La ex presidenta Cristina Fernández reapareció con todo en la ciudad de Buenos Aires con una visita a las instalaciones del sindicato ATE Capital. En un discurso que se prolongó por más de una hora, la ex mandataria expuso su visión de la actualidad del país. Fue muy crítica de la gestión macrista. No se ahorró ironías al referirse a la realización del foro económico Mini-Davos, pero también enumeró con crudeza lo que consideró resultados de las medidas implementadas por la administración de Mauricio Macri. El mensaje central de su visita, sin embargo, estuvo focalizado en la necesidad de hacer posible la unidad de los trabajadores, de los sindicatos y de las centrales sindicales. Además, Cristina exigió que se reabran las paritarias, no sólo por el deterioro del poder adquisitivo sino también por “necesidad de la macroeconomía, para que vuelva el consumo”. “Hoy la unidad de los trabajadores y entre las organizaciones gremiales es un puntal para volver a reconstruir un gran bloque nacional, popular y democrático”, exhortó desde el salón Germán Abdala del subsuelo de la sede de la filial Capital de ATE.

Antes de hablar frente a 200 militantes sindicales que integran las comisiones internas de ATE en la CABA, Cristina estuvo reunida con varios secretarios generales de sindicatos de la Corriente Federal de los Trabajadores, espacio que forma parte de la CGT. Finalmente, tras la disertación ante los delegados, salió a la calle. Se subió entonces a una plataforma móvil tipo grúa, y desde allí hizo un nuevo discurso. Esta vez para la multitud que ocupaba toda la cuadra por Carlos Calvo, entre Santiago del Estero y San José.

El eje central de sus dos intervenciones, en la calle y frente al plenario de los estatales, fue el mismo: la prioridad en estos tiempos, planteó, pasa por hacer posible la unidad de los trabajadores y sus representantes, como paso necesario para reconstruir una fuerza política que le devuelva a los argentinos “las esperanzas y la libertad de elegir”. “Es imperioso volver a construir esa unidad”, subrayó. Para CFK, otra necesidad de la etapa es que los dirigentes “vuelvan a representar” a sus bases, que se hagan cargo del ejercicio de esa representación.

“No tengamos miedo a volver a representar, porque cuando volvemos a representar la construcción política es mucho más fácil. Y es mucho más fácil porque la hacés sobre bases concretas y puntuales. No construís pensando en la próxima elección, sino que construís pensando en la próxima acción para lograr más cosas para tus representados. No le tengamos miedo al ejercicio de la representación popular. En los ámbitos sindicales, de los movimientos sociales o políticos, se representa o se representa”, argumentó.

Según la ex mandataria, si los dirigentes sindicales se preocupan por representar a sus afiliados eso naturalmente los llevará a ponerse al frente del reclamo de los intereses y las demandas de esos mismos representados. “Hay que centrar las discusiones en las cosas cotidianas que le pasan a la gente. En la Argentina de hoy hay hambre. Creció la desocupación y la plata no alcanza. Se ha reducido el consumo de leche. Las tarifas no pueden aumentar más que los salarios. Hay que ocuparse de los problemas cotidianos. La gente no está llegando a fin de mes. El sector informal se quedó sin changas. Los problemas de los dirigentes tienen que ver con el posicionamientos de cada uno de esos dirigentes, sean políticos o sindicales”, advirtió.

Sentada a la derecha de un busto de Evita y con una famosa consigna de ATE cubriendo el palco en una bandera verde y blanca (“Fortalecer el Estado es liberar la Nación”), Cristina estuvo acompañada por el secretario general de ATE Capital, Daniel “Tanito” Catalano. En las primeras filas del auditorio se podía ver a otros gremialistas, como Horacio Ghillini (Sadop), Héctor Amichetti (Federación Gráfica Bonaerense), Walter Correa (curtidores de cuero), Vanesa Silley (Sitraju), Víctor Carricarte (Farmacia), entre otros. Los acompañaban diputados nacionales de origen gremial, como Edgardo Depetri y Abel Furlán, ligado a la UOM; el ex titular de la AFI, Oscar Parrilli, hoy a cargo del Instituto Patria; y otros dirigentes de ATE Verde y Blanca.

La ex presidenta utilizó la ironía para desmentir la hipótesis de la “pesada herencia” que suele utilizar el macrismo para adjudicar al gobierno anterior todos los problemas del presente. Se refirió al folleto que circuló en inglés en el foro económico internacional que se viene realizando en el Centro Cultural Kirchner. Se trataba de un texto de estilo publicitario, recibido por los empresarios extranjeros con el propósito de ‘venderles’ las bondades de invertir hoy en la Argentina. Con una visible sonrisa, CFK leyó ante los delegados algunos de los puntos del texto entregado en el Mini-Davos. “Somos el país número 1 en desarrollo humano (de América Latina). Somos el país número 1 en educación. Somos el segundo país con mayor porcentaje de clase media. Somos el país con el coeficiente de Gini (que mide la desigualdad) más bajo de la región. Somos el país con mayor infraestructura. Somos el país (de la región) con mayor dominio de inglés”, enumeró entre aplausos y algunas risas que expresaban complicidad. “Esto demuestra que hemos dejado una muy pesada herencia: las convenciones colectivas y las paritarias libres entre trabajadores y empresarios”, remarcó.

Cristina también dedicó un largo rato a exponer lo que consideró efectos del neoliberalismo en la subjetividad: como que los trabajadores terminen creyendo que en la última etapa se vivió una fiesta de consumo que tenía que terminar. O pensar que, como simples trabajadores, no merecen tener casa y autos propios, más la posibilidad de irse de vacaciones. CFK contó a modo de ejemplo el caso de un electricista de Lomas de Zamora que viajó a El Calafate junto a su esposa. Durante su visita de turismo al sur, el electricista le había agradecido por la mejora de su calidad de vida en los últimos años. “Yo no quiero que nadie me vea como un hada buena. Yo soy parte de un proyecto político”, puntualizó entonces.

El llamado a la unidad de las centrales sindicales y de las agrupaciones gremiales fue una de las claves de su discurso. Una y otra vez volvió a esa recomendación. Pero Cristina también habló de promover la convergencia con las pequeñas y medianas empresas, con los comerciantes, con todos aquellos que están siendo afectados por las políticas económicas. “Hay que buscar los puntos de unidad. Porque a los comerciantes hoy no les compra nadie porque no tienen plata para comprarles. Por eso, hay que volver a poner en vigencia el poder adquisitivo de los trabajadores. Por eso hay que reclamar la reapertura de las paritarias. Pero la unidad no se logra en ninguna mesa de rosca. La unidad se logra en la acción, en la calle”, argumentó.

CFK se refirió en ese punto a la presencia de Facundo y Pablo Moyano, hijos de Hugo, con quien mantuvo un notorio desacuerdo en los últimos años de su mandato. “A mí me dio una gran alegría cuando vi que en el palco de la Marcha Federal, junto a los compañeros de la CTA, estaban también compañeros de la CGT. Por ahí eran compañeros que me largaron algunas cositas, pero no me importa, saben que no me importa. Y si todavía las siguen diciendo, no me importa. Lo que me importa es que estén todos juntos tirando para el mismo lado. Pero que estén todos juntos representando. Y si para eso algún compañero me tiene que seguir diciendo cositas, que las diga”, aseguró.

Antes de terminar, la ex mandataria mencionó algunos errores en la comunicación en los que suelen caer el peronismo y el kirchnerismo (“somos un poquito dispersos al hablar, tenemos que ser más concisos y tener más síntesis. Uno aprende”). Finalmente, en otro de los párrafos más aplaudidos de la tarde, Cristina advirtió que si el espacio nacional, popular y democrático vuelve a gobernar el país debe cambiar e incorporar cosas nuevas.

“Tenemos que darle un sentido al volver. ¿Volver a dónde y cómo? Porque volver a lo que teníamos el 9 de diciembre no, porque evidentemente nos faltaron cosas. O hicimos algunas cosas mal, aunque no tanto. Yo creo que en esa permanente carrera por hacer cosas, con el permanente hostigamiento que sufrimos, no reparamos en que necesitábamos abordar reformas estructurales, institucionales, que consagraran derechos que no pudieran ser removidos. Porque fíjense que una ley de medios audiovisuales, que fue debatida a lo largo y ancho del país, fue tirada por tierra con simple un decreto de necesidad y urgencia. El tema también de la reforma de la justicia es un tema pendiente. Necesitamos que al volver lo hagamos mejores. Pero lo fundamental, lo que hoy es fundamental, es la unidad de los trabajadores. Porque también tienen que volver a encontrarse con los estudiantes. En una gran unidad. Y la unidad no se va a dar por el lado de la ideología, se va a dar por el lado de los intereses agredidos por una política que ni siquiera tiene la vocación de ser algo diferente. En definitiva, volver es volver mejores y a partir de una larga marcha de reformas estructurales”, desarrolló CFK.
Cristina adelantó que la semana próxima visitará La Plata para reunirse con los universitarios ligados al kirchnerismo que ganaron en un frente la federación local, la FULP. Cuando todo terminó, estalló una lluvia de papelitos –eran verdes y blancos, los colores de ATE- y hubo fuegos artificiales en la noche de esa zona de la ciudad, entre San Cristóbal y Constitución.