Juan Grabois, fundador y referente de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), y Rafael Klejzer, secretario general de CTEP Capital, cedieron una entrevista a un grupo de medios, entre los que se encontraba Tiempo Argentino.

Los dirigentes hablaron sobre la marcha del 21-F, evaluaron la posibilidad de unir al movimiento de los trabajadores en una central única y expusieron algunos puntos de divergencia interna. Además, Grabois negó tener intenciones de presentarse a elecciones y analizó la negativa del Papa de visitar Argentina.

-¿Cuál es el vínculo con la CGT?

Juan Grabois: -La CTEP se fundó en el 2011, planteando la ramificación del movimiento de los trabajadores; una idea ampliada del movimiento obrero organizada. A ese acto, vino Schmidt. Siempre tuvimos vínculo con el sector de Schmidt. A Moyano padre no lo conozco.
Cuando surgió la marcha del 22. Primero pensamos que la fecha era mala, por el aniversario de la Tragedia de Once y porque era una fecha muy vinculada a la situación de (Hugo) Moyano en particular. En ese contexto, pedimos que cambien la fecha; que la convocatoria no sea de Camioneros, sino una convocatoria en general; que estén incluídos los reclamos de los sectores que representamos; que hubiera un orador en representación de la CTEP, que será nuestro secretario general (Esteban) el Gringo Castro; y pedimos también que vengan a nuestra asamblea, para cambiar la tendencia de que los movimientos sociales somos el furgón de cola del sindicalismo tradicional y que se empiece a respetar la prioridad de los sectores populares, que son los más precarizados.

-¿Es cierto que hubo una reunión con Máximo Kirchner?

JG: -Todo lo que dice la nota de Clarín es falso. No existió el encuentro en el Instituto Patria; no me reuní ni con Máximo ni con Cristina. Con Máximo hablé una vez sola y con Cristina la última vez fue en diciembre. No voy a ser candidato a nada. No hay ninguna posibilidad. Vengo de una formación a partir de la cual entiendo que el poder no está en el Estado; el poder es fáctico y está en otros lados. Nosotros tratamos de construir poder desde los sectores populares, a través de la organización comunitaria. Es ridículo que tener diálogo con distintos sectores esté mal visto, cuando es lo más común del mundo. Todos los políticos hablan todo el tiempo entre ellos. Los que se putean en la TV, después se abrazan.

Rafael Klejzer: -El diálogo es la única salida porque representamos a un sector que no tiene derechos. Este sector creció mucho con este Gobierno, con miles de despidos. La CTEP está creciendo mucho producto de la guerra contra los pobres que hoy en día se libra en los barrios.

-¿Puede ser esta marcha el punto de partida para una CGT unificada?

JG: -Lo más importante es si se puede consolidar una CGT ampliada que, en su estatuto incluso, haga una reforma tal que permita la afiliación de los sindicatos de la economía popular. Nos parece muy bien que haya una central única y que haya un sindicato por rubro. Pero deben ser democráticos. Y la CTA hoy está cerca de eso, también. Baradel, un hombre fuerte de la CTA, planteó el otro día en su discurso que quería una central única. Lo dijo textual. Creemos que hay que hacerlo y avanzar con los Gordos y los Independientes, también. Con todos los sindicatos. Con independencia de lo bien o mal que nos caigan los dirigentes.

RK: -Somos los que menos entusiasmados vamos a juntarnos con la CGT, pero para nuestra gente fue muy importante estar en un acto con la CGT. Hay muchas cosas que no nos gusta; por ejemplo, UPCN entrega listas para que despidan a sus opositores.

-¿Hubo presiones por parte del ministerio de Desarrollo Social para bajarse de la marcha?

JG: -Con (Carolina) Stanley tengo muy buena relación. Dentro de lo que hay en este Gobierno, que no se caracteriza por su sensibilidad con los pobres, hace todo lo posible. En la cotidianeidad del laburo, es mejor que la anterior. El formato electoral de este Gobierno no necesita a tener subordinadas a las organizaciones sociales; saben que eso no va a pasar, por lo cual no les importa. Por eso, ponen una buena mina en ese lugar.

-¿Puede haber problemas de violencia en la marcha?

JG: -Si no se meten las fuerzas federales, no pasa nada. Si Patricia Bullrich no mete a su gente a hacer quilombo, no va a pasar nada. No debería pasar nada porque es una movilización organizada.

