Emilio Pérsico, secretario general del Movimiento Evita e integrante de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular repasó los motivos de la marcha que la CTEP, Barrios de Pie y la Corriente Clasista y Combativa encabezarán el domingo 7 de agosto, desde Liniers a Plaza de Mayo, donde pondrán en primer plano las demandas de los trabajadores informales y de un conjunto de sectores fuertemente golpeados por las medidas de ajuste del gobierno nacional. También, el proceso de reunificación de la CGT, la conflictividad social , el pedido de reforma constitucional que planteó la ex presidenta Cristina Fernández, los comicios legislativos de 2017, fueron otros temas que analizó el dirigente.

-¿Qué diagnóstico motivó la marcha ?

-Ya en diciembre y enero se empezó a retirar la changa de los barrios. Hay un ajuste salarial a la baja muy fuerte. A eso tenemos que agregarle la falta de trabajo por el tarifazo y el aumento del costo para mantener el bolichito abierto. Empieza a producirse un proceso de abandono del comercio barrial. Hemos vuelto a abrir comedores en los barrios populares. Por el efecto recesivo, por cada puesto de trabajo del sector formal que se pierde, se pierden cuatro informales. Y esos trabajadores que pierden su puesto, a su vez dejan de consumir productos de la economía popular.

-¿Cuál es el planteo central que llevan?

– Pedimos que todos los subsidios que reciben los compañeros de la economía popular se transformen en un Salario Universal Complementario, y además atender nuestros comedores, porque los compañeros lo están pasando mal. Reivindicando la actitud de la CGT en la resistencia contra la dictadura militar en el Día de San Cayetano, con (Saúl) Ubaldini a la cabeza, que tiró la consigna «Paz Pan y Trabajo», planteamos actualizarla con la consigna «Tierra, Techo y Trabajo» que tiró el Papa Francisco para los movimientos populares.

-¿Cómo llegan a esta etapa, con Cambiemos en el poder, los movimientos populares?

-Creo que el gobierno anterior nos dio planes sociales y comida, honestamente. El movimiento popular tiene que defender la posición en la cual estamos e ir por mucho más. Estoy orgulloso de que Cristina haya distribuido 7 puntos del Producto Bruto Interno entre los sectores más humildes, y que eso se mantenga. Eso significó un cambio estructural tremendo para los más humildes de la Patria. Y significa que la mitad de los hogares argentinos reciben más del ANSES y del Estado que de su propio trabajo.

-¿Y esa cifra qué implica para ustedes?

-Esa es una cifra que a nosotros nos llena de vergüenza y a la vez de orgullo, porque significa haber conquistado el mayor combate contra el hambre y por los ingresos de los sectores populares. Pero también nos avergüenza porque creemos que hay que transformarlo en un Salario Universal Complementario del Estado ligado a la productividad, algo muy diferente al subsidio por desocupación, por ejemplo.

-¿Cómo evaluarían ustedes la posibilidad de debatir una reforma constitucional, tal como lo planteó la ex presidenta Cristina Fernández?

-No es un tema formal de democracia la institucionalización de los derechos. El ejemplo nuestro es la Constitución de 1949, que garantizaba todos los derechos peronistas y sin embargo fue de lo primero que se derogó por decreto. La única garantía es que un derecho se haga carne en nuestro pueblo y que el pueblo lo defienda. Primero hay que recuperar el gobierno para el pueblo y ahí se tiene que convocar a una Constituyente. Por estas discusiones. Porque para nosotros, lo que se hizo fue muy bueno, más de lo que soñábamos, pero lo que falta es muchísimo más. Y hay que discutir lo que falta, no lo que se hizo. Y para mí lo que falta, es cambiar la estructura económica en la Argentina, hacerla más democrática, nacional, y construir una economía popular diferenciada de una economía de mercado.

-¿Cómo siguen desde la economía popular este proceso de gradual reunificación de la CGT?

– Para nosotros es central. Para recuperar nuevamente el Estado, es necesario primero recuperar la unidad de los trabajadores. Perdimos el Estado, entre otras cosas, por la división de los trabajadores y de los sectores populares. Tenemos que construir la unidad del campo nacional y popular. Y la columna vertebral de esa unidad siguen siendo los trabajadores. El sector de la economía popular tiene mucho para aportar y decir para un nuevo modelo social en la Argentina.

-¿Cuál es la situación que observan en relación con los programas de vivienda?

-El gobierno anterior tenía 70 mil compañeros trabajando en obras de viviendas ligada a cooperativas. Eso está en crisis desde finales del gobierno anterior y ahora quedan muy pocas excepciones, pero en general desapareció. Creemos que hay que recuperar esos puestos de trabajo, y estamos en una política de discusión con el gobierno por esto. Está parada gran parte de la obra de vivienda, y tenemos que exigir que se ponga en movimiento.

-De cara a las elecciones legislativas del año próximo, ¿cómo se posicionan ante los reacomodamientos del peronismo, sobre todo en la provincia de Buenos Aires?

EP: -Todavía falta. Nosotros hoy estamos haciendo un gran esfuerzo social para no volver atrás, para defender lo conquistado y denunciar qué modelo nos está gobernando. Esa es la primer tarea. Después vendrá la unidad de los trabajadores. Y después, los políticos se van a colgar de los palcos de los trabajadores, porque van a ver 500 mil personas en la calle construyendo un modelo alternativo.

Miradas al Sur

Consultado por Tiempo sobre la situación de los trabajadores del semanario Miradas al Sur, publicación que fuera propiedad de Sergio Szpolski y Matías Garfunkel y que posteriormente se vendió a un grupo de integrantes del Movimiento Evita, quienes discontinuaron su salida en diciembre de 2015, Pérsico aseguró en referencia a las indemnizaciones faltantes que «los compañeros van a hacer un esfuerzo para hacerles una buena propuesta, y también mencionamos que continúa el juicio contra Szpolski» en el marco de la operación de compra de la firma Ultrakem SA, a cargo de Miradas, porque los adquirentes se consideran «estafados» por el empresario que encabezara el desguazado Grupo 23.