La denuncia por la catarata de amenazas contra los diputados Nicolás Del Caño y Myriam Bregman fue presentada ante el juez Sebastián Casanello, quien la envió a sorteo y cayó en las manos del juez Martínez De Giorgi. Un magistrado tallado a medida de Cambiemos y de las fuerzas de seguridad, no solo lleva la causa del ataque de la patota a Tiempo Argentino, en la que se declaró incompetente tres veces, también tuvo a su cargo la causa de los detenidos arbitrariamente el 1 de septiembre de 2017 en la marcha a un mes de la entonces desaparición de Santiago Maldonado, en ese momento no sólo avaló las detenciones sino que procesó a la mayoría de los detenidos al voleo entre ellos a cuatro periodistas.

Una de las amenazas que recibió Del Caño justamente hacía referencia a ese caso: «Ojalá te secuestren y aparezcas como Maldonado». Los diputados recibieron cientos de mensajes durante el paro nacional que se desarrollo entre el lunes y martes de esta semana. Entre las imágenes que les enviaban, sobresalieron las del dictador Jorge Videla. Las intimidaciones también alcanzaron al dirigente gremial Roberto Baradel, quien atribuyó responsabilidad al gobierno por generar un “clima de hostilidad”.

El hostigamiento también se extendió a la abogada de derechos humanos María del Carmen Verdú, referente de la Correpi, quien paradójicamente representa a los trabajadores de Tiempo Argentino y a los periodistas que procesó el juez Martínez De Giorgi durante la marcha del 1 de septiembre de 2017 y que ahora está a cargo de esta causa.

El lunes mientras los diputados realizaban la denuncia en la División Delitos Tecnológicos de la Policía Federal seguían llegando. Luego Bregman realizó la denuncia en Comodoro Py. Esta vez no se trata de sólo de un ejército de trolls profiriendo insultos a dirigentes opositores al gobierno de Mauricio Macri en redes sociales, actividad sistemática a la que se suele atribuir al «ejercito de trolls de Maqcos Peña». Esta vez se subió la apuesta y se realizaron amenazas que no solo fueron coordinadas también ampliaron el medio a Whatsapp con mensajes de texto y de voz con números de teléfono con características de distintos puntos del país.

La doctora Verdú diferencia las cuentas de Twitter que la atacaron ayer de las que habitualmente le dicen “todo tipo de lindezas”. La relación entre los ataques es evidente: utilizaron la misma imagen del dictador Videla guiñando un ojo que les enviaron a los diputados. Sobre el porqué, Verdú relaciona el motivo con el paro, que es el momento en que esas personas dieron rienda suelta a su odio. Como ella estaba en la audiencia por el juicio de Cristhian “Paragüitas” Toledo recién los vio a la tarde. Verdú ahonda en la causa del ataque del que también fue víctima: “En la medida en que se profundiza el ajuste y la represión, se profundiza la acción de los que nos movemos en el ámbito de los Derechos Humanos, ese es un punto en común. Con todo el apartaje que tiene la división de ciberpatrullaje, ¿en dos días no pudieron rastrear los números de Wahtsapp?”, se pregunta Verdú de manera retórica.

Si  bien las muestras de solidaridad con los amenazados abarcaron un amplio arco político y los medios de comunicación se hicieron eco de la situación, ningún miembro del gobierno se comunicó con las víctimas de tal hostigamiento, de una magnitud que sólo puede atribuirse a una acción coordinada, ni hicieron ninguna declaración pública. En un clima de alta tensión como el que se vive en Argentina, el silencio de los gobernantes es un indicador preocupante.