Si la función del arte es desautomatizar la visión de lo cotidiano, de lo ordinario, para convertirlo en extraordinario, Nora Iniesta lo logra sobradamente en Marzo, la muestra que podrá verse hasta el 6 de abril en la Fundación Banco Ciudad y que cuenta con la curaduría de Rodrigo Alonso. Se vislumbra en ella una buscada modestia de los materiales que se integran en técnicas mixtas, collages e instalaciones, además de una gran obra realizada con piezas de Rasti en cuyo armado participaron también los espectadores el día de la inauguración. 

“Casi desde los comienzos de su carrera –dice el texto de presentación de la muestra-, Nora Iniesta ha tomado como eje de su trabajo los múltiples y variados universos femeninos. Niñas o adultas, anónimas o emblemáticas, las mujeres aparecen en sus obras como un leitmotiv al mismo tiempo poético y cuestionador. La infancia, los legados familiares, la educación, el mundo laboral, la cultura y la política, son algunos de los contextos recurrentes en los cuales estas figuras negocian sus estatutos de seres sociales singulares. Contextos que trascienden las determinaciones biológicas y que, por eso mismo, expanden, difuminan y problematizan las nociones establecidas de feminidad.” 

Y agrega un párrafo que define el espíritu de su obra: “Rainer María Rilke dijo alguna vez que la patria del ser humano está en su infancia. Nora Iniesta comparte esta afirmación. De ahí la repetición de la figura de una niña – a la que bautiza, genéricamente, como la “niña argentina” –, pero también, el uso de ciertos materiales que remiten al ámbito lúdico o escolar. Incluso, la técnica del collage – una de las herramientas principales de la poética de la artista– recuerda a las tareas infantiles mediante las cuales se construyen las primeras asociaciones de ideas y la imaginación.”

En el ambiente poco convencional en que tiene lugar Marzo la artista recibió a Tiempo Argentino para hablar de su obra y de esta exposición que habla del mundo femenino.
-¿Por qué elegiste Marzo como título para esta muestra?
– Porque cuando uno dice marzo lo primero que se le ocurre es que es el mes de la mujer. Y esa fue la propuesta que, de acuerdo con la Fundación Banco Ciudad, tomamos para la muestra que inauguraba el año. En marzo para nosotros, en la Argentina, y especialmente en Buenos Aires, comienza todo por la ubicación geográfica, por nuestro lugar en el mundo. Antes Buenos Aires comenzaba su actividad cultural luego de Semana Santa. Hoy son tantas las cosas que suceden a nivel cultural, que de alguna manera quise ser la primera, como buena alumna (risas) y por eso esta muestra se inauguró el primer día de marzo. Además, marzo es el mes de la mujer. La pieza principal es un rostro –la pieza se llama así, Rostro- es una nueva cara, una nueva piel femenina. Creo que a medida que uno avanza en el tiempo, que tiene más edad, va cambiando piel. Quizá estoy más curtida en algunos aspectos, pero también creo que si uno está abierto a la posibilidad de ser mejor persona todos los días, cambia y aprende hasta el final de sus días.

  -¿De qué forma conformaste esta muestra? ¿Todas las piezas las concebiste especialmente para la muestra o, a la inversa, concebiste la muestra a partir de las piezas?
-Hay parte de la muestra que es mi historia y lo que se hizo a través del curador  que es el crítico Rodrigo Alonso fue seleccionar obras mías que hacen a la historia de la mujer. Por eso hay una presencia de la niña argentina, porque mujer se nace. Hay otras obras inéditas, nuevas, especialmente pensadas para esta exposición. Ese gran rostro, que está hecho con ladrillos Rasti, por ejemplo, lo comencé fuera de la muestra pero se concluyó aquí con la participación del público. Mi intención era que se pudiera participar en un nuevo rostro, en una nueva piel, un nuevo año, porque sí o sí marzo marca el inicio del año de actividades en Argentina. Las obras que están delante y que se llaman Equidad están hechas sobre tela. Una de ellas tiene 168 nombres de mujer y otra, 168 nombres de varones. Todo eso fue concebido para esta exposición. La instalación que se llama Cotidiano está compuesta por ocho sillas pequeñas diferentes entre sí, cada una de las cuales tiene sobre sí un objeto distinto, un objeto de todos los días que es común a todos los que pasan por esta muestra como espectadores. Está el amor, el juego, la cocina, el mapa de la República Argentina. Nada es lujoso, todo tiene que ver con lo que usamos a diario pero están dentro una estética que es la mía. Luego están las grandes bombitas incandescentes que es Ideas argentinas y que tiene que ver con la jerga cotidiana, como cuando uno dice “se me prendió la lamparita.”

