Dos casas ubicadas en la tercera sección del Delta de San Fernando serán escenario el sábado 7 de septiembre de una actividad poco usual en esa zona isleña: la señalización del predio como centro clandestino de detención, tortura y exterminio.

Se trata de la Quinta El Silencio, un terreno de 50 hectáreas ubicado en el arroyo Tuyu paré en el que existen dos edificaciones, que en septiembre de 1979 funcionó como una especie de ESMA paralela. Fue durante la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), cuando los prisioneros que estaban en el entonces Casino de Oficiales de la Escuela de Mecánica fueron trasladados a ese lugar para ocultar lo que ocurría en el edificio ubicado en el barrio de Nuñez, donde hoy funciona un Museo Sitio de Memoria. Los dictadores realizaron reformas en el centro clandestino para desmentir las denuncias que desde hacía tiempo organismos de derechos humanos, sobrevivientes y familiares de desaparecidos venían realizando dentro y fuera de la Argentina y en esa estrategia reprodujeron las condiciones de detención en la Quinta El Silencio con un grupo que, según distintos testimonios, alcanzó a más de 30  prisioneros.

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(Foto: espaciomemoria.ar)

Según una nota publicada por el Espacio Memoria, El Silencio “fue operada por el grupo de tareas  de la ESMA junto a la Prefectura Naval Argentina”, pero desde 1975 había sido propiedad del provicario castrense Emilio Teodoro Grasselli y otras tres personas.

“En enero de 1979 fue vendida fraudulentamente al grupo de tareas y se utilizó para la firma de la escritura el documento de identidad de un detenido-desaparecido. Según consta en el Archivo Nacional de la Memoria y en testimonios de sobrevivientes, este predio contenía dos casas con características propias del delta –de madera y sobre pilotes–, una principal y otra más chica, separadas entre sí por un riacho al que se cruzaba por un puente precario. En la casa grande estaban los miembros del grupo de tareas y un grupo de secuestrados que eran obligados a realizar diferentes trabajos. La casa chica era una vivienda en mal estado donde había otro grupo de prisioneros hacinados en el bajo piso de la casa –una habitación de techo reducido, carente de luz y ventilación–, y se los mantenía encapuchados, esposados, engrillados y en silencio absoluto. En la habitación de arriba dormían los suboficiales que hacían de guardia”, señala el artículo.

 En octubre de 1979, una vez que la CIDH se fue del país, la mayoría de los detenidos fueron trasladados nuevamente a la ESMA, a otros se los mantuvo en la isla forzados a trabajar para la Armada. Muchas de las personas que pasaron por “El Silencio” fueron asesinadas o continúan desaparecidas.

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(Foto: ANM/Ezequiel Torres)

La señalización de la Quinta El Silencio está prevista el 7 de septiembre por la mañana en coincidencia con el 40 aniversario de la visita de la CIDH. Ya viajaron hasta el lugar algunos sobrevivientes, especialistas del área de Sitios de Memoria dependiente del Archivo Nacional de la Memoria y hace ya algunos años, representantes del juzgado donde se tramitan las distintas instancias de la Megacausa Esma para realizar el reconocimiento del lugar, de acuerdo a lo expresado por distintos ex detenidos en los juicios de Lesa Humanidad. Ese mismo día y de regreso de la Isla, se inaugurará una señalización en la estación fluvial de Tigre, con información adicional sobre lo ocurrido en 1979 en el Delta.