Ya se anunció la fórmula bonaerense a través de las redes sociales pero, paradójicamente, todavía falta para su proclamación oficial. La particularidad que vive en estas horas el binomio Axel Kicillof-Verónica Magario (un outsider para la política bonaerense más una dirigente de La Matanza, una alternativa que funcionó bien en 2007, con Daniel Scioli-Alberto Balestrini) explica la última pantalla que encara la principal coalición opositora. El Frente con Todos se está preparando para completar la grilla de sus candidaturas y los tuits que circularon este martes –sobre todo el del intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde- hacen suponer que en la boleta presidencial y en la categoría de gobernador y vicegobernador de la PBA estarán los cuatro nombres de la foto del acto de Merlo: Alberto Fernández, Cristina Fernández, Kicillof y Magario. Pero todavía hay un resto de suspenso.

Kicillof tiene programada una gira por las localidades de Ranchos, Pila y Dolores (jueves) y Lezama y Chascomús (viernes). Resolvió no suspenderla, aunque en sus discursos no hablará como un candidato ya ungido. “Hay que esperar a la confirmación oficial”, advierten en su entorno. ¿Qué significa eso? Que en la negociación con el fundador del Frente Renovador Sergio Massa, miembro de Alternativa Federal y eventual precandidato, persiste un resto de margen para la sorpresa de último momento.

Los encargados de esa negociación son el mismísimo precandidato a presidente, Alberto Fernández, y el diputado y líder de La Cámpora Máximo Kirchner. En esos contactos también cumple un rol el diputado Eduardo ‘Wado’ De Pedro. La tratativa que está abierta –aunque la insistencia quizá sea infructuosa, dados los  movimientos de Massa- es la primera candidatura a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires.

Una alternativa que siempre se evaluó –la imaginó hace más de dos meses el propio Alberto Fernández- es ofrecerle a Massa encabezar la lista de diputados nacionales del principal polo opositor para que luego sea designado  presidente de la Cámara Baja. Sin embargo, ese lugar en las últimas horas empezó a ser mencionado como el probable destino del diputado Felipe Solá para sumarlo activamente a la campaña.

En el resto de la nómina hay lugares reservados para una mujer de peso y con buena imagen en la PBA y, también, para Máximo. Si se confirma el ofrecimiento a Solá –que estuvo el lunes en el Instituto Patria, donde se entrevistó con Alberto F, con CFK y con Insaurralde-, el ex gobernador bonaerense renunciaría a los dos años que le restan de mandato para integrar una suerte de equipo con Kicillof y Magario en la campaña bonaerense.

“Con Massa la idea es marcarle bien la cancha pero no cerrar la negociación”, es la fórmula que escuchó Tiempo en la tarde del martes. La pronunciaban fuentes que siguen cotidianamente las tratativas del peronismo oficial con el fundador del Frente Renovador. Según lo que pudo saber este diario, dirigentes del massismo con inserción territorial en la PBA promueven la idea de conformar una Comisión de Acción Política para facilitar el acuerdo con el PJ oficial. Creen que el escenario cambió tras la definición de Alberto Fernández como candidato presidencial. El problema, sin embargo, sigue siendo el inescrutable Massa.

Todo esta guerra de nervios ocurre en escenarios paralelos: se suceden desde reuniones reservadas,  llamados telefónicos híper secretos, hasta mensajes por elevación vía redes sociales. Kicillof, entretanto, mantiene inalterable su campaña minimalista. Que se basa en la rutina semanal de recorrer la provincia con un reducido grupo de colaboradores, casi sin estructura ni logística y apenas un par de autos: en el fin de esta semana lo volverán a acompañar el economista Carlos ‘Carli’ Bianco (ex secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería en el último tramo del gobierno de CFK) y el empresario PYME Ariel Aguilar, de la Cámara de Manufactura del Cuero (CIMA) y polemista habitual en los programas de TV, dos de sus hombres de más confianza.