En un clima distinto al habitual de los actos de campaña, Axel Kicillof participó junto a la diputada federal brasileña Manuela D’Avila una conversación pública en la que aseguró que en las elecciones presidenciales de 2023 se elegirá entre «la derecha o los derechos» y expresó la urgencia del Frente de Todos de lograr una plataforma de propuestas para explicar el peligro de un posible gobierno de ultraderecha.

La consigna de la charla, organizada en el Centro Cultural Kirchner bajo el programa Proyecto Ballena, llevaba por título una consigna: «Cómo radicalizar las democracias«. Kicillof eligió centrar sus críticas sobre el arco político de la derecha, a la que según dijo no ve como expresiones de una radicalización de la sociedad. «Representan la bronca, la frustración, pero no creo que la sociedad esté de acuerdo con esos planes de gobierno».

Manuela D’Avila traccionó la discusión en amplios tramos de la charla, que duró una hora y media ante un público participativo y muy identificado con el kirchnerismo. La ex candidata a vicepresidenta planteó paralelismos entre Argentina y Brasil sobre las dificultades de conformar alianzas amplias para frenar el avance de expresiones de ultraderecha.

«En Brasil decimos que contra Bolsonaro se armó un frente con Lula, Alckmin, Xuxa y hasta las Paquitas«, en referencia a la inédita participación de la figura televisiva pero también para expresar el amplio espectro necesario para contrarrestar a lo que definió como «fascismo». «Siempre es mejor caminar con alguien que caminar solo: eso es lo que elegimos hacer pero también ahí están las dificultades», resumió D’Avila.

El gobernador sinceró un anhelo en medio de lo que ya es la campaña electoral por, hasta el momento, su reelección. Dijo que espacios como el de la conversación en el CCK no son comunes porque en los medios de comunicación habitualmente se busca el titular sobre la coyuntura. «Esa es la agenda de la derecha, que no nos permite discutir lo importante, lo complejo, lo que nos pasa y es una de las múltiples razones que caracterizan el tiempo difícil que vivimos».

La periodista y moderadora de la charla, Gabriela Pepe, propuso al la cuestión de la «democracia económica», en referencia al planteo de Cristina Fernández de Kirchner en sus recientes expresiones públicas, renunciamiento a la candidatura incluido. Kicillof tomó la iniciativa, preguntando si tenía que responder «como gobernador o como ex ministro de Economía». «¡Como presidente!», gritaron desde el público, para la risa y el aplauso generalizados.

Kicillof también se hizo tiempo para, sin mencionarlo, criticar a Javier Milei respecto a qué significa ser rebelde en estos tiempos. «Ser rebelde no es ir al Llao Llao con los empresarios, que te den un cafecito y esas cosas. Si yo voy al Llao Llao me sacan a patadas en el culo», expresó Kicillof, exento de metáforas. «Y bueno, lo dije», comentó al instante, casi como una disculpa a su equipo.

«Hay una discusión importante, más allá de la tergiversación de los medios. Hay una red social que a la derecha no le gusta nada que es la de la militancia. A través de ella y dado lo vertiginoso de lo que propone la ultraderecha, tenemos la obligación de elaborar discursos potentes, sintéticos pero no simples, para explicar contra qué estamos discutiendo. Esta idea de echar, expulsar, dinamitar, destruir, no amplía derechos», expresó sobre el cierre Kicillof.

Para el final, sintetizó lo que, en apariencia, puede ser un slogan de campaña. «La derecha tiene un montón de candidatos pero un solo programa, que es restringir derechos. En ese sentido nos gusta decir que al final lo que va a haber que decidir en estas elecciones es entre la derecha o los derechos. Y de este lado están los derechos».