-¿Quiénes serán los oradores de la marcha?

JG: -Además, del Gringo Castro, Moyano padre, creo. (Hugo) Yasky y (Pablo) Micheli dijeron que iban a hacer un esfuerzo para que hable uno solo, pero tal vez no pueden. Veremos.

-El 8M será la marcha de mujeres, que tiene como uno de los reclamos centrales la legalización del aborto. ¿Qué postura tiene la CTEP con estos temas?

JG: -En lo concreto, ese día los comedores van a ser atendidos por nosotros, ya que en un 95% son atendidos por mujeres. Con respecto al tema puntual del aborto, la CTEP no tiene una posición única. En la militancia hay una mayoría que está en contra. «En la militancia está más clara esta opción a favor pero en las bases está más dividido el tema». No nos gusta sustituir, por la propia agenda ideológica de un determinado grupo, lo que piensa un sector. En nuestra base hay opiniones muy divididas y tenemos que respetar las opiniones de nuestras mujeres.

RK: –Tenemos una secretaría muy fuerte en Mujer y Diversidad. Habrá un bloque sindical muy importante en la marcha del 8M. En el caso de los varones, nuestros privilegios están constantemente sobre la mesa. Sacando el tema del aborto, donde tenemos diferencias internas, en todo lo demás estamos de acuerdo.

-¿La situación judicial de Moyano tiene incidencia sobre esta marcha?

JG: -Para nosotros, hay una parte estratégica, que es la ramificación de los trabajadores en una central, y una táctica. Hoy, es una alianza táctica. Para nosotros, es secundario si Moyano tiene una intención judicial con esto.

A la hora de hablar sobre el rol de la Iglesia, Klejzer y Grabois volvieron a mostrar diferencias:

RK: -Yo creo que el Papa y la Iglesia son opositores a este Gobierno. Uno lo ve constantemente en los curas de barrio, que tienen muchas críticas a las políticas de exclusión de este Gobierno.

JG: -No creo que el Papa sea opositor al Gobierno. Él tiene una crítica al sistema capitalista en términos neoliberales y a la cultura del descarte, a nivel internacional. Nunca lo escuché hablar bien o mal de Macri. A esa postura, nosotros podemos reinterpretarla en un contexto determinado de una manera o de otra. Pero es nuestra interpretación.

Luego, Grabois habló sobre el rol de los medios y las estrategias del Gobierno: “La Iglesia debe tener un rol de denuncia de cosas que están mal, como se hizo en el Gobierno anterior. Cuando la UCA sacaba la estadística de pobreza, la oposición de ese entonces lo tomaba como oficial. Ahora, la misma entidad hace la misma medición y la acusan de cualquier cosa. Hay un nivel de intolerancia muy grande. Este Gobierno hace las cosas muy mal. Ha equivocado el rumbo. Han adoptado una gran soberbia luego de las elecciones. Han dinamitado todos los canales de diálogo. Han apostado a radicalizar el conflicto social para hacer política con la represión. Eso garpa en los focus group y también para fidelizar a su público. Los medios ahora lo corren por derecha. Sucede que los sectores de poder económico concentrado son insaciables y buscan cada vez más beneficios. También, la renuncia de Díaz Gilligan fue entregar un peón para proteger un alfil, porque el más complicado era el ministro Luis Caputo”.

-¿Cómo ven al 2018? ¿Será un año de avance del Gobierno como fue 2016?

RK: -Este año va a ser muy complicado. Hay un ejercicio autoritario del poder, que es todo lo contrario a las banderas que levantan como el republicanismo. Hay programas que ya son constituidos y que el Gobierno no va a poder avanzar: el Feminista, el de DD.HH. y el de Trabajadores. El Gobierno se va a encontrar con una resistencia feroz por parte del sector organizado. Si ponemos un trabajador de Presidente, puede cambiar el sistema político. Para que haya un cambio real, debe haber un trabajador en el poder.

-¿Por qué no viene el Papa a Argentina?

JG: -Hace muy bien en no venir. No lo merecemos. Vivió 75 años en Argentina; o sea, hubo tiempo para escucharlo. ¿Por qué tiene que ser prioridad para el Papa venir a Argentina? Hay un nivel de egocentrismo muy grande. Cuando él sienta que va a ser importante su llegada, va a venir.