En su estreno como principal coalición opositora, el Frente de Todos oficializó sus candidaturas en todos los distritos del país y lo hizo en medio de las tensiones propias de todo cierre electoral, aunque potenciadas por la falta de espacios. La incorporación del Frente Renovador con la figura de Sergio Massa sumó otro espacio al complejo mapa interno de la coalición, compuesto inicialmente por kirchnerismo (La Cámpora y partidos aliados), PJ territorial (intendentes), rama sindical y movimientos sociales. El resultado de ese cóctel, con el agregado del massismo, no es explosivo pero sí está plagado de nerviosismo, recelos y quejas porque hay más nombres en danza que espacios por repartir. Así y todo, a juzgar por el resultado final, los portadores de la lapicera -arma clave para ungir o excluir candidaturas- optaron por incorporar por lo menos un nombre de cada uno de los sectores en pugna. Otro rasgo visible del criterio adoptado fue ubicar a dirigentes de lealtad probada en dos áreas institucionales que para el kirchnerismo serán claves ante la eventualidad de un triunfo electoral: el Senado, que en ese caso pasará a estar encabezado por Cristina Fernández de Kirchner, pero también la Legislatura bonaerense, en cuyas dos Cámaras se definirá el acompañamiento u hostigamiento a una posible gestión bonaerense de Axel Kicillof.

 Los portadores de la birome, por decirlo sin rodeos, fueron los camporistas Máximo Kirchner, Eduardo ‘Wado’ De Pedro y Andrés Larroque, aunque la opinión de CFK resultó determinante en toda la estrategia. Otra voz muy escuchada, por supuesto, fue las del candidato a presidente, Alberto Fernández. El tigrense Massa, el último aliado en sumarse al Frente de Todos, también terció para hacer valer sus intereses. Si se revisa el mapa de todo el país, con una lupa sobre cada uno de los 23 distritos electorales, es evidente que para la definición de las candidaturas legislativas –a diputado nacional y a senador en aquellas provincias en las que este año se renuevan las bancas de la Cámara alta- primó un acuerdo no escrito, pero generalizado. La elección de los nombres de los y las postulantes quedó más bien en manos del Instituto Patria que de los gobernadores locales. Esta suerte de delegación, si se quiere, se entiende por el primer paso que tiempo atrás había dado la propia CFK. La ex mandataria, como se sabe, priorizó las victorias del PJ en las gobernaciones, y para eso ordenó no dividir el voto de extracción peronista. En algunos casos –léase Córdoba- hasta mandó levantar listas ya lanzadas, incluso con algún recorrido.

Por otro lado, el cierre electoral de un frente heterogéneo y diverso como Todos dejó en evidencia otro hecho incontrastable. La intención de muchos intendentes de la provincia de Buenos Aires, quienes pretendieron ‘blindar’ absolutamente sus distritos y vedar así cualquier competencia interna en las PASO de sus municipios, quedó desmentida por la misma evolución de las circunstancias. Anoche, pasadas las 20:00, cuando aún restaban cuatro horas para el vencimiento del plazo legal para inscribir candidaturas, en el local nacional del PJ de Matheu 130 ya contaban con 261 listas del Frente de Todos presentadas de modo oficial, cada una con sus avales respectivos. Esto significa que en buena parte de los 135 municipios bonaerenses habrá más de una lista de la coalición opositora: la competencia, eso sí, se restringirá a la categoría de intendente mientras que en el resto de la boleta (presidente, diputados nacionales, gobernador y legisladores provinciales) hay acuerdo total en las y los candidatos.

La alternativa de delegar en las autoridades nacionales (del frente) la elección de los candidatos no se concretó sin conflicto ni resistencias. En algunas provincias detonó la tensión que se venía incubando desde hace semanas, como sucedió en Chaco con los dos líderes locales: el gobernador Domingo Peppo y el intendente de Resistencia Jorge Capitanich, de muy buena relación con CFK. La propia Cristina incluso está preparando una visita a la capital chaqueña para finales de mes. Será otro capítulo de su gira por la publicación del libro Sinceramente. En este contexto se dirimirá el postergado duelo entre Peppo y Capitanich, quienes finalmente se enfrentarán en las primarias como precandidatos a senadores nacionales.  En relación con la Cámara alta, la injerencia de Cristina en la definición de los postulantes es por demás obvia: por Neuquén encabezará Oscar Parrilli (se terminará así el ciclo del respetadísimo Marcelo Fuentes); por Tierra del Fuego lo hará el camporista Matías Rodríguez; por Río Negro va primero Martín Doñate, otro kirchnerista convencido. La excepción a la regla ocurrió en Entre Ríos: el gobernador Gustavo Bordet ubicó allí al primer candidato al Senado (Edgardo Kueider, actual secretario general de la gobernación) mientras que la segunda candidata, Stefanía Cora, forma parte de La Cámpora.

Al cierre de esta edición, comenzaban a sonar los nombres de la lista de diputados nacionales del Frente de Todos por la estratégica provincia de Buenos Aires: se mencionaba a Massa (el primero de la nómina); la sobrina nieta de Evita, Cristina Álvarez Rodríguez; Luana Volnovich, especialista en temas jubilatorios de La Cámpora; Máximo Kirchner; Facundo Moyano, por el movimiento obrero; Leo Grosso, del Movimiento Evita; Cecilia Moreau, hija de Leopoldo y miembro del Frente Renovador; el también massista Raúl Pérez; ‘Wado’ De Pedro; Carlos Castagneto (Kolina) y al propio Larroque, entre otros, como probables candidatos. «