Ya está. Comenzó a despejarse una de las incógnitas que subsistía en materia electoral. El año próximo habrá tres grandes espacios nacionales con competitividad en las urnas. El oficialismo de Cambiemos, el Frente Patriótico que tendrá al kirchnerismo en un rol visible y con poder de atracción sobre otros sectores políticos; y el tercero en discordia, que se acaba de presentar en sociedad, y que en octubre tendrá su lanzamiento: el incipiente proyecto del peronismo antikirchnerista, bautizado Alternativa para Argentina, motorizado por Juan Manuel Urtubey, Sergio Massa, Miguel Pichetto y Juan Schiaretti.

La foto conjunta de estos cuatro dirigentes no causó ninguna sorpresa en los cuarteles de Unidad Ciudadana. El anuncio más bien ratificó lo que ya muchos intuían y descontaban: la realización de una gran y única PASO del peronismo en la que participen kirchneristas y antikirchneristas es imposible. Eso significa que en la elección general, como en 2003, habrá dos listas de cuño peronista que competirán por llegar al balotaje y, ahí sí, vencer a Cambiemos.

El anuncio de Massa, Urtubey, Pichetto y Schiaretti mostró señales de que esta construcción política no tiene en sus planes competir «por dentro» con Cristina Fernández. Uno de los primeros dichos del salteño Urtubey tras la foto conjunta fue insistir con el desafuero de CFK. Heredero de los esfuerzos de Eduardo Duhalde, de Francisco De Narváez y del propio Massa, el flamante espacio se propone como alternativa de gobernabilidad para el caso de que el durísimo plan de ajuste monetario y shock recesivo que exige el FMI demuela la relación de Cambiemos con la sociedad. Por el contrario, el kirchnerismo y sus aliados, entre los que hay históricos y otros más recientes, como el dirigente social Juan Grabois y el gremialista Hugo Moyano, pretende reconstruir el país sin continuidad respecto de las políticas macristas.

La definición de quién o quiénes serán los candidatos del Frente Patriótico se mantiene en un compás de espera. El primer factor determinante empezará a develarse en una semana. El próximo domingo se realizará la elección presidencial de Brasil, en la que el procesista y militar retirado de extrema derecha Jair Bolsonaro se enfrentará con el candidato muletto del PT, ungido por Lula Da Silva desde el penal de Curitiba, el exalcalde de San Pablo Fernando Haddad. Tanto Haddad como el excanciller de Lula Celso Amorim trabajan para apaciguar el rechazo sistémico que hasta hace unos meses generaba un eventual retorno del PT al gobierno entre la burguesía paulista y otros sectores del empresariado. Las encuestas, claro, los ayudan mucho. Según los sondeos, Haddad ganaría la segunda vuelta.

En el kirchnerismo saben que, al igual que en 2003, cuando Néstor Kirchner fue candidato un año después de la llegada de Lula al poder, una eventual victoria del PT sería un empujón fenomenal para la oposición a Macri. Y en especial para Cristina. El establishment argentino también lo sabe. Por eso prepara los próximos capítulos de la saga de los cuadernos y acelera los tres juicios orales en los que deberá presentarse CFK. Coincidirán, obvio, con el momento más álgido de la campaña. Otro condicionante clave para el futuro de la oposición es el impacto del plan de shock recesivo, con emisión monetaria cero y riesgo cierto de hiperinflación, que acaba de lanzar el gobierno.

Todos los nombres en danza del Frente Patriótico para una postulación presidencial –Agustín Rossi, Felipe Solá, Alberto Rodríguez Saá, quizá Sergio Uñac y, por supuesto, CFK– creen que el clima social de fines de 2018 será angustiante y complejo. Ese escenario de crisis extrema, cuya concreción no parece una fantasía, acrecentará las chances de los candidatos no macristas. Mejor dicho: de todo aquel –o aquella– que pueda jactarse de no haber tenido vinculación alguna con el oficialismo nacional en los cuatro últimos años. En las filas del justicialismo ese atributo no es generalizado. Este último rasgo explica por qué la provincia de Buenos Aires ya tiene una candidata a la gobernación. Es Verónica Magario, de La Matanza, titular de la Federación Argentina de Municipios, intendenta que se animó a confrontar con María Eugenia Vidal con mucha más audacia que el promedio de sus pares peronistas. Entre tanta indefinición, lo de Magario es seguro. Será candidata. «