Eclipsado por el torbellino económico-financiero y la crisis política del gobierno, el resultado de las PASO del domingo pasado –y algunas de sus sorpresas derivadas–quedó relegado en el debate público en una llamativa secuencia fugaz. Sin embargo, el impacto del cómodo triunfo del opositor Frente de Todos y la caída del oficialismo volvió a poner en blanco sobre negro las razones de un voto que permaneció silencioso para la mayoría de los analistas, pero también, de alguna manera, se mantuvo inasible hasta el minuto final para los protagonistas centrales de la pulseada. 

 ¿Hubo voto vergonzante? ¿El castigo ciudadano a la gestión de Mauricio Macri puso foco excluyente en la marcha negativa de la economía? ¿Dónde y cómo hizo carnadura el enojo de la sociedad? ¿Es posible revertirlo? Los interrogantes se multiplicaron subterráneos en los comandos de campaña, mientras Macri pendulaba del enojo con los votantes al anuncio de medidas ajenas al catecismo de Cambiemos y Alberto Fernández hacía equilibrio entre aportar a la estabilidad institucional y advertir sobre los riesgos del plan (electoral) de emergencia.

Culpables

La diferencia de 15 puntos que la coalición peronista-kirchnerista logró desmarcar de Juntos por el Cambio puso a las encuestas (una vez más) en el banquillo. La mayoría de los sondeos que circularon en las semanas previas a la elección no lograron detectar el rechazo que acumulaba el oficialismo. Tampoco los avales que sumaba la oferta de un peronismo unido. El uso mediático de esas investigaciones hizo el resto: por primera vez fue noticia un «promedio» de intención de voto calculado a partir de investigaciones realizadas con diferentes y –muchas veces contradictorias– metodologías. 

«La mayoría de las encuestas señalaron una tendencia favorable al Frente de Todos, pero muy pocas lograron una aproximación más precisa. No se trata de una falla exclusiva de la Argentina: en todo el mundo la opinión pública se está sustrayendo, independizando, de las redes de la investigación. Es un problema que no tenemos resuelto y sólo basta ver los ejemplos del Brexit o Colombia», explicó el sociólogo Ricardo Rouvier.

 En la búsqueda de respuestas a un resultado inesperado, Rouvier advirtió que el componente ideológico del voto en las PASO no fue el elemento decisivo. «En 2015, la sociedad no se ‘derechizó’; y en 2019 la sociedad no se ‘izquierdizó’. La gestión fue siempre el centro de gravitación», sintetizó como parte del debate post PASO organizado por el Centro Opinión Pública y Estudios Sociales (COPES) de la UBA que dirige Carlos De Angelis.

Es la política, estúpido

La alianza electoral que decantó tras la decisión de Cristina Fernández de delegar la candidatura presidencial en el exjefe de Gabinete de Néstor Kirchner y luego sumó volumen con la incorporación de Sergio Massa y el respaldo institucional de gobernadores e intendentes funcionó como catalizador del descontento social. «El motivador económico no podía ser una sorpresa. Hay amplios sectores del electorado con dificultades de diferente nivel para llegar a fin de mes. El apoyo a ‘opciones de la oposición’ es un fenómeno que se visualiza desde principio de año», razonó el sociólogo Roberto Bacman. El titular del Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP) articuló, junto a los consultores Hugo Haime y Analía Del Franco, el equipo de encuestadores del frente opositor. «La decisión fue no difundirlas, pero nuestros indicadores señalaban una distancia de al menos diez puntos. El voto escondido estaba disponible para el Frente de Todos», le explicó a Tiempo.

La solidez de la victoria en territorio bonaerense constituye un capítulo especial del primer test del año. Los sondeos también fallaron en el pronóstico de un corte de boleta favorable a María Eugenia Vidal.

La gobernadora cayó frente a Axel Kicillof en un contexto dramático. Según datos oficiales, el desempleo en el Conurbano llegó en 2019 al 11,1% y golpeó con fuerza a las mujeres jóvenes de hasta 29 años: en esa franja etaria el indicador trepó al 25,8 por ciento. «Lo social definió a lo político», evaluó uno de los dirigentes del frente opositor que trabaja en las propuestas de gestión de Fernández y que pronosticaba un apoyo contundente en la Provincia cuando los sondeos dibujaban una paridad. En ese distrito plagado de contrastes, coinciden oficialistas y opositores, la figura de CFK fue clave para traccionar votos. «Se comprobó en todas las simulaciones de cuarto oscuro», amplió Bacman.  

Valores fuerza

La elección del domingo pasado reveló una primera amonestación a la administración de Cambiemos, especialmente en materia económica, pero también dio señales sobre ciertos consensos básicos que la maquinaria comunicacional de Cambiemos pareció confundir en figura y fondo. «En el voto del domingo es posible identificar un pronunciamiento de los afectados por los retrocesos en la restitución de derechos», subrayó la investigadora Ana Natalucci.

En su diagnóstico, la idea de defensa del Estado como garante y regulador asomó también en el volumen que alcanzó el frente opositor. «No se trata solamente de un voto económico, consecuencia de la crisis y el ajuste. En 2015, la sociedad quería resolver algunos problemas de gestión gubernamental, pero no desterrar una idea de Estado que está muy arraigada», explicó.

Las claves del voto que ningún análisis previo logró capturar con certeza alumbraron hace siete días con el primer recuento. Restan dos meses –en el contexto de una crisis de final incierto- para que esos indicadores terminen de modelar la decisión final. «