También hay otro tipo de piezas que se acercan más al cuadro, aunque no son exactamente cuadros en el sentido tradicional.
-Sí esas piezas están hechas con la técnica de ensamblaje de objetos. Allí también aparece la niña argentina, el amor, aparece Tal para cual que son una niña y un niño, la ternura, la ingenuidad y la multiplicidad porque la imagen de la niña argentina se multiplica. Algo que creo que tiene que ver mucho con marzo y la mujer son las pajareras que es como llamamos en una jerga cotidiana a los pequeños agujeros donde se vive que también están en la muestra. Lo que pongo es lo que está en nuestra cabeza todos los días: la casa, el techo, la cocina, la lectura, el amor, la ternura. No hay nada que no sea común a todo individuo.

-Lo que hacés como artista es transformar lo ordinario en extraordinario.
-Qué suerte que lo decís vos. Lo que hago es poner en valor esas cosas que pasan o inadvertidas. Tomar eso y ponerlo en una vitrina o en una caja con vidrio hace que se vuelva un llamado de atención.

-En la muestra se nota un gran trabajo de edición de los objetos.
-Sí, hubo un gran trabajo de edición, de selección. Uno viene con un bagaje de cosas y quiere poner todo, pero tiene un curador al lado que es un filtro y ayuda a la distribución de las obras. Mucho queda afuera, pero lo que se muestra es una síntesis que permite visualizar más ágilmente el mensaje. Durante todo marzo y hasta el 6 de abril, en la muestra siempre estuvo y estará presente la mujer. 

-Dijiste que mujer se nace. Ese criterio hoy está cuestionado.
-Sí, no lo dije poniéndome en contra ni aseverando que es así. Tengo mucha tarea hecha desde la niña argentina como personaje, es la niña que luego va a ser mujer. Hoy hablamos de femicidio, algo que no sólo les sucede a las mujeres adultas, les pasa a las chicas de 2 o 5 años que son abusadas. Aludía entonces al lugar que nos toca como mujeres y que, si se quiere, es de más vulnerable. Por eso no dejo afuera a la niña argentina, sino que la incluyo como tema mujer. 

-Yo me refería al tema de autopercibirse mujer aunque no se lo sea desde lo biológico.
-Sí, por supuesto, de esto no hay duda. No estoy hablando de sexo, sino de género.

-¿Cómo es hacer una muestra en un lugar no tradicional como es un banco, donde entra gente que no viene a ver arte?
-Este es un lugar vidriado y está en una esquina muy concurrida. Me interesa mucho ver la reacción de la gente quizá no habituada a ver una muestra, gente que viene por otra razón. Interactuando con la muestra hay cajeros, computadoras…Por suerte está muy organizado. No pude cambiar de lugar ni un panel ni una vitrina porque hay una estructura ya dada, si no, sí sería un caos. Este espacio se puso en valor para que haya específicamente arte. Exponer aquí no me interesa ni más ni menos que hacerlo en una galería. Lo que sí me interesa de este espacio, como podría suceder en un shopping o el lobby de un hotel, es la cantidad de gente que circula. Ése es otro tipo de difusión que yo agradezco porque permite que el arte se sume a otro tipo de actividades, como sucede en este caso. Aunque las cosas no están tan mezcladas porque este espacio del Banco Ciudad está pensado para el arte, de todos modos fue un desafío que las obras convivieran bien con lo existente. 

-El espacio no tradicional duplica el tema de lo cotidiano.
-Sí. Mis obras son estáticas y la gente viene aquí con cierto apuro y a resolver problemas, retirar dinero, depositar un cheque y a veces pasa, por suerte, que su mirada se escapa hacia las obras y eso como artista lo agradezco. Que haya un poquito de arte en un lugar que podría ser absolutamente indiferente al arte, me parece muy bien. Defiendo mi vocación y mi profesión y pienso qué bueno que tengo la oportunidad de mostrar esto acá que es un ámbito distinto y valioso. Creo mucho en lo que es la difusión. No hablo de educar ni de enseñar, pero sí de la convivencia con el arte, de una convivencia que acerca el arte a la gente. Tengo que aceptar que yo no pinto al óleo y no pinto paisajes, lo que para mucha gente sería arte, sin embargo me he llevado lindas sorpresas con la gente, sobre todo con la gente que trabaja acá, por ejemplo, muchas chicas promotoras que están felices con la muestra y eso me pone muy contenta. He recibido comentarios gratos, nunca agresivos y eso es mucho. Estamos en un momento en que toda la Argentina está preocupada. El dinero no alcanza, hay mucha gente sin trabajo. Quienes trabajan cuentan del tiempo que les cuesta llegar, de la cantidad de horas que les lleva viajar, pero cuando llegan aquí, esto es un remanso. El arte ayuda.

-Es un mundo dentro de otro mundo.
-Sí, y eso me da felicidad. Si pude hacer esta muestra es gracias al apoyo que recibí este banco, que es el que tiene mayor acervo de obras de arte. Pocos bancos públicos han tenido el interés que tiene el Banco Ciudad por las artes plásticas. He contado desde el vamos con una libertad absoluta. Nadie me tomó examen ni me preguntó qué era lo que iba a poner. Eso también hace a la convivencia y también el hecho de que tenga continuidad, porque este banco apoya al arte desde su creación. Además, está abierto de lunes a viernes de 10 a 20. Las galerías solo abren de tarde y ya hay algunas que no abren los sábados. Aquí el público se siente más libre porque nadie mira al que está mirando, a diferencia de lo que sucede en una galería.

-No es la primera vez que trabajás con este banco.
-No, el año pasado, por ejemplo, con el apoyo de esta institución pude hacer un retrato de Miguel de Cervantes Saavedra que doné a la Biblioteca Ronco de la ciudad cervantina de Azul, donde hay más de 200 ediciones diferentes de El Quijote. 

-¿Cómo es la forma de trabajo de alguien como vos que no trabaja con materiales tradicionales?
-No hay dos días iguales. Lo que es igual es que todos los días voy a mi estudio que es el lugar donde puedo hacer y pensar. Yo acumulo ciertos objetos. En algún momento surge una idea que va tomando cuerpo y va integrando un objeto con otro. Lo que falta se completa saliendo, viendo, encontrando y así se arma la obra. 

-¿Me podrías dar un ejemplo de ese procedimiento?
-Sí, las ocho sillitas que conforman Cotidiano casi todas estaban en mi casa o en el estudio. Son sillas pequeñas y nunca imaginé que se transformarían en esta obra. El momento de la concreción es muy rápido, pero el de la maduración de la idea es muy lento. 

-¿Cómo llegaron a vos estas sillas?
-Dos vinieron de Tilcara conmigo dentro de una valija, otra vino de Marruecos, otra me la trajeron de Maimará, otra es un banquito de cocina de mi casa. Todo lo que tengo puede llegar a formar parte de mi obra. Lo bueno es que a partir del hacer van surgiendo nuevas cosas. Hoy imagino a partir de esta instalación una mucho más grande con 100 o 200 sillas diferentes. Es como cuando uno amasa una masa madre en la que siempre hay un poco de la masa original y uno le va agregando otra cosa. Creo que no hay mejor ejercicio que el  hacer.

La exposición podrá verse de lunes a viernes, de 10 a 20 hasta el 6 de abril, con entrada libre y gratuita En Sarmiento y Florida, Banco Ciudad.