La Legislatura porteña aprobó por mayoría simple (36 a favor y 22 en contra), con los votos del PRO y sus aliados del GEN y Mejor Ciudad, la modificación de la ley Basura Cero, que según ambientalistas y cooperativas de recicladores desnaturaliza su esencia al permitir la quema de basura, hasta ahora prohibida por el artículo 7. La ley, sancionada en 2007, buscaba la reducción de la generación de residuos, la separación selectiva, la recuperación y el reciclado.

El tratamiento legislativo se dio en medio de un clima enrarecido por las denuncias de corrupción –por la filtración de documentos internos del gobierno porteño con listas negras y sugerencias para el uso de pauta publicitaria para influenciar medios, entre otras estrategias para aprobar la ley– y una gran movilización que además de reclamar por el riesgo de la quema de residuos alertan por el futuro de alrededor de 10 mil recicladores que se dedican a la separación y tratamiento de residuos orgánicos: “Volver a la incineración es la pérdida de miles y miles de fuentes de trabajo no sólo para los compañeros y compañeras cartoneras sino para las industrias que nos compran los recursos”, explicó una referente del sector.

Legisladores, cooperativistas y ambientalistas consideran que por tratarse de una ley de contenido ambiental debería haberse tratado bajo un régimen especial que requiere que se la apruebe por mayoría absoluta pero, al no ser respetado dicho criterio, recurrirán a la Justicia para anularla. El Observatorio del Derecho a la Ciudad, considera que la quema de basura es un retroceso arbitrario, “que se realiza sin ningún estudio técnico ni evaluación de impacto ambiental que lo fundamente”.

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Los ambientalistas y legisladores de la oposición se cansaron de denunciar tras esta modificación se esconde  un negocio millonario no solo por la compra de los hornos (alrededor de 500 millones de dólares) sino que para que estos funcionen se debe asegurar una gran cantidad de residuos. Aseguran también que todo ese dinero podría haberse volcado en una política pública para separar residuos orgánicos y asegurar el tabajo de cerca de los 10 mil cartoneros que viven de eso, poco más de la mitad están reunidos en cooperativas y oficializados.

La legisladora oficialista Mercedes de las Casas, autora del libro «Cómo conseguir una mucama y no perderla en siete días» fue la encargada de presentar el proyecto: “La termovalorización funciona en París, no veo porqué no puede funcionar acá”, dijo en medio del abucheo de los ambientalistas y recicladores que se ubicaban en las gradas. La termovalorización es el término que se utiliza para referirse a la creación de energía a partir de la incineración de basura.

La legisladora Myriam Bregman, FIT, afirmó en la sesión que a “este país lo gobiernan Durán Barba y sus métodos: les dicen que fraccionen las leyes para que no se conozca el verdadero objetivo y el impacto que va a tener en la sociedad”, en referencia a los documentos filtrados que proponían dividir las presentaciones para que no se discutiera el tema de fondo.

Gastón Blancetiere, de Vamos Juntos, defendió la “valorización de la termovalorización” en relación con la incineración remitiéndose a casos europeos. El legislador puso por caso un informe del Reino Unido que dice que “no hay daños verificables”, lo que no quiere decir que estos no existan. Según el legislador el proyecto no pone en riesgo el trabajo de los recuperadores urbanos.

Mariano Recalde, Unidad Ciudadana, hizo hincapié en el fracaso de la gestión PRO en lograr los objetivos de la ley Basura Cero y se preguntó si ese fracaso no era buscado para abrir la puerta al “negocio de la incineración que va a contramano de las tendencias en el mundo y pone en serio riesgo el trabajo de los recicladores para hacerles el negocio a las empresas”. Mismo argumento esgrimido por Violeta Montenegro: «El gobierno asume el enorme fracaso de la Ley de Basura Cero, la hicieron fracasar para aplicar esta técnica que pone en riesgo más de 6 mil puestos de trabajo”, afirmó.

Sergio Abrevaya, GEN, defendió el rol de las cooperativas en el reciclado a pesar de que el gobierno “no cumplió” con ellas ni con el reciclado en origen. Pero estimó la termovalorización como un mal menor por sobre el entierro de basura en el Conurbano, por lo que acompañó la iniciativa oficial.

La sesión tuvo que ir a cuarto intermedio cuando activistas de Greempeace, vestidos de negro, levantaron carteles con la leyenda “Quemar basura mata». Un buen resumen de la modificación que finalmente aprobó el oficialismo, que decidió además ni siquiera mencionar las filtraciones de documentos internos que mostraban el uso de estrategias políticas de interferencia con los medios de comunicación y las ONG con dinero público.