La última corrida cambiaria y la fragilidad económica del Gobierno le quitaron el entusiasmo electoral a los dirigentes de Juntos por el Cambio y los enfrentaron ante un espejo incómodo. Ante un eventual triunfo electoral ven que hay pocas condiciones políticas para aplicar un shock económico de ajuste como el que ilusiona a buena parte de los socios opositores. En el PRO ese temor fue uno de los motores en la reunión de este viernes. Intentaron pactar una tregua que les permita ordenar la interna del partido amarillo, pero el alcance de los pactos comenzaron a diluirse un día después.

La tensión que se respiró en el inicio del encuentro fue suficiente para que se filtrara poco después. Dicen que fue la primera vez que el expresidente Mauricio Macri y el alcalde porteño Horacio Rodríguez Larreta se veían frente a frente después de las discusiones que tuvieron sobre la definición de las candidaturas para la Ciudad de Buenos Aires. Dentro del PRO confirmaron a Tiempo que antes se vieron a solas, unos días antes en secreto. Si no lo hubieran hecho, advierten que la reunión del viernes habría sido peor.

El contrapunto público que mantuvieron este sábado Fernán Quirós con Jorge Macri revela que el pacto de no agresión que buscaron tejer es débil y pondrá a prueba a toda la conducción del PRO.  El ministro de Salud capitalino propuso que cada precandidato a jefe de Gobierno exponga sus «propuestas a la sociedad» y «al momento de llegar a las PASO tengamos algún mecanismo entre los tres para elegir a la persona con mejores condiciones y más reconocida para representar al PRO en la PASO dentro de Juntos por el Cambio». De ese modo ratificó que no bajará su candidatura pero también pidió que haya un sólo candidato del PRO. El primo del expresidente y ministro de Gobierno porteño le contestó rápido. «Hay más de un candidato, bueno, la gente elige. (…) Yo planteé en su momento una preinterna. No se aceptó. Ahora ya está este sistema planteado y hay que salir a la cancha a competir. No hay que tenerle tanto miedo a que la gente elija», chicaneó Macri, que sigue siendo intendente de Vicente López, pero en uso de licencia.

Quirós avanza por expreso pedido de Rodríguez Larreta. Macri lo hace por decisión de su primo. Asi quedó claro el viernes porque el fundador del PRO no se puso de acuerdo con el alcalde porteño. Por eso continuarán la pelea tal como empezaron la reunión: midiendo a ver quién baja primero a su candidato. En esa tensión, según anticipó este diario, emerge María Eugenia Vidal como una salida a la encerrona. Sería la primera en bajar sus aspiraciones presidenciales para jugar en la Ciudad, pero con una condición clave: que se lo pida el expresidente, es decir, el mismo que sigue empeñado en imponer a su primo como candidato único del PRO para medirse con el radical Martín Lousteau en las PASO de este año. Hasta ahora el saldo sigue siendo el mismo a pesar de la reunión y el macrismo continúa con, al menos, dos candidatos para medirse en las primarias frente a la UCR.

Aunque bajó su candidatura por un «segundo tiempo», la pelea porteña le impidió al expresidente ponerse por encima de las disputas que dividen al partido que fundó. En el encuentro, además de Macri, Rodríguez Larreta y Vidal, también estuvieron Patricia Bullrich, que pidió licencia de la presidencia del partido amarillo y es reemplazada por el diputado santafesino Federico Angelini. Junto a ambos estuvo su compañero de bancada Cristian Ritondo, que pelea por la gobernación bonaerense amparado en la figura de Bullrich y con el respaldo de Vidal. Sin embargo, la exministra de Seguridad no termina de definirlo como su representante en la contienda bonaerense frente al ex vicejefe porteño Diego Santilli. Todos los presentes a la reunión pudieron advertir que Macri seguirá incidiendo todo lo posible para condicionar a Rodríguez Larreta, en un tablero donde se combinan tres piezas: las indefiniciones e internas por la Ciudad, por la Provincia, y también por el lugar de José Luis Espert, luego de su ingreso a JxC.

La inclusión del economista y diputado de ultraderecha a la coalición opositora fue la principal coincidencia entre los dirigentes del macrismo que se juntaron en la casa del exministro de Trabajo Jorge Triacca. Pero el acuerdo es corto, porque hay dos posiciones divergentes: aceptar que juegue como precandidato a presidente en las PASO de agosto o que lo haga como aspirante a la gobernación bonaerense. Para ordenar ese punto se reunirán con el legislador de Avanza Libertad luego del encuentro con economistas que concretará este martes la Mesa Nacional de JxC.

De la primera cita podría salir un documento común para tomar distancia de la crisis económica y advertir públicamente las dudas que deslizan en privado sobre los riesgos de un empeoramiento de la situación antes de diciembre. La reunión sellará el ingreso de Espert a JxC. También será la antesala del segundo encuentro donde Vidal y Bullrich, entre otros dirigentes, le preguntarán al recién llegado qué intenciones electorales tiene. La chance presidencial entusiasma porque potenciaría la misión de frenar la fuga de votos por ultraderecha con un precandidato que fue socio del diputado Javier Milei en Avanza Libertad, hasta que se separaron. La posibilidad de que juegue en la arena bonaerense entusiasma a Macri, pero cae mal en el larretismo, en un momento donde crecen las chances de Santilli, que busca constituirse como el candidato de la unidad en Provincia para superar la dispersión de seis aspirantes. Cerca de Bullrich apuestan a una distribución que ordene las internas. «Es cuestión de tiempo porque así como Horacio cada vez mide menos, Santilli cada vez se consolida más y en ese contexto se podría definir la candidatura de Vidal en la Ciudad», vaticinó una autoridad del PRO.

El cálculo va en desmedro del alcalde porteño y apuesta a Bullrich como precandidata presidencial, Santilli como aspirante la gobernación bonaerense y Vidal en la porteña. En el larretismo rechazan la merma en las encuestas que le endilgan a su líder. Por el contrario, advierten que el crecimiento de la sombra de Milei debilita a Bullrich y que la inestabilidad del escenario económico reposiciona al alcalde porteño como una transición con menos sobresaltos, que también forma parte de los aspirantes que sobrevenden la idea del shock en caso de un eventual desembarco en el Ejecutivo.

La semana próxima las críticas contra la política económica del Gobierno les permitirá mostrar un gesto de unidad. Puertas adentro comenzaron a llegar los costos de subestimar la crisis. No sólo por el temor de una turbulencia mayor y la acción corrosiva de Milei, sino porque saben que el electorado de JxC penaliza las internas en el marco de la polarización con el peronismo. Tanto el votante más duro y convencido, como el más blando y volátil de la coalición opositora castigan a los que privilegian la pelea. No es una novedad para los socios de JxC. El problema es que esta vez no logran esconder la interna, mientras ven como crece la imagen negativa de los que posaron para la foto del viernes.  «