Las decisiones que tomó el Gobierno nacional con respecto a Aerolíneas Argentinas en el último tiempo terminan de delinear un proyecto que, si bien por ahora tiene final incierto, va en camino de, por lo menos, reducir sus prestaciones y pretensiones. La designación de Siro Astolfi como vicepresidente de la compañía aérea lejos de despejar dudas, genera un clima de mayor incertidumbre.

Astolfi participó en junio de 2008 de la operación que significó la salida de Marsans y el pase de la aerolínea al ámbito del Estado nacional a través de la compra del paquete accionario del grupo Interinvest (Marsans). En esa ocasión, el socio del estudio Enrique Bruchou ofició de abogado de la parte española.

La primera muestra pública del viraje sobre la política de la aerolínea de bandera fue la de Isella Costantini. En ese momento los trabajadores advirtieron que con la ida de Costantini cambiaría la política de la empresa. La intención del Gobierno de ceder rutas a aerolíneas extranjeras también se puso de manifiesto en ese mismo momento.

Ahora, con la confirmación del arriba de Siro Astolfi al directorio de Aerolíneas, la incertidumbre respecto de cúal será el proyecto real del macrismo. ¿Cuál es la razón por la cual el Gobierno necesita como vicepresidente de Aerolíneas un experto en fusiones empresariales?  ¿Por qué el Gobierno necesita para ese puesto uno de los hombres de uno de los estudios de abogados más poderosos del país con una extensa participación en reestructuraciones de deudas y privatizaciones de los 90, además de grandes fusiones y adquisiciones del sector privado?

Astolfi egresó de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica Argentina a principios de los 90, y en la actualidad se ocupa, dentro del prestigioso estudio,  “del asesoramiento legal de Molinos Río de la Plata, Televisa, Naspers, Bunge, Ball Corporation, Alicorp y T. Rowe Price, entre otros clientes”.