Oscar Lamberto es contador público y peronista. También fue diputado y senador nacional. Y Secretario de Hacienda de la Nación -primero con Ramón Puerta, luego con Eduardo Duhalde- tras la crisis social, política y económica que desató el gobierno de la Alianza. En la actualidad preside la Auditoría General de la Nación. La semana pasada, la AGN participó de la 5ta edición del Open House, el festival de arquitectura que se desarrolla anualmente en las ciudades más importantes del mundo. 

El edificio Raúl Alfonsín, ubicado frente a la Plaza del Congreso, sobre Rivadavia 1745, es una de las joyas que los ciudadanos pudieron descubrir. Para quien no sepa de qué edificio se trata, sólo basta mirara hacia arriba y detectar el reloj colocado entre 1924 y 1927 por el arquitecto Atilio Locati.

Lamberto recibió a Tiempo Argentino en su oficina y explicó la funcionalidad del edificio donde Eva Perón tuvo sus oficinas.

“Este edificio es casi único, está muy bien restaurado. Mucha gente podría ahorrar plata y en lugar de viajar a Venecia, puede visitar este espacio que es una réplica de un edificio que esta frente a la Plaza San Marcos”, señaló Lamberto.

– Además atraviesa la historia del país.

El edificio demoró diez años en reciclarse. Esto fue un laboratorio italiano, muy adelantado para su época. El gobierno de Perón lo expropia. En uno de los salones atendía Evita. Después de la revolución del 55, fue vandalizado. No fue el paso del tiempo, sino la saña de aquella época. Después fue depósito de Anses.

– ¿Trabajan en una AGN de puertas abiertas?

Tenemos muchas visitas, tenemos un programa que se llama “La Auditoria en el aula”, a través del cual nos visitan 6 mil chicos al año. Esta es la casa del control y el control sólo sirve si la gente lo toma en sus manos. Una de las formas es conocer dónde estamos y qué hacemos. Por eso sumamos videos de nuestras auditorías para que la gente haga efectivo el control.

– ¿Hay respuesta de la ciudadanía?

Si. Hasta hay una mujer que vive frente a esta torre que me llama cuando el reloj se atrasa. Cuando el gobierno nacional lanzó la campaña de los aires acondicionados a 24 grados, preguntaban si nosotros controlábamos las casas de familia. La Auditoria tiene mucha visibilidad. La gente sabe que estamos. Lo que no tiene es mucha idea de lo que hacemos.  Porque Argentina no tiene cultura del control. En general, es muy difícil que alguien acepte ser controlado. Es un problema cultural. Nuestra tarea es hacer que el control no sea un hecho policial sino la construcción de un mejor Estado.

– ¿Qué opina de las denuncias mediáticas?

Si la denuncia sólo sirve para salir en los diarios, no sirve para nada. Si hay problemas en el funcionamiento del Estado, hay que corregirlo. Los delitos se denuncian en la Justicia. Las auditorias con exposición mediática no nos interesan.

– ¿Qué tipo de auditorías trabajan?

La AGN cuenta con auditorías ambientales muy buenas porque estamos convencidos que la economía es un subsistema de la biosfera. No se puede hacer cualquier cosa con el planeta porque lo pagás. Es mucho más importante cuidar el ambiente que el balance de una empresa. Nosotros invertimos mucho en ese tipo de trabajos. Las auditorías ambientales son las que tienen más impacto.

– ¿Cómo surge el plan anual de trabajo?

Se prepara un plan en conjunto con los funcionarios de la casa en base a una matriz de riesgo. Definimos las auditorías prioritarias y enviamos el plan al Parlamento que lo revisa y aprueba. Es anual para que las tapas de los diarios no nos hagan las auditorías. El control no puede ser coyuntural, debe ser sistémico. Cuando te direccionan para que controles, también hay cosas que no quieren que controles. Esta es nuestra fortaleza.

– ¿Le preocupa el rol de las empresas de comunicación?

Mi preocupación no son los medios sino que los controles sean eficientes. Hay quienes no quieren que los controlen. Hay quienes creen que el control es un anuncio periodístico. Solo es control si cambia las conductas, cuando la gente toma el control en sus manos ¿Para quién hacemos los informes? Para el Parlamento y para el ciudadano sepa que pasa con el Estado en un lenguaje claro. Este el objetivo: informes claros, simples, audiovisuales.

– ¿Cuesta mantenerse fuera del pensamiento binario de la época?

Si uno quiere hacer control profesional, debe ser desprejuiciado de conceptos como “La grieta”. Los informes se basan en evidencia. No somos la Inquisición ni panfletarios. Tomamos las decisiones con evidencia; si el funcionario no puede explicar lo señalado, es otro tema. Este es un organismo dispuesto por la Constitución, a cargo de la oposición, lo que te da independencia. Pero la responsabilidad es mucho mayor. Debo responder lo que hago, no lo que digan en la calle Matheu. Desde que soy presidente todos los informes se aprobaron por unanimidad. El que no busca consenso y cree que tiene el patrimonio de la verdad, no entiende la democracia.

– Como militante peronista, ¿qué opinión le merece la actualidad del peronismo?

Acá no puedo hablar como presidente de la Auditoria. El peronismo debe reinventarse. En los 40´ fue el partido de la vanguardia de la sociedad industrial. Esa sociedad no existe más. Tenemos que adecuar el pensamiento a la sociedad que viene. Hay valores permanentes como la Justicia Social pero hay que debatir que significa eso para lo que viene. Miremos los países que más crecen, revisemos que tipo de educación mantienen. La revolución peronista del futuro es la educación, no basta que canten la marcha, hay que construir el país que viene. Si cambian las formas de producción de un país, cambian las condiciones políticas. Si no hay debate, el tiempo te pasa por arriba.