El jueves pasado, la periodista Cynthia García se tropezó al embarcar en el aeropuerto de Santa Cruz de la Sierra y, tras caer varios escalones de una larga escalera, terminó con una triple fractura de tobillo. El episodio no sólo la obligó a cancelar su participación en el Primer Encuentro de Medios y Periodistas del Abya Yala (continente americano en lenguaje originario) que se celebró recientemente en La Paz, Bolivia. Por indicación médica, García tiene que permanecer con la pierna izquierda levantada hasta que se suelde el hueso. La semana próxima, con su bota de yeso a cuestas, la ex panelista de 678 y actual conductora del proyecto multimedia La García -plataforma que explota las redes sociales para informar desde el lugar de los hechos o desde el living de su casa- recibirá el Premio Democracia, que entrega el Centro Cultural Caras y Caretas, en la categoría periodismo audiovisual. “Recibir este premio viene bien en este contexto. Lo tomo como un apretón de manos”, dice a Tiempo Argentino.

García recibirá el galardón el próximo miércoles 2 de noviembre en el auditorio de la Universidad Metropolitana de los Trabajadores (UMET), perteneciente al gremio SUTERH. Este año se celebrará la octava edición del premio. Los trabajadores de la cooperativa que edita Tiempo Argentino también serán reconocidos, ya que el diario –que desde fines de abril transita su etapa autogestiva- fue el más votado en la terna de periodismo gráfico.

“La García surge como necesidad. Es un proyecto colectivo en el que hoy trabajan 13 personas. Arrancamos 2 o 3, desde el living de mi casa, entrevistándola a Milagro Sala en Jujuy. Era el 25 de enero. Lo bautizamos con mi nombre porque nosotros no teníamos una marca y necesitábamos rapidez de asociación. Pero no es un proyecto individual, nada se puede sostener individualmente. Yo me especialicé en generación de contenidos y periodismo de investigación pero desde hace tiempo venía pensando en generar una plataforma: le venía prestando atención a twitter y a las redes. El día que me hizo clic la cabeza fue cuando le bajaron la palanca al programa de Víctor Hugo  en Radio Continental y nos sacaron del aire (NdR: García integró el equipo del periodista y relator uruguayo durante varios años). Ese día, cuando caí en la cuenta que me habían quitado mis tres laburos, me dije: ‘Si me cierran las puertas, abriré ventanas. Y si tengo que transmitir desde el living de mi casa, lo har钔, cuenta García.

-Ya van 9 meses desde que lanzaste La García. Período que coincide con un escenario demoledor de cierre de medios, pérdida de puestos de trabajo entre los periodistas, avance de la multitarea en los grupos concentrados de la comunicación. ¿Cómo lo llevás?

-El año pasado, un día antes de las elecciones, me preguntaron qué pasaría con los medios si ganaba Daniel Scioli y qué pasaría si ganaba Mauricio Macri. Yo dije que si ganaba Macri, la comunicación estaría en manos del mercado y que se produciría una hiperconcentración del campo de la comunicación. Y que si ganaba Scioli no sería la panacea, pero íbamos a poder discutir, porque había facciones del campo nacional y popular que lo apoyaban y que iba a tener que negociar. Efectivamente, el cambio de gobierno trajo una sensación de asfixia. Nosotros siempre tuvimos la certeza de que este modelo neoliberal, que expresaba Macri, iba a necesitar un cerco mediático. Que eso era inevitable. Y así empezó toda la criminalización del colectivo de periodistas ligados al campo nacional y popular, sobre todo de los periodistas de 678: porque siempre supimos que los medios concentrados son el brazo mediático de la derecha política. En este contexto represivo, neoliberal y de cerco mediático, enseguida redoblamos la convicción de que había que mostrar lo mal que la gente lo estaba pasando. En ese sentido, la imagen de la reja que rodeaba a un ministerio en el que se anotaba quién entraba y quién no, cuando comenzaron los despidos, tenía todo un simbolismo muy fuerte: era el desmantelamiento del Estado. Así, junto a Silvina Rouvier, que da clases en Eter de nuevas tecnologías, y en medio de cambios en mi vida – tenés dos nenes chiquitos, te separás- entendimos, con Leo Pérez Candreva, amigo de la Universidad de La Plata, que la apuesta tenía que ser eso: una apuesta. Y entendimos que teníamos que mostrar que estábamos saliendo desde donde podíamos. Así arrancamos con la escenografía de la biblioteca de mi casa, utilizando los canales de Youtube. Al poco tiempo vino la confirmación de mi despido en Radio Nacional.

-¿Tuviste en cuenta alguna experiencia periodística o comunicacional al arrancar con La García?

-Nosotros entendimos el concepto de plataforma. Que es un gran escritorio, en el que cada red social es un cajón de ese escritorio. La construcción política de Podemos en España se hizo a través de plataformas, como los programas La Tuerka (de debate político, entrevistas y humor) y Fort Apache (que se emite por el canal HispanTV), en los que fortalecieron su discurso político. Lo que estamos construyendo nosotros, quizá con el grado de ser precursores en la iniciativa, tiene que ver con eso: una plataforma multired. En el que utilizamos todas las redes sociales pero con criterios diferenciados de viralización. Así llegamos a 12 millones de personas globales que nos visitan por mes, según los Analitics de las redes. La clave, entendimos, iba por el lado de la imagen: brevedad audiovisual y el desafío de no perder complejidad en la simpleza. Todo este proceso está relacionado con la pérdida de televidentes y oyentes que sufrieron en estos meses Canal 7 y Radio Nacional, que desde la asunción de Macri perdieron el 80% de sus audiencias. En este contexto, el desafío de La García, y creo que también lo es para Tiempo Argentino en esta nueva etapa, o para Nuestras Voces, el portal web de noticias editado por Gabriela Cerruti, es ser confluyentes, articular organizadamente. Yo soy consciente de que estamos disputando la agenda con tres escarbadientes, por eso esos tres escarbadientes tienen que ser lo más filosos posibles para dar esa disputa.

-¿Qué novedades hubo con el episodio que denunciaste, el ingreso a tu casa y el robo de equipos y papeles vinculados a tu trabajo? Vos lo consideraste un intento de intimidación.

-En la causa hay una persona detenida, que no declaró. Lo encontraron por una huella dactilar. Se apellida Sánchez. Patricia Bullrich lo informó en un comunicado pero lo llamó ‘ladrón’, la Policía Federal mostró la foto. A mí no me quedan dudas de que este chico fue enviado. Por quién, probablemente, no lo sabremos nunca. Tenía antecedentes de robo en la provincia de Buenos Aires. Y ahora está detenido por robo. Desde ese episodio tengo una consigna policial en la puerta de mi casa. La mayoría de los objetos robados eran cajas con papeles que nunca recuperé. Así que pudo cumplir con el objetivo del apriete.

-¿Cuál es tu balance de la política de comunicación y de medios del kirchnerismo?

-Creo que hubo déficits y logros. En el campo de los déficits, ustedes, los trabajadores de Tiempo Argentino, son lamentablemente un testimonio de eso. Porque –para utilizar una expresión de época- tras haber empoderado a empresarios comprobamos con dolor e indignación que esos mismos empresarios, a la primera de cambio, vaciaron esos medios. Eso habla de muchas cosas, pero sobre todo habla del deficitario rol del Estado en el control del mercado. Con todo lo que pasó desde el 10 de diciembre queda claro que, cuando se decía que el kirchnerismo tenía una cantidad de medios propios, eso no era cierto. En el campo de los déficits también ubico al error de no haber generado un plafond más sólido en el llamado tercer sector. De más de 200 concursos previstos en la Ley de Medios, finalmente muchas de esas licencias nunca se otorgaron. Sí se otorgaron otras licencias, muchas. Y se equiparon muchos medios con los fondos del FOMECA. En definitiva, nos encontramos con un contexto imprevisto y un déficit mediático. Todo esto es producto de haber discutido la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual desde el vértice y no desde la base. En el campo de los logros del kirchnerismo en materia de comunicación yo creo que fue un acierto y un avance entender y lograr desnudar el rol político de los medios. Discutimos durante 27 años la necesidad de una nueva ley de Radiodifusión y se consiguió, lo tuvimos. Se construyeron nuevas audiencias, que se convirtieron en ciudadanos y sujetos comunicacionales críticos, que le escapan a la construcción de subjetividad que arma el neoliberalismo.