Con los casos en aumento, el gobierno de Axel Kicillof analiza restringir la nocturnidad y también el transporte público en la provincia de Buenos Aires. Son dos medidas en línea con la propuesta que el presidente Alberto Fernández formuló hoy a los gobernadores de todo el país.

La curva de contagios en la provincia se aceleró de manera exponencial desde el 8 de diciembre. Ayer hubo 5419 casos, apenas 300 menos que en el pico de la pandemia que fue en la última semana de agosto del año pasado. Con ese panorama, más allá de pedirle a los intendentes que ajusten los controles, en el Ejecutivo analizan otras medidas más efectivas para reducir el movimiento y los contactos aunque sin llegar a la cuarentena estricta.

El viceministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, afirmó que «el escenario es muy negativo» en relación al aumento de casos de coronavirus. Por eso opinó que se deben «tomar medidas para retroceder los contagios». Y en este punto mencionó restricciones en la nocturnidad y también en el transporte público, aunque aclaró que todo se hará en consonancia con Nación.

Sobre la primera medida, Kreplak explicó que el análisis de los contagios muestra que los casos «han aumentado más en la población de 15 a 30 años». Y que antes la franja más contagiada era la que va «de 30 a 45 años». En este sentido evaluó que «quizá tomar medidas con esa población ayude. Son los primeros que se contagian y después contagian al resto. También ir tomando medidas segmentadas sobre los medios de transporte».

Fernández le propuso hoy a los gobernadores limitar la circulación de vehículos y personas en todo el país, de 23 horas a 6 de la mañana, en busca de frenar el incremento de casos de COVID-19. El «toque de queda sanitario» saldría por decreto, aunque no se sabe aún desde cuándo regiría. Luego cada provincia debe adherir.

La otra medida es restringir el transporte público. Sería similar a la que rigió durante la cuarentena más dura reduciendo el uso sólo para los trabajadores esenciales en el AMBA. Es una posibilidad.

«La velocidad de instalación es muy preocupante. Lo que en primera instancia fueron tres meses, ahora pasó en tres semanas», describió Kreplak, quien evaluó que «las segundas olas son muchas veces superiores a la primera, por lo que es posible que haya más casos que en el pico anterior».

Kicillof encabezó ayer una reunión con los intendentes de la Costa Atlántica para evaluar la situación epidemiológica y definir qué hacer frente a la suba de casos. Les pidió reforzar los controles para que los cuidados y los protocolos se cumplan y la temporada de verano pueda seguir.

«La continuidad de la temporada depende de cómo nos comportemos como sociedad», dijo el mandatario en conferencia de prensa desde San Bernardo. Y remarcó que la única forma de evitar los contagios es «ir a una reducción de la movilidad. Como nuestro objetivo es sostener todo lo que podamos la actividad, la producción, el trabajo y el turismo, pondremos más énfasis en el cumplimiento de medidas y protocolos de cuidado que tenemos en funcionamiento».

El caso Rojas


En la provincia, el municipio de Rojas se convirtió esta semana en el primer distrito en implementar el «toque de queda» nocturno para frenar los contagios y evitar el colapso del hospital local. La medida entró en vigencia ayer. Rige desde la medianoche hasta las 6 de la mañana, de domingo a jueves, y de 2 a 6 los viernes y sábados.

El intendente Claudio Rossi (Juntos por el Cambio) también dispuso multas de hasta 720 mil pesos para quienes organicen fiestas clandestinas, ante el aumento de casos de coronavirus. Ese distrito de 23 mil habitantes tiene hoy 142 casos activos.

Al anunciar las medidas, se dirigió especialmente a los jóvenes: «Necesito y quiero pedirles a los jóvenes que colaboren y nos ayuden en este difícil momento que estamos viviendo. El hospital está al borde de su capacidad», dijo, y agregó que el toque de queda regirá hasta que «haya una clara tendencia a la baja» en los contagios.

En noviembre, el distrito de Azul también puso en marcha esa medida restrictiva para frenar las fiestas clandestinas y evitar el colapso sanitario.