Este martes se realizó una nueva audiencia del juicio por crímenes de lesa humanidad cometidos en los centros clandestinos de detención conocidos como Pozo de Banfield, Pozo de Quilmes y Brigada de Lanús. José Luis D’Alessio fue secuestrado en 1977 y permanece desaparecido. Prestaron testimonio su hija Malena, quien fue secuestrada junto a él y el resto de su familia, su sobrina Florencia y su amigo Néstor Bolomo.

Néstor Bolomo, amigo de José Luis “El Bebe” D’Alessio, fue el primero en prestar declaración ante el TOF. D’Alessio fue secuestrado el 28 de enero de 1977 y fue visto en el centro clandestino de detención conocido como el Pozo de Quilmes antes de su asesinato.

Recordó que «El Bebe» estaba durmiendo en los subtes por la persecución y él le ofreció su casa. “Venía a veces con Malena, su hijita. Les tirábamos un colchón en el suelo y ahí dormían. Cuando él no venía, me hacía una llamada telefónica y yo sabía que era porque esa noche tenía un lugar donde dormir”, contó. “Una noche no llamó“, apuntó.

Esa mañana, él fue a trabajar como médico y cuando llegó, vio la puerta derribada. “Fue suficiente para que volviera y le dijera a mi mujer que nos fuéramos de casa con lo puesto. Sabíamos, o lo que se decía en esa época, era que en los campings se podía estar con un mínimo de seguridad. Hicimos eso, hasta que decidimos ir al campo de la familia de mi mujer”, explicó.

En marzo regresó a su casa y en abril viajó para reunirse con el hermano de D’Alessio, que estaba en Uruguay. “Iban camino a Brasil, donde después Alfredo D’Alessio estuvo mucho tiempo”, precisó. Sofía Yessen, madre de «El Bebe», le había contado las circunstancias del secuestro de José Luis y mencionó que “le permitieron despedirse de Malena”. El hermano le mencionó que él fue liberado a cambio de un dinero, pero José no.

A su turno, Florencia Bernales contó que estaba en la casa cuando sucedió el secuestro. Fue en la vivienda de la tía Berta, donde ella y sus padres (Berta Josefina Campana, madre) se hospedaban ya que vivían en Perú y habían llegado a la Argentina de visita. “Tengo recuerdos de ese momento en ese departamento, tengo un recuerdo de varios hombres entrando y caos y confusión. A Malena y a mí nos pusieron en un cuarto y nos dijeron que tratáramos de dormir. Más tarde, de noche, nos llevaron en un auto y yo vi cómo les vendaban los ojos a todos. Pregunté qué pasaba y me dijeron que estaban jugando al Gallito Ciego“, contó.

“Llegamos a algún lugar y salimos al día siguiente con Sofía, Alfredo padre (Alfredo Ángel Agustín D’Alessio) y Malena”, relató. Finalmente, se reencontró con su mamá y retornaron a Perú. “Pudo saber que a Jorge (Campana), su hermano, lo habían soltado”, apuntó. Fue él quien le contó que los habían llevado a una comisaría ubicada en Huergo al 550 de Capital Federal.

La tercera en declarar fue Malena D’Alessio, hija de José Luis. “A la edad de 2 años y unos meses fuimos víctimas de un secuestro los seis integrantes de la familia. Fuimos brutalmente privados de nuestra libertad y como consecuencia de esos hechos, mi papá permanece aún desaparecido”, señaló, y precisó que pudo abordar el tema de “diversas formas” (arte, música y militancia) pero hasta los 16 no pudo hablar de su papá.

“Me habían dicho que mejor no diga que era hija de un desaparecido. El tema se fue convirtiendo en algo muy tabú. No había una prohibición de hablarlo pero no se hablaba mucho de mi papá, con excepción de mis abuelos: ellos hablaban, lloraban, me contaban. Se me fue armando una especia de trauma, aunque sufría por el tema no lo exteriorizaba“, admitió Malena.

Planteó el “fuerte impacto” que implicó para ella haber entendido que los desaparecidos fueron torturados antes de ser asesinados. Y mencionó haber sentido “una rabia desbordante” a partir de las “leyes de impunidad”. “Sentía que algo tenía que hacer y la primera herramienta que tuve fue escribir una canción, en la que pude por primera vez expresarme y eso me empoderó mucho”. Simultáneamente, daba una batalla en el seno familiar porque sentía que no había acompañamiento en el deseo de justicia que ella tenía.

Luego, participó de la Comisión Escraches de HIJOS y pudo realizar un homenaje, del que formaron parte los amigos y la familia de D’Alessio. Incluso realizó un documental, a partir del cual pudo contar la historia de su padre y el secuestro. “Yo no sabía que había sido secuestrada”, admitió. Y enumeró a las víctimas de aquella jornada terrible: sus abuelos (Sofía y Alfredo), su padre (José Luis), su tío Jorge, su prima Florencia, ella y una secretaria de su tío.

Dijo que su tío le mencionó que su papá estaba detenido aparte, “castigado”, y “muy maltratado”. “No los busques más y no preguntes por él”, le dijeron cuando lo liberaron, a cambio del pago de una cuantiosa suma de dinero. “Me siento muy orgullosa de haber pertenecido a una generación que no acató ese mandato. En mi familia caló muy profundo ese mandato”, aseguró.

“Estar hoy acá en esta querella con mifamilia, juntos, es una gran victoria. Espero que las condenas a cadena perpetua de todos estos genocidas, nos ayuden un poco a ordenar las cosas”, finalizó.