el líder del cambiemismo y, al mismo tiempo, su vanguardia. Nadie es más cambiemita que él; en comparación, todos los demás son la moderación, la negociación o la abdicación al PJ. Salvo Patricia Bullrich, que como auto detrás de ambulancia supo sumarse a la autopista M de la profundización del cambiemismo. Por esa razón, aunque Rodríguez Larreta tenga mejores números en las encuestas de hoy, la fortaleza a futuro de Macri es su jefatura del núcleo duro de JxC. Él es quien convoca a los que se movilizan. Eso se traduce en un escenario claro: en una interna, sería el más votado.

2. Nadie duda de la buena llegada de Rodríguez Larreta, los jefes radicales y otros líderes cambiemitas al clásico establishment empresarial argentino. Todos se caracterizan, además, por sus contactos internacionales. Pero en el plano del poder efectivo, Macri les gana a todos. Lo ven como creador de la marca y dueño del concepto. Y además, está el «grupo de WhatsApp», del que se escribieron tantas crónicas. Probablemente, ese grupo está funcionando como nunca. Más allá de las vacas sagradas de la economía argentina, Macri en persona logró entusiasmar a toda una camada de emprendedores, ejecutivos, comunicadores y consultores, para quienes la ansiada «nueva política» pasa por él. Macri es el coloquio de IDEA, la innovación tecnológica y los infinitos desarrollos inmobiliarios. Es quien hegemoniza culturalmente a la Argentina liberal aspiracional.

3. Macri, como dice Jorge Asís, hace política como una celebridad. Arrancó su pospresidencia con intervenciones puntuales, y espectaculares. Comprende mejor que algunos de sus socios que el poder político viene fundamentalmente de los votos y la popularidad. Sabe cómo hacer política opositora en los medios y las redes. Armó su propio arsenal mediático, con gente que le responde con pasión. Entendió desde el día uno que lo iban a culpar de todo, y que estaba condenado a la lucha. Con todos estos valiosos conocimientos y escenificaciones, Macri ya puso en marcha una campaña de captación de la atención pública con la cual mantendrá a todos en vilo durante un largo tiempo, bien lejos de las soporíferas coberturas de Zoom y fotoreuniones de funcionarios.

Por todo lo anterior, poco importan las encuestas con alta imagen negativa de principios de 2021. Mauricio Macri cuenta con los instrumentos narrativos y las estrategias para comandar a esa gran porción de la Argentina que se referencia en la coalición opositora. Resta por ver qué se hará desde la vereda de enfrente para frenarlo